Los psicópatas en el cine se convirtieron desde hace décadas en parte fundamental del género de terror, suspenso y por supuesto en el thriller.
Cintas icónicas como Psicosis (1960) dirigida por el británico Alfred Hitchcock, uno de los maestros del cine, que hace una inspección sobre la personalidad de Norman Bates; o la reciente Longlengs (2024), que aborda las personalidades psicópatas y temas sobrenaturales, para no ir tan lejos.
No hables con extraños es un remake de una película danesa homónima estrenada en 2022, que en esta ocasión cuenta con James McAvoy como protagonista, acompañado por Mackenzie Davis, Scoot McNairy y Aisling Franciosi, dirigida por el británico James Watkins.
Con un argumento simple, No hables con extraños cuenta la historia de una familia estadounidense que es invitada a pasar el fin de semana en la idílica finca de una encantadora familia británica con la que entablaron una amistad durante sus vacaciones en Italia. Lo que comienza como unas vacaciones soñadas, pronto se convierte en una pesadilla.
James McAvoy (Paddy), es el que propone, marca la diferencia y le da ritmo a la película con la tensión de lo que hará a continuación, y aunque por momentos tiene muchos rasgos de su personaje en Fragmentado (2016), muestra a un personaje lo suficientemente aberrante como para catapultar los puntos de giro.
El joven actor Dan Hough (Ant) también capta la atención del espectador, aunque las condiciones de su personaje lo limitan, lo que no impide que sobresalga en un guion lineal y con muchos huecos argumentales, o que se hubieran podido desarrollar mejor.
No hables con extraños logra su cometido de tensionar a lo largo de una hora y cincuenta minutos, con recursos conocidos como la intriga por medio de detalles que se van revelando con cada personaje.
Es una lástima que las motivaciones de los personajes sean tan poco claras y de pobre desarrollo, hecho que termina debilitando a sus personajes y sin duda, una vez más el trailer, en mi opinión, perjudica a la película.
No hables con extraños nos recuerda la necesidad de ser selectivos para aceptar invitaciones de personas desconocidas, película que se deja ver, en gran medida por la fuerza que le imprime James McAvoy. Juzguen ustedes.
