Por: Rubén Darío Hernández
El movimiento social que fue convocado como respuesta a la presentación del proyecto de reforma tributaria y que, aún después del retiro de la misma, continua masivamente en las calles, reclama garantías a la protesta social, reformas estructurales, implementación del acuerdo de paz, respeto por la vida y múltiples solicitudes más, que podrían verse reflejadas en el pliego de emergencia presentado por el Comité Nacional de paro al Gobierno Nacional.
El tercer pico de COVID-19, que aún afronta el país, parece estar relegado por un pico social que ocupa la agenda nacional, agenda marcada por cifras críticas reveladas por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE):
- Para el 2020 un 42,5% de colombianos ingresaron a la consideración de “pobres”, es decir, subsisten con ingresos mensuales menores a 331.688 pesos.
- La economía presentó un desplome del 6.8%
- En Colombia se encuentran 4.1 millones de personas desempleadas.
- 2.3 millones de hogares solo logran comer dos veces al día. Entre otras.
A este panorama se suman las múltiples violaciones a los derechos humanos documentadas por la ciudadanía en el desarrollo de las protestas y denunciadas por la ONG Temblores que habla, con corte al 21 de mayo, de 2.905 hechos de violencia policial en los que se encuentran: 43 presuntos homicidios, 1.264 detenciones arbitrarias, 39 agresiones oculares y 21 víctimas de violencia sexual. Por otra parte, dos agentes de la Policía Nacional han sido asesinados y se cuenta con un registro de por lo menos 1.029 uniformados heridos.
Ante la realidad de los datos, varios sectores políticos se han preguntado por la ausencia de los entes de control en esta crisis: La Defensoría del pueblo no actualiza sus datos relacionados a las protestas desde el 11 de mayo, la Fiscalía General de la Nación aún no soporta acusaciones de infiltración de grupos ilegales en las marchas y la Procuraduría no comunica acción alguna frente a este tema.
Mientras todo esto sucede, el Gobierno Nacional y el Comité Nacional de paro se encuentran dialogando desde el pasado 10 de mayo, en búsqueda de acuerdos que permitan dar por terminada esta situación, no obstante, ante la renuncia del Alto Comisionado para la paz, quien había sido designado por el presidente para liderar esta negociación, podrían presentarse nuevos retrasos.
Aún con diálogos iniciados, la ciudadanía mantiene una movilización histórica en el país por su fuerza, duración en el tiempo y variedad de voces en la misma. Un integrante de la primera línea –grupo que se ubica al frente de la manifestación con el fin de contener posibles choques con la Policía- y a quien se le protege su identidad por razones de seguridad, manifestó:
Llevamos más de 20 días parados en el portal de la resistencia (Portal Américas de Transmilenio en Bogotá) y lo único que recibimos del Gobierno son gases, palo, bala y chorros de agua. ¿Cómo no quieren que la gente este acá? ¿Cómo pretenden controlar esta rabia así? Ya no más, estaremos acá hasta que la dignidad ya no sea un privilegio, hasta que salir no le quite la vida a nuestros amigos o hasta que nuestras mamás dejen de llorar de miedo por pensar que no vamos a volver a la casa
Por su parte, varios empresarios han manifestado su preocupación por la grave crisis económica que afrontan por la pandemia y agudizada ahora por los cierres de vías y alteraciones de orden público.
El Gobierno colombiano es garante del derecho a la protesta social, ha respetado y acompañado a los manifestantes en el ejercicio libre y pacífico de su derecho fundamental. Sin embargo, el desarrollo de varias de las manifestaciones se ha enmarcado en contextos de violencia, de daños a los bienes públicos y de bloqueos a las vías nacionales, restringiendo la libre locomoción de los ciudadanos
Indicó el Consejo Gremial Nacional
En medio de la crisis que afronta el país y con los sistemas de salud llegando a su máximo de capacidad, esta semana inicia con la continuidad de los diálogos entre los representantes de la protesta y el Gobierno Nacional en busca de acuerdos y compromisos que den por terminado el paro nacional. ¿Se estará cerca de una solución?