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Cuando el ratón cuida del queso – segunda parte

Hasta el pasado primero de junio, el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz registró 130 muertes de líderes sociales y defensores de derechos humanos en Colombia. En el municipio de Soacha, el panorama no dista mucho de la realidad que azota a nuestro país. Las vidas de estas personas se esfuman impunemente convirtiéndose en simples números de un conteo, al parecer, interminable.

Por: Lorena Reyes Araque

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Caminando el Territorio: “Buscamos una transformación positiva de las realidades del municipio”

De la mano de su padre, siendo una adolescente, llegó a vivir a la comuna 6 de Suacha; exactamente en la urbanización San Carlos. Su mirada fue curiosa mientras exploraba el paisaje y, de repente, tuvo su primera inquietud. “Se me hizo raro ver unas montañas totalmente amarillas, cuando en el colegio a uno le enseñan que son verdes”. Los vecinos tampoco sabían; su padre, mucho menos. Ella tuvo que indagar un poco más para entender que eso era un daño ambiental producto de la minería, actividad que en gran mayoría de casos no recupera los ecosistemas nativos afectados.  

Karen Sereno es administradora ambiental, vocera y cofundadora del colectivo ambiental Caminando el Territorio (CET). Desde que pisó el municipio se arraigó a él, reconoció sus problemáticas y se formó académicamente para transformar esas cuestiones ambientales que agobian a la comunidad soachuna. Realizó sus prácticas en la Alcaldía municipal con el anhelo de brindar soluciones reales, pero la realidad, como siempre, supera la ficción: “desde ahí se maneja una burocracia bastante fuerte y, desde mi experiencia personal, noté que era más un cumplimiento de metas y entrega de resultados que en realidad solucionar una problemática de fondo”.

Con el sinsabor por la falta de identidad y pertenencia desde la administración, Karen decidió apostarle al trabajo comunitario y colectivo: “busqué otras alternativas y comencé a unirme con la comunidad, que éramos los realmente afectados por esas problemáticas, que las vivimos y las sentimos”.

Su iniciativa tomó más forma cuando conversó con su amigo Gabriel, con quien iniciaría a caminar el territorio: “él me dijo: si a nosotros nos pasa este sentimiento de querer descubrir, mejorar y enamorarnos de Suacha, seguramente a más gente le ocurre lo mismo. Entonces decidimos comenzar a organizar caminatas de reconocimiento territorial con los jóvenes del municipio”.

Sin imaginar el impacto que tendría, CET ya cuenta con ocho años de trabajo desarrollando procesos de educación ambiental, gestión ambiental e investigación territorial: “el objetivo de nuestro colectivo siempre ha sido transformar las realidades negativas desde el mismo imaginario que tenemos las personas que habitamos el municipio”. Analizar los ecosistemas, debatir frente a las problemáticas, fomentar la apropiación cultural y generar una postura crítica son los retos que se han trazado.

Son muchos los momentos y recuerdos especiales; pero Karen destaca tres que recuerda con mucho cariño, porque indudablemente fortalecieron al colectivo. El primero fue la movilización que convocaron en el año 2013 contra las prácticas de maltrato animal que tenía el Circo Hermanos Gasca. El segundo, y uno de los más importantes, el proceso de aproximadamente cuatro años defendiendo el páramo ubicado en la Vereda San Jorge. Por último, pero no menos importante, la publicación de su primer libro Descubramos nuestro territorio: dimensión ecológica y transformación urbana de Suacha.

Karen esboza sonrisas sin notarlo cuando habla de su trabajo, y se siente agradecida de todo lo que ha sumado positivamente a su vida. “Me siento una mujer muy feliz por trabajar en CET, me ha formado como persona, como mujer y como profesional”. Ejerce con rigurosidad su labor y encuentra en la academia la fortaleza que necesita; su propósito es ser cada vez más asertiva con las propuestas de transformación y educación.

Ser líder ambiental o vocero de alguna causa social es sinónimo de valentía y persistencia; implica estar dispuesto a recibir todo tipo de comentarios. Karen ha soportado los fríos hostigamientos de quienes han visto afectados sus intereses económicos: “te vamos a enrollar la lengua”, “Los paramilitares van a llegar a la vereda a matar a todo el mundo”. Incluso ha enfrentado las presiones familiares: “mi papá me dice ‘oye, está mal, estás arriesgando mucho’, y te pone a pensar esa situación”.

Como se dice popularmente, se necesita un estomago de acero para afrontar los malos ratos; pero se requiere mucha más pasión para continuar en la lucha. “El amor al territorio y a su comunidad, eso es algo que nunca te deja desfallecer ni soltar por lo que estás trabajando. Para un líder es difícil desprenderse de ese trabajo comunitario porque es la vida de uno también”.

Karen tiene una opinión sobre la administración municipal y las autoridades ambientales: “nosotros, desde CET, denunciamos que el control y vigilancia que se hace a la actividad minera en el municipio es ineficiente”. Para ella, resulta incomprensible cómo, cada vez más, se destruye el patrimonio ecológico de Soacha y, simplemente, no pasa nada.

