Por: Daniel Rojas Chía
El actor y director británico Kenneth Branagh, conocido por su interpretación y dirección de la saga cinematográfica basada en las obras de Agatha Christie, entre otros, regresa con Cacería en Venecia (A Haunting in Venice), interpretando al interesante Hercule Poirot.
Esta película marca la tercera adaptación de los misterios de la renombrada autora de novelas de misterio, para en esta ocasión, adentrarse en el territorio de lo sobrenatural.
Las dos películas previas que adaptó al cine, Asesinato en el Expreso de Oriente, estrenada en (2017) y Muerte en el Nilo de (2022), tuvieron sus altas y sus bajas. Ahora este cineasta ha decidido dar un vuelco inquietante a la fórmula tradicional de Christie desde Cacería en Venecia, para lo cual se basa en Las manzanas, novela de 1969, a la que le suma un toque terrorífico que le agrega una nueva dimensión a la trama con un tono desde el suspenso y el thriller.
Hercule Poirot, personaje de Branagh, sin duda tomó mayor vuelo, el cual ha tenido protagonismo desde las anteriores películas con conflictos que han transformado al personaje de modo favorable, con mayor profundidad y diferentes capas que lo hacen aún más intrigante.
Desde la primera entrega, Poirot se veía inquebrantable y sólido, pero gracias al desarrollo del personaje encontró la fragilidad suficiente para proponer una historia que, en mi opinión, puede ser la mejor de la trilogía. Desde Asesinato en el Expreso de Oriente los personajes y la narrativa tienden a parecerse mucho, también ligados a esa visión clásica del misterio y las incógnitas de cada personaje a modo de rompecabezas.
En mi opinión, la primera película se puede disfrutar en todo aspecto, con una puesta en escena muy teatral, que en ocasiones logra apreciarse de manera diferente que el cine. No es el caso de Muerte en el Nilo, pues si bien su narrativa pretende ser espectacular, resulta poco convincente, con pobres actuaciones que quisieron acercarse a esa estética del teatro, que en esta ocasión no funcionó.
Cacería en Venecia se sobrepone a los baches y posibles errores de sus anteriores entregas, logrando una película equilibrada y con buenos momentos, con un Hercule Poirot que se mira cada vez más a sí mismo, sin olvidar los profundos exámenes de la condición humana que Agatha Christie hacía en sus novelas, en las que daba cuenta de la oscuridad y luz de los seres humanos.
Esta trilogía capta la esencia más clásica del thriller, y si está dispuesto a apreciar desde este punto de vista sus valiosas adaptaciones, encontrará una película más que dispuesta a intrigar, que lo invita a mirar más allá de lo primero que perciba, con una aparición del famoso y mejor detective del mundo, monsieur Hercule Poirot.