Por: Daniel Rojas Chía
Hace 18 años, un personaje llamado Thomas Anderson entró en el mundo del cine haciendo de todo un acontecimiento. Una película llamada ‘The matrix’, dirigida en ese momento por los hermanos Wachowskis y estrenada en 1999, causa una visión casi profética de la realidad que, hasta nuestros días, sólo se consolida.
El señor Anderson, estelarizado por el actor libano Keanu Reeves, fue desarrollando este personaje hasta conocerse al mítico Neo, y logra construir una saga de películas en el género de la ciencia ficción nombradas en The matrix (1999) The matrix Reloaded (2003) y The matrix revolutions (2003). Estas dos últimas se estrenaron con 6 meses de diferencia una de la otra.
Luego de tantos años y de tantos intentos por encontrar un guión lo suficientemente sólido para hacer una cuarta parte, que parecía poco probable, además porque la última entrega The matrix revolutions parecía estar cerrado la historia, esta exitosa franquicia continúa su camino con la muy esperada Matrix Resurrections.
Era de esperarse que se encontraran todos sus icónicos personajes dentro de esta nueva cinta, solo faltando el actor que interpretó a Morfeo (Laurence Fishburne) en su forma original y ahora es solamente dirigida por Lana Wachowski. En esta cinta nos encontramos con diferentes configuraciones de la realidad que van construyendo el relato y delineando la historia, mostrando al espectador esa actualidad sobre lo que pasó en todas las películas anteriores, marcando un punto de partida entre la ironía y el humor.
Mientras avanza la cinta y se describe la sensación de Neo sobre “nada es lo que parece ser”, se quiere evocar, a mi juicio, muchos de los recursos utilizados en la primera entrega sin éxito y sí regresando a esa especie de débil construcción del argumento de The matrix Reloaded y The matrix revolutions.
En la primera media hora se desata la ironía hacia la propia película, los escenarios no se sienten lo suficientemente épicos para contener todo lo que encierra el concepto de Matrix y la historia se centra pálidamente en una historia de amor que desentono un poco en la historia, haciéndola excesiva y centrándose innecesariamente en ello.
Sin duda, la primera entrega de Matrix de 1999 es el punto de partida de toda la franquicia y, por ende, su mejor versión y comparativo frente a todas las que le siguieron. Es por eso que tantas debilidades salen a flote nuevamente en esta entrega, con diálogos sin fuerza y secuencias de peleas demasiado largas que no suman en nada a la historia.
En mi opinión, muchas de las secuencias quisieron utilizar esa nostalgia de la primera entrega, entre canciones conocidas por la franquicia en nuevas versiones, pero también quiero aclarar que tiene un sentido. La película es un nuevo comienzo de las películas anteriores y se tenían que llevar a cabo todas esas referencias para conectarla por varios frentes de la película y con los recuerdos de Neo y Trinity pero, cosas como la aparición de antiguos personajes de manera esporádica solo abren numerosas dudas, minimizando a personajes tan interesantes y bien desarrollados como el Merovingio que supone algún tipo de continuación y, en mi opinión, descuidan la construcción de una historia sólida por dejar abierta una continuación.
Todo esto no significa que una película con un presupuesto de más de 150 millones de dólares fue un fracaso, no. Matrix construyó un antes y un después en el cine como en los aspectos técnicos y visuales desde el inicio con la gran historia estrenada en el año de 1999, la cual permitió general una duda colectiva de la realidad a millones de personas, construyendo nuevas realidades aparentes que el cine y la sociedad siguen desarrollando hasta el día de hoy.
Es por eso que se espera tanto de ella ya que sus dos antecesoras tampoco lograron captar toda la esencia de la primera. Esta cuarta entrega se basa más en la nostalgia de su gran predecesora que en la de seguir construyendo una historia sólida que siga adelante con el mito.
Sus grandes ambientes ya identificados desde la estética de las películas anteriores, sus icónicos personajes y gratas sorpresas como la actriz británica Jessica Henwick (Bugs), acompañados de las respuestas que quedaron por las películas anteriores, hacen que las dos horas y veintiocho minutos de duración de la película, formule más dudas en su concepción que certezas.
Matrix Resurrections, sin duda, es una película hecha para los fans ya que una persona que no esté familiarizada con las anteriores difícilmente se enganchará con una historia pobre en matices y que por momentos se vuelve cursi, pero, de alguna manera deja satisfechos a quienes crecimos y nos emocionamos con cada icónica referencia y nueva aparición que hace Neo y Trinity.
No estoy seguro si Warner Brothers estará proyectando una nueva entrega de la saga Matrix pero de una cosa sí estoy seguro, estaré en una sala de cine para verla.