Está comprometida con el territorio porque, desde su profesión, busca darle el respeto que el medio ambiente reclama: “el sistema extractivista, destructor y depredador de la naturaleza es lo que nos tiene así”. Siempre ha tenido claro que estudió su carrera no para que la llamaran doctora, sino para defender el medio ambiente: “yo estoy dispuesta a seguir dando mi vida y el servicio a la comunidad”.

Caminando el Territorio, continuará recorriendo el municipio, exaltando su belleza y compartiendo saberes con sus comunidades. Pero, sobre todo, seguirá parado firme ante las injusticias y los intereses particulares que tanto han afectado nuestro patrimonio: “uno de nuestros principios es la justicia y la sustentabilidad ambiental territorial, y Suacha exige y reclama esa justicia. Por eso seguiremos trabajando”.

Ya finalizando nuestra charla, Karen agradece mi persistencia para buscarla; sonreímos y nos agradecemos el espacio para intercambiar saberes. Cordialmente, me invita a ser parte de los procesos cuando termine la pandemia y me deja una última reflexión: “debemos querer, amar, respetar y sentirnos orgullosos de Suacha porque es un territorio con una historia ancestral, cultural y ecológica muy importante para la Sabana de Bogotá”.

Nepotismo

El nepotismoes la preferencia que se le da a parientes, amigos o allegados para ocupar empleos o cargos públicos, sin evaluar sus aptitudes para desempeñar tales funciones. En Soacha, esta conducta ha permeado durante 12 años la Dirección de Gestión Bioambiental y Asistencia Técnica Agropecuaria de la Alcaldía Municipal.

Tras las pasadas elecciones regionales en Colombia, el señor Juan Carlos Saldarriaga fue designado alcalde del municipio. Algunos medios locales, durante los meses de diciembre de 2019 y enero de 2020, dieron a conocer los funcionarios que conformarían su gabinete. Carolina Forero, ecóloga y magíster en Gestión Ambiental, fue presentada como Directora de Gestión Bioambiental.

Para sorpresa de todos, Forero no fue quién ocupó el cargo. El día 3 de febrero, en el lanzamiento de la campaña “Así queremos nuestros humedales”, la señora Argeniz Bello Bello apareció como directora de Gestión Bioambiental. Carolina Forero se presentó como Asesora de Despacho en materia ambiental.

Las reacciones no se hicieron esperar por la extrañeza de este hecho. El 6 de febrero, Caminando el Territorio, junto con otras organizaciones ambientales, radicaron un derecho de petición dirigido al alcalde, demandando explicaciones ante esta designación.

Las razones a las que Caminando el Territorio aludió para la inviabilidad del nombramiento de Argeniz Bello son, por un lado, sus relaciones de consanguinidad y afinidad con los dos anteriores directores de este cargo. Por otro, los vínculos de sus familiares con el sector minero en Soacha.

La Alcaldía municipal envío su respuesta el día 2 de marzo. En esta, manifestaron haber realizado un estudio de la hoja de vida de Argeniz, y que no encontraron inhabilidad para que ejerciera el cargo. Además, declararon que, en el registro de intereses privados, la señora Bello aseguró que ella ni sus familiares ejercían actividades económicas de carácter privado. Por lo tanto, afirmaron que no existía ningún vínculo familiar entre la funcionaria y los titulares mineros, anexando su informe genealógico completo.

De acuerdo con la sentencia C-903 de 2008 de la Corte Constitucional, se describe la práctica de nepotismo de esta manera: “…En virtud del cual los servidores públicos no podrán nombrar como empleados a personas con las cuales tengan parentesco hasta el cuarto grado de consanguinidad, segundo de afinidad o primero civil, o con quien estén ligados por matrimonio o unión permanente. Tampoco podrán designar a personas vinculadas por los mismos lazos con servidores públicos competentes para intervenir en su designación”.

Tras la revisión del árbol genealógico de Argeniz, CET pudo comprobar que Esperanza Montoya Bello, Exdirectora Bioambiental desde el 2013 hasta el 2019 es prima de la actual encargada. Además, Jhon Pedro Cometa, su exesposo, fungió también como director durante el período 2010-2012.

De este modo, se generaron dudas sobre los lazos de consanguinidad y afinidad que refieren el hecho de nepotismo. Según CET, la Dirección Bioambiental ha estado a cargo de la misma familia durante nueve años: “tienen el ratón cuidando el queso, y eso sería una prueba de por qué no se hace nada frente al tema minero en Soacha”, asegura Karen.

Desde el año 2015, Caminando el Territorio ha denunciado nexos de la familia Bello con la actividad minera del municipio. “La señora Argeniz nunca ha negado su relación con mineros en el municipio de Suacha; esto nos llevó a profundizar nuestra investigación para tener pruebas frente a la denuncia que hemos venido haciendo”.

A través de una solicitud a la Corporación Autónoma Regional (CAR), se conocieron los procesos sancionatorios de los últimos 10 años en el corregimiento 1 del municipio. En este informe, se encuentran ocho expedientes, en los que se tramitan sanciones por infracciones ambientales: lavado de arena y vertimientos al río Suacha, explotación minera sin permiso ambiental, entre otros. Nuevamente, tras analizar el árbol genealógico de Argeniz, CET comprobó que sus tíos, tías e incluso sