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Colombia: También somos una nación de migrantes

Los migrantes historicamente han constituido una parte importante de la historia de Colombia no solo a nivel cultural, sino en otros aspectos.

Datéate 48

Por Cristian Alexis Vega Canasteros. 8vo semestre

En estos momentos Colombia atraviesa una de sus más grandes crisis desde sus 219 años de vida republicana, no solo por las tensas situaciones internas derivadas de la implementación del Acuerdo de Paz con las antiguas insurgencias de las Farc, la amplia desigualdad social, la ausencia del Estado en varios puntos del territorio nacional, el incumplimiento del respeto a los derechos humanos y la presencia de nuevos actores armados.

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Por un lado, está la crisis migratoria que llevó a más de un millón de venezolanos a huir de su país para instalarse en Colombia, situación que por la inestabilidad del país vecino tenderá a crecer indefinidamente.  A ello se suma una creciente xenofobia, que perfila a los migrantes venezolanos y a muchos extranjeros como una amenaza.

También empiezan a emerger discursos radicales, en tiempos en los que el discurso de la “raza pura”, que muchos creíamos superado, ha vuelto más radicalizado. Ello gracias a nuevas narrativas populistas; al ascenso al poder de dirigentes radicales como el caso de Donald Trump, Vladimir Putin, Jair Bolsonaro, Andrés Manuel López-Obrador, Rodrigo Duterte, Recep Tayyip Erdogan, entre otros.

En el caso particular de Colombia, aún permanece la guerra política que ha mutado y aún mantiene una herida abierta desde la lucha por el Plebiscito de la Paz, y que alcanzara niveles de difamación y desinformación durante las elecciones presidenciales del año pasado, fenómeno que amenaza con extender el odio izquierda-derecha hasta las elecciones regionales, e incluso hasta las presidenciales del 2022.

Esa dicotomía entre los “buenos” y los “malos” requiere un tratamiento riguroso y alejado de prejuicios, con mayor razón si se trata de seres humanos que se mueve de un lado para buscar mejoras en su condición de vida y de sus familias, puesto que resulta contraproducente e injusto endilgarle los problemas internos del país a los migrantes.

Para tales efectos es necesario analizar el caso estadounidense, país que desde su misma fundación ha acogido a millones de ciudadanos de diversas nacionalidades, que en contraprestación ha recibido invaluables aportes en mano de obra, la formación de negocios y empresas, la innovación y la creación de conocimiento, y el encuentro de múltiples culturas, que han convertido a Estados Unidos en la nación más poderosa del mundo.

Dicho proceso ha generado a lo largo de la historia el malestar de un grupo de ciudadanos nativos, mayoritariamente de raza blanca, ubicados en las zonas más pobres, apartadas y de origen campesino de la región céntrica y de las antiguas provincias de la Confederación Sureña, donde la presencia de migrantes es mucho menor que en las ciudades periféricas como Los Ángeles y San Francisco en California, Miami, Orlando y Tampa en la Florida y Nueva York, donde está la mayor concentración de personas de diversos países.

El otro caso interesante de estudio es el japonés, en donde la migración está sumamente restringida a las personas que tengan algún tipo de actividad económica o que mantengan un vínculo marital con ciudadanos japoneses, y que observen un estricto respeto a la finalidad del matrimonio de tal modo que no sea usado con el fin de obtener la nacionalidad japonesa, a diferencia de los Estados Unidos, y que ha tenido efectos favorables en el desarrollo de nuevas ideas de negocios y en la transformación de productos, fenómeno que del mismo modo ha incidido en la alta tasa de suicidios y muertes a causa de la enorme carga laboral de los japoneses.

Como se ve, es tan nocivo el hecho de cerrarse al mundo, como no tener las condiciones plenas para atender a todos estos ciudadanos, que en últimas es lo que le está pasando a Colombia, que a medida que avanza la crisis migratoria venezolana, ha mejorado sus procesos migratorios, a fin de permitir que no solo quienes huyen de la situación causada por la fractura política que vive el país bolivariano, sino quienes vienen en búsqueda de oportunidades de negocios o residencia, puedan hacer su aporte a la construcción de país.

¿Qué es lo que tanto le ha aportado la migración a este país? La respuesta es muy simple. La presencia de migrantes en nuestro país hizo que pasáramos de ser una nación netamente rural en el inicio de nuestra vida republicana para darle paso a una nación industrializada a finales del siglo XIX y principios del XX (que quedó paralizada por el auge de la Violencia en los años 40) para ser el referente actual de crecimiento en Suramérica junto con Chile y Perú, además de una de las potencias latinoamericanas, superados por México, Brasil y Argentina.

De hecho varios de los adelantos logrados desde entonces, han sido obra de extranjeros como Leo Kopp con la introducción de la Cerveza; Leopoldo Rother, pionero en el desarrollo de la arquitectura; la artista argentina Marta Traba, una de las primeras impulsoras del arte; el español Jesús Martín Barbero, gestor de un Movimiento sociológico latinoamericano; Alexander von Humboldt y Thomas Van der Hammen; estudiosos de las especies nativas de nuestro país, que junto con otros ilustres ciudadanos de diversas nacionalidades, que desde sus áreas de acción aportaron para construir la sociedad en la que hoy vivimos.

La presencia de ciudadanos y empresas extranjeras ha permitido el crecimiento de los diferentes sectores del aparato productivo y de la cultura, lo que es de beneficio para los colombianos que han podido acceder a nuevas oportunidades de trabajo, gracias a la presencia de varias empresas de origen extranjero que han ofrecido oportunidades a cientos de colombianos en la tercerización de servicios, en hotelería y turismo, en desarrollo tecnológico, en la banca y la generación de contenidos. Eso también implica el crecimiento de las relaciones comerciales entre Colombia y varias naciones y regiones del mundo, lo que está representado en la presencia de 23 organismos binacionales de comercio, en la concurrencia de empresarios internacionales en el país, así como la llegada de empresas colombianas a varios países del mundo.

En torno a la migración hay mucho que pensar, ya que todos los colombianos en últimas somos el resultado de la mezcla de culturas y del movimiento interno y externo de grupos poblacionales. El país ha crecido y se ha vuelto más competitivo gracias a la presencia de migrantes e inmigrantes, y al hecho que muchos de nuestros compatriotas también le están aportando a nuestro país desde la lejanía, y que de igual forma como estigmatizamos a los extranjeros en nuestra nación, también hay personas que estigmatizan a los nuestros. No se trata de devolver el pago con la misma moneda, se trata de que con acciones de inclusión y no discriminación podamos aportar para mejorar la vida de un migrante, que con las condiciones dadas podría aportarle mucho al país.

| Nota del editor *

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