Por: Carlos Andrés Vidal Martínez.
Con miras a su décima edición, el Simposio de Educación Artística, organizado por la Corporación IMA, en Ibagué, se consolida como un espacio fundamental para la circulación del conocimiento en artes y pedagogía en Colombia. Lo que comenzó en 2015 con apenas 12 ponencias hoy reúne a investigadores, artistas, docentes y estudiantes de todo el país, e incluso del extranjero, convirtiéndose en un referente nacional en el campo de la educación artística.
Boris Alfonso Salinas Ayala, coordinador del simposio y director artístico de la Corporación IMA, destacó el logro de mantener vivo un evento especializado en un contexto donde la mayoría de iniciativas similares no superan su quinta edición. “Este simposio ya es parte del patrimonio artístico-educativo del país”, afirmó Salinas, quien resaltó la participación de ponentes de regiones como el Atlántico, Cauca, Nariño, Bogotá e incluso Perú.
Uno de los pilares del simposio es ofrecer un espacio para que artistas y educadores presenten sus investigaciones, experiencias de aula y procesos creativos. “¿En qué otro lugar puede un estudiante mostrar su trabajo de grado o un docente compartir su práctica pedagógica en artes?”, se preguntó Salinas, subrayando la importancia de estos encuentros para la construcción colectiva del conocimiento.
La pandemia marcó un antes y un después: el evento se volvió virtual y, tras la reapertura, adoptó un modelo híbrido que hoy permite llegar a dos audiencias distintas. Durante la semana, las actividades presenciales se desarrollan en la Biblioteca Darío Echandía, en Ibagué, con apoyo del Centro Cultural del Banco de la República y el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes. Los sábados, la programación se transmite completamente en línea, ampliando su alcance geográfico.
Por su parte, Héctor Fernando Tijacá, representante de la Licenciatura en Artes Escénicas de la Universidad Pedagógica Nacional, participó con la ponencia “El desmontaje del personaje: un ejercicio escénico pedagógico”. Para él, el simposio ha evolucionado hacia un espacio crítico y creativo donde emergen temas transversales como los estudios de género y la investigación-creación. “La universidad no se hace solo dentro de cuatro paredes”, afirmó Tijacá. “Se construye en espacios de intercambio como este, donde los estudiantes se encuentran con otras miradas y potencian su saber de forma más profunda”.
Aunque el simposio enfrenta cada año el reto de la sostenibilidad económica, ajustando su formato según los recursos disponibles, su equipo se mantiene firme en su misión: fomentar la lectura, la escritura y el diálogo en torno a la educación en artes. Para la décima edición, planean una celebración especial que incluya una reedición conmemorativa y un ejercicio de memoria colectiva sobre una década de encuentros, redes y transformaciones.
Con su combinación de rigor académico, apertura creativa y compromiso pedagógico, el Simposio de Educación Artística no solo sobrevive, sino que florece. Y lo hace como un faro para quienes creen que el arte y la educación son pilares inseparables del desarrollo cultural del país.