Por: Daniel Ramírez
Mi queridísima y estimada Señorita Muerte.
Hace algunos minutos me llegó la muy inesperada, pero a la vez agradable noticia que usted vendría por mí al final del día. Al inicio me preguntaba cuál sería la razón o el motivo de su actuar; ¿por qué habiendo tantos seres en este mundo me escogería usted exclusivamente a mí? Luego de mucho pensar y pensar, llegué a una conclusión que en lo personal juzgo como bastante obvia: estoy seguro que en algún momento usted tuvo la dicha de verme y no pudo evitar enamorarse de mí.
En estos momentos puede que se esté preguntando cómo lo supe, pero créame, no es para nada difícil notarlo en una mujer, sobre todo en una dama como usted, pues ¿cómo podría resistirse a mis encantos? Ahora bien, déjeme expresarle que a pesar de todo me siento profundamente maravillado de que mi encanto no solo llegue a las simples mortales, sino que hasta la más temida muerte haya sido atrapada por aquel don que la vida me otorgó. Con esto no quiero que se sienta incómoda o tenga celos por la vida, ella es alguien muy bella y muy bonita, sin embargo, siempre he pensado que usted es más interesante, usted tiene un algo que no sabría cómo explicar, en algunos mortales produce temor, mientras que en algunos otros produce calma, hay quienes buscan evitarla a toda costa, como hay otros que mueren por estar con usted. Podría decir humildemente que somos tal para cual, pero lamento decirle que este no es el orden adecuado para hacer las cosas. Siendo usted una dama tan ejemplar no puede llegar y simplemente llevarme para vivir con usted, puede que me parezca alguien bastante interesante, pero déjeme informarle que no soy un hombre fácil, a pesar de mis muchos encantos. Por favor no quiero que se sienta mal con esto, tampoco quiero que piense que jamás podremos estar juntos, todo lo contrario, mataría por estar con usted, pero como le digo, así no se hacen las cosas, por lo tanto, me gustaría tomarme el atrevimiento de hacerle una propuesta que estoy seguro aceptará: Qué le parece si nos damos la oportunidad de conocernos un poco más, podríamos tener algunos encuentros cercanos donde al menos podamos distinguir nuestros rostros, piénselo, sería interesante, podríamos hacerlo cada mes y así permitir que la llama del amor y la incertidumbre que conlleva el enamoramiento florezca aún más entre nosotros, para que cuando por fin consigamos estar juntos podamos amarnos sin condición.
Esta, mi estimada Señorita Muerte, es mi propuesta, fíjese que es algo que no le costaría nada, solo pediría un poco de paciencia. Usted ha llegado a fijarse en mí por como soy en vida, y considero que llegará a amarme más así, tanto como podría amarme de muerto. Tome en cuenta que su idea de llevarme me ha llegado como una noticia inesperada, y no sabría cómo amar a alguien en sus condiciones. Además, pienso que debe estar cansada de vivir tan solitaria en un mundo tan lúgubre y frío, y yo le estoy dando la oportunidad de que en algunos cuantos años podamos vivir juntos para siempre, y que usted pueda estar con alguien que sabrá como amarla por el resto de sus dias.
Siempre tuyo
Daniel Ramírez.