Por: Daniel Rojas Chía
¿Cómo se puede saber cuántos golpes de la vida una persona es capaz de aguantar?
La directora rusa Mounia Meddour se encuentra de nuevo con la actriz Lyna Khoudr con Houria o como se le llamó en América Latina: ‘Bailando en silencio’. Esta cinta muestra a una bailarina lesionada que tiene que aprender a usar de nuevo su cuerpo y poder continuar por encima de las dificultades.
Luego de que la directora ganara premio César por su ópera prima llamada Papicha, Meddourre regresa con una película sensible que habla sobre cómo se pierden cosas, del cómo se pierde la capacidad de sentir o perder la inocencia, la amistad, la movilidad una de las extremidades, la voz, la autoestima o hasta si mismo.
La película cuenta la historia de Houria, ella tiene un gran sueño por cumplir y muchos problemas que afrontar actualmente. Ella vive en Argel y es una bailarina joven y talentosa, sin embargo, tiene que trabajar para ganarse la vida. Por ello, por el día trabaja como señora de la limpieza y por la noche participa en apuestas al margen de la ley. Una noche su vida cambia para siempre cuando es atacada por Ali y acaba en el hospital. Con su sueño de ser bailarina roto, tendrá que aprender a volver a querer su cuerpo. Esto lo hará gracias a estar rodeada de un grupo de mujeres maravillosas que están igual de rotas que ella.
Desde el principio, las imágenes que van construyendo la narración muestran repetidamente cámara al hombro, que recrean constantemente cierta tensión que configura la protagonista con sus situaciones, tocando temas como la migración, la violencia contra la mujer, la guerra y todos estos vejámenes que esta tiene hacia el género femenino, las profundas dificultades que tienen los sistemas políticos en los indultos y el perdón, los traumas causados por situaciones difíciles y sus secuelas.
La directora le propone al espectador durante toda la película, un ejercicio constante de contemplación con imágenes construidas en planos largos que logran poner al espectador en los espacios, acompañados de mensajes potentes como el mismo nombre Houria, que significa “libertad” en árabe.
Es importante resaltar que la actriz nacida en Argelia Lyna Khoudri es uno de los rostros de la nueva generación del cine francés, tras haber protagonizado Gagarine, November, Nos Frangins y recientemente Los tres mosqueteros.
Bailando en silencio es una película cruda, franca y construida desde esa importante visión de mujer, pero también desde la belleza del arte, de la sensaciones de la danza y la música que es maravillosa en la cinta, entre el bellísimo lenguaje del cuerpo y la fuerza del ser humano aunque se diga a sí misma “Ya estoy muerta” y continuar creyendo que todo tiene sentido y lugar en un mundo cruel y muchas veces injusto.