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Alejandra Barrios, “La dama de hierro” de la MOE

Por: Diego Stiven Castro García

Alejandra Barrios Cabrera estudió finanzas y relaciones internacionales en la Universidad Externado, cursó una especialización en régimen contractual internacional en la Universidad de los Andes, y otra en resolución de conflictos en el Externado. Participó en los años noventa en el movimiento estudiantil “La Séptima Papeleta” con personajes que hoy son relevantes como Claudia López, Ana María Ruiz, Oscar Sánchez, Catalina Botero, Fabio Villa, entre otros.

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Personas que conviven con ella cuentan que tiene un temperamento tranquilo, que es una mujer que piensa las cosas antes de decirlas. No es brusca con quienes tiene a su cargo, cuentan allegados. Es madre, y la catalogan como una mujer “guerrera”, pues tratar temas de coyuntura política no es sencillo.

Barrios es fundadora y actual directora de la Misión de Observación Electoral (MOE), una entidad con 13 años; las funciones principales de esta organización son ser veedora de temas electorales, realizar monitoreos y estar al tanto en dónde posiblemente se pueden presentar fraudes, fomenta también la participación civil en cuestiones democráticas, entre otras. La MOE hace presencia en todo el territorio nacional.

Diego Castro (DC) Usted fue una de las líderes del movimiento estudiantil “La Séptima Papeleta” que llevó a que se convocara a una nueva constituyente. ¿Cuál podría ser un posible comparativo de lo que se vivía en aquella época y de lo que se vive hoy según su percepción?

Alejandra Barrios (AB). Son dos panoramas muy diferentes. Cuando estábamos en el movimiento estudiantil nos encontrábamos involucrados en un momento de conflicto, que no ha cambiado, seguimos lo mismo: con temas de conflicto. Pero ahí estábamos literalmente casi metidos en una guerra contra el narcotráfico Y del narcotráfico contra la sociedad. Teníamos el Cartel de Cali, el Cartel de Medellín. Teníamos un sistema político que estaba absolutamente cerrado. Teníamos el surgimiento de los grupos paramilitares. Además de estar cerrado, el sistema político, estaba amenazado por todo lo dicho.

Unos importantes líderes de este país fueron asesinados. Un partido político desapareció: la Unión Patriótica (UP), por sustracción de materia los fueron matando. Además, de varios candidatos a la presidencia de la república como Luis Carlos Galán, Carlos Pizarro, Jaime Pardo Leal; que fueron asesinados.

En 1991 con el proceso de la asamblea constituyente se logró uno de los momentos más maravillosos de este país que fue, no sólo las movilizaciones estudiantiles, que abrieron un campo de acción a la fuerza moral, sino también fue un espacio desde donde se podían hacer propuestas de múltiples reformas que no venían de sectores políticos ni de sectores tradicionales, sino de la juventud. Eso hizo que se sumaran diferentes sectores con la posibilidad de cambio. Lo que hicimos fue entrar al siglo XXI. Pasamos de la constitución de 1886 a la constitución de 1991 y hubo un gran reconocimiento de derechos. Pasó a ser más importante la democracia.

DC. ¿Cómo llegó a ser líder estudiantil, ¿qué la llevó allí?

Fue una confluencia de muchísimos factores. En las universidades había bastantes debates, sobre la violencia, sobre la participación del estudiantado. Yo estudiaba en el Externado una carrera nueva, finanzas y relaciones internacionales. Empezamos a hablar de la necesidad de tener un consejo estudiantil con capacidad de diálogo con la decanatura. Una cosa fue llevando a la otra; empezamos a comunicarnos con las facultades que tenían consejos estudiantiles fuertes, especialmente la de derecho. Eso nos llevó a reunirnos con universidades más interesadas con el papel que poseíamos en la sociedad. Todo eso se convirtió en la necesidad de volver a hacer un pacto, en el que tuviéramos el derecho a vivir porque en ese momento había niños y jóvenes sicarios, parecía que la juventud no tenía futuro.

Los liderazgos venían de diferentes partes. Además, era la época sin celular, sin Twitter, sin Facebook, sin Instagram, entonces había líderes en las regiones que permitían que esto fuera nacional. No fue un movimiento de sólo Bogotá sino nacional.

AB. La MOE es una entidad importante en temas electorales ¿Cuáles son los desafíos al dirigirla, de estar al frente?

Son muchísimos. Durante el inicio era lograr mantener la independencia de los intereses privados o políticos de cada momento. Que el trabajo de la MOE no fuera un discurso ideológico, sino que pudiera dar elementos para entender diferentes tendencias y pensamientos ideológicos. Mantener esa independencia y credibilidad considero que fue el primer reto.

