Por Gresly Guillén y Ana Forero
Junto con Fanny Mickey, fueron los fundadores y creadores del Festival Iberoamericano de teatro en Bogotá, ha sido consultor de la UNESCO, director del Festival de Cervantino de Guanajuato en el periodo 2001-2006, embajador de Colombia en México en el año 1994 y coordinador de cultura de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) en Madrid, España.
Además, Osorio fue promotor de la redacción y aprobación en el Congreso de la Ley general de cultura en Colombia durante el gobierno de Ernesto Samper Pizano, fue maestro y director de teatro en la Universidad Javeriana de Bogotá y en la Universidad de Guanajuato en México. Actualmente, Osorio es el Director del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo.
En entrevista con Datéate al minuto el ex ministro contó sobre sus experiencias profesionales.
¿Cuáles son sus estudios profesionales y sus mayores logros?
Estudié la carrera de letras españolas en la ciudad de Guanajuato en México, allí fui el mejor estudiante de mi generación y mi tesis llamada Metodologías del teatro latinoamericano contemporáneo fue laboreada por el jurado. También estudié para actor y director de teatro en La Mama, Bogotá, después estuve en los talleres de teatro de la Universidad Javeriana.
¿Cuál fue su principal motivación para llegar a pensar que el arte y la cultura son lo suyo?
Cuando tenía ocho años estudiaba en el Colegio San Bartolomé La Merced y formaba parte del grupo de teatro, por alguna razón terminamos actuando en el Teatro Colón de Bogotá, allí sentí lo que es el acto del teatro, ese encuentro entre el público y quienes están en el escenario. Ahí decidí que me iba a dedicar al teatro para siempre.
Dentro de su trayectoria como profesional usted habla mucho sobre México ¿Qué significa México para usted y cómo enriqueció su carrera y vida personal?
Yo nací en Colombia, pero México es para mí otro país al que amo profundamente, al que le tengo una inmensa gratitud. Llegué a México cuando tenía 22 años y tuve la oportunidad de estudiar en una universidad mexicana, de tener un mayor desarrollo profesional en el campo artístico, en el campo de teatro, me formé como promotor cultural, tuve muchas oportunidades de desempeñar responsabilidades importantes allá. Es un país que está muy presente en los más esencial de mi vida.
En 1994 fue designado como Embajador de Colombia en México, esto permitió que Colombia tuviera una cercanía a la cultura, música y artes escénicas. Se puede decir que gracias a usted Colombia dio un gran paso a la cultura y el arte ¿Cómo se siente respecto a esto?
Tengo una anécdota personal cuando el presidente Gaviria me nombra embajador en México. En ese momento yo era director general del Instituto Colombiano de Cultura, y él siempre decía que el experto en mexicanos en su gobierno era yo, entonces cada vez que venía un mexicano importante, lo atendía yo. Un día me llama y me dice “como usted ha sido durante tantos años embajador de buena voluntad, ahora sí lo voy a nombrar en propiedad, se va de embajador a México”. Colombia es un país que tiene una profunda relación con México y he hecho todo lo posible para fortalecerla.
En el año de 1997 durante el gobierno de Ernesto Samper Pizano se logró la Ley General de Cultura y en ese momento fue nombrado como primer Ministro de Cultura en Colombia, ¿Cómo fue esa noticia para usted? ¿Imaginó estar en un cargo tan importante como este en su vida y en el país que lo vio nacer?
A finales de 1993, el presidente Ernesto Samper va a la toma de posesión del presidente Zedillo (presidente de México del 01 de diciembre de 1994 al 30 noviembre 2000), y yo como embajador lo acompaño al saludo protocolar. En ese instante el presidente Samper le dice al presidente Zedillo: “me llevo al Embajador porque vamos a presentar al Congreso la Ley General de Cultura y cuando se apruebe la ley, él va a ser el Ministro de Cultura”. Cuando se aprueba la ley, el presidente me invita a visitarlo al Palacio de Nariño, al entrar a la Sala del Consejo de Ministros, (una sala muy impresionante en donde a la cabecera se sienta el presidente y todos los ministros alrededor por orden de creación del ministerio) el presidente empieza a contar uno, dos, tres, etc. y llega al número dieciséis y me dice “ahí te vas a sentar”. Así me dio la noticia. Eso me emocionó muchísimo porque el ministerio de cultura fue el último en crearse.
Cuando la familia Santo Domingo lo invita a ser el Director del Teatro Mayor ¿Pensó que sería un reto difícil de llevar?
Era un momento de mi vida muy especial porque yo ya había cerrado el capítulo en Colombia y me había ido a vivir a Madrid (España), llevaba cuatro años allá trabajando en la Secretaría General Iberoamericana, me iba muy bien, estaba muy contento porque me había enamorado de una española. A mí me invitó tanto el alcalde de Bogotá como la familia Santo Domingo a pensar en el tema y me conmovió mucho porque vi que había una opción muy grande de que Colombia tuviera una institución de estas dimensiones y, además, con un modelo de administración público-privado que pertenece a la Alcaldía Mayor. Nuestra fortaleza como país es la cultura, porque somos diversos en todo. Hoy en Colombia se hablan 66 lenguas y dialectos, nosotros tenemos una profunda herencia cultural por la forma como se fue componiendo nuestra naturaleza: afrodescendientes, venimos también de los españoles, de los indígenas y todo esto ha generado una sociedad rica y diversa. Esta es la posibilidad que me dieron al invitarme para que fortalezca todas estas relaciones. Yo siempre le digo a mis compañeros de trabajo: “dirigir el Teatro Julio Mario Santo Domingo es como decir sueñe para que la ciudad sueñe”.