Esta ha sido una semana acompañada de derrumbes masivos en el sector a causa del invierno que hace que el oriente del país, y en específico las poblaciones de Guayabetal y Villavicencio estén sin comunicación.
¿Un proyecto imposible para el Gobierno Nacional?
Una de las tragedias ocurridas en las carreteras colombianas fue un deslizamiento que cobró la vida de unas 200 personas en 1974, otro fue en julio de 2008 con un derrumbe en el kilómetro 46 que cobró la vida de 10 personas que iban en un bus intermunicipal y la más reciente fue en el 2018, con la caída del puente Chirajara que dejó nueve muertos.
Así que 10 años han sido imposibles para mantener el desafío de una infraestructura sólida y vital en la distribución de mercancías y recorridos turísticos al visitar los Llanos Orientales, acompañados por peajes elevados desde los 15 mil pesos en categoría I a 60 mil pesos en categoría V que no brindan una estabilidad exacta al momento de llegar a diferentes destinos.
La Vía al Llano ha sido víctima de una intensa lluvia durante las últimas semanas; se conoce que esa zona es la tercera del país con más lluvias, por cuanto a los 4 mil milímetros al año caen sobre la naturaleza de la región. Así la zona presenta un diagnóstico con fallas en la estructura tectónica de la cordillera Oriental, que suma a las técnicas inadecuadas de cultivos mal trazados, esto, lleva a concluir que los derrumbes y la continuidad de un proyecto no son responsabilidad de una sola entidad o persona.
Según la Revista Semana, siguen vigentes los riesgos de grandes deslizamientos en la zona, lo que lleva al concesionario y al Gobierno a la instalación de un sensor que detecte los movimientos de la tierra para estar en la capacidad de informar cualquier derrumbe.
Durante el proceso que ha tenido la vía al Llano, el Gobierno a través del Instituto Nacional de Vías (INVÍAS) ha pronunciado que brindará 50 millones para subsanar la crisis que ha vivido durante los últimos días la importante vía de gran influencia; en consecuencia se viabilizará una ruta que sea vital para el transporte de mercancías y alimentos entre el Llano y la Capital del país: entre la vía Bogotá a Sogamoso, Aguazul y Villavicencio, con un recorrido de casi 122 kilómetros, que implican 12 horas y un costo más elevado al momento de transportar y entregar mercancía.
El pasado sábado se presentó el más reciente colapso de un puente que iba conectar a un túnel, pero que, dadas la intensidad de las lluvias, fue devastado según el Cuerpo de Bomberos de Cundinamarca, por 30 mil metros cúbicos de tierra.
Adicional, la Ministra de Transporte, Ángela Orozco en una entrevista con Blu Radio, anunció que el kilómetro 58 tendrá un cierre mínimo los próximos tres meses, teniendo en cuenta el aporte que el Gobierno hará de unos 50 millones de pesos y así mismo la prevención del sector en Guayabetal, “hasta que no cambien las condiciones climáticas, el riesgo de que pueda haber un desplazamiento masivo se puede presentar, por eso, incluso, la Unidad de Riesgos ha hecho simulacros de evacuación en Guayabetal. A menos que cambien las condiciones de clima, no vamos a poner en riesgo la vida de la gente, por eso el km 58 está cerrado”.
Las causas de los posibles de los derrumbes serían el mal manejo de las instalaciones de unos galpones (construcción grande) de pollos por parte de un empresa avícola que debilitaría la montaña; esto, de acuerdo al Ministerio de Transporte que estas construcciones interrumpieron el flujo de las aguas lluvia.
¿Qué pérdidas se están presentando?
Esa carretera es la línea central de Bogotá, donde el comercio es vital para los llaneros al momento de la distribución, cada día llegan cerca de 14 mil toneladas de alimentos del piedemonte llanero, 1.800 cabezas de ganado, 600 mil litros de etanol, 600 cerdos y más de 200 vehículos cargados con materiales de construcción y a la fecha con la restricción de la carretera de 110 kilómetros impacta la economía de la capital, que representa el 26 por ciento del país y genera pérdidas cerca de los 900 millones de pesos al día.