Puedo decir con orgullo que se ha posesionado como una organización que busca darles garantías y participación política a todos los sectores por igual. Nosotros nos sentamos a hablar con el mismo respeto con todas las fuerzas políticas con el mismo respeto y la misma capacidad de diálogo y de escucha, ese es el desafío más grande.

El segundo reto es interno y consiste en que todos podamos trabajar en el marco de la profunda convicción de los valores democráticos, del respeto de los DDHH, de tratarnos bien, en equidad, sin distinción de género o raza.

Imagen tomada de semana.com

DC. ¿Cómo ha cambiado el escenario electoral desde que existe la MOE?

AB. Hemos visto profundos cambios. Cuando nosotros empezamos a observar desde el 2006, el primer proceso electoral, Inclusive en materia de infraestructura electoral era diferentes. Las votaciones no tenían que ser bajo techo, teníamos cortes de luz en los municipios y se hablaba de los fraudes a partir de esto.

Había poca comprensión de los procesos electorales por parte de la ciudadanía, inclusive de los mismos candidatos, era como una cosa para iluminados. Se hablaba de formularios E-11, E-14, E-26 y eso sonaba como para expertos. Lo que hacemos es apoyar para entender que la democracia es de todos y no para expertos.

DC. Como bien se decía, la MOE es una entidad que toca temas electorales, pero en los últimos informes y documentos realizados por ustedes, sobre los comicios que ya pasaron ¿Acertaron o por el contrario se equivocaron, como por ejemplo la compra de votos en ciertas partes del país?

AB. Esa información es de la ciudadanía que nos reporta. Aquí hay que ser claro: nosotros no le leemos el tarot a las elecciones ni el chocolate ni el cigarrillo. Generamos alertas tempranas y hacemos unos mapas de riesgos electorales que tienen que ver con el análisis estadístico. Cuando hablamos de temas indicativos de riesgo electoral, de los últimos procesos electorales, para cada uno de los 1101 municipios del país, tú haces análisis estadístico, lo que estás diciendo es: ojo, aquí hemos tenido unos comportamientos irregulares que se salen del promedio del comportamiento del país. Sin embargo, creemos que puede haber una explicación sensata porque puede ocurrir que el promedio de participación es del 60% y en elecciones el porcentaje de participación fue del 20%.

DC. ¿Qué tan maduro es el elector de hoy en día?

AB. Colombia es un país desigual en esa materia. No es lo mismo el electorado en las grandes ciudades que tienen mayor acceso a la información, que tienen un buen número de debates que les permite ver si los candidatos son consistentes, si conocen la ciudad o el departamento. No hay la misma capacidad de los ciudadanos para movilizarse, y para los candidatos de hacer campaña.

Por ejemplo, en Arauca a los candidatos se les dificulta salir del casco urbano y el ELN ha sido una presencia muy fuerte. Incluso en zonas de Bogotá no hay la misma información que en el centro de la ciudad: en zonas como Chapinero, Usaquén, Teusaquillo o Suba las personas están mejor informadas que en zonas como Sumapaz, algunas partes de Kennedy, de Ciudad Bolívar que tienen medios y acceso a determinada calidad de información. Dentro de las mismas ciudades hay diferencia, dentro del mismo país hay diferencia.

Imagen tomada de semana.com

DC. ¿Cómo le ha cambiado la vida la MOE?

AB. Me ha cambiado la vida completamente. Cosas tan sencillas: yo no tengo un correo personal, yo sólo tengo un correo y es el institucional, y ese lo revisan en la oficina, quiere decir: no tengo un correo privado. No tengo un Twitter privado, no puedo decir todo lo que se me pasa por la cabeza ahí misma.

Obviamente modificas las relaciones que tienes con los amigos, porque conoces a mucha gente que está metida en el mundo de la política, pero no pueden ser tus amigos, no puedo irme de farra con congresistas, ministros, tomadores de decisiones, gobernadores, porque si no en dónde estás. Tu vida privada debe ser un ejemplo de lo que predicas, tienes que volverte exigente en cómo llevas tu vida, la disciplina y la forma de cómo afrontas desde la vida privada tu vida pública.

La MOE ha sido para bien porque además fue mi decisión de vida, nadie me la impuso, me gusta la vida que tengo. Los principios que son rectores de mi vida privada han sido: la equidad de género; en que todos nos tratemos por igual, el respeto a la dignidad del ser humano, el cariño por el país, y la intolerancia completa a la violencia.

Escuche la entrevistas completa a continuación.

| Nota del editor *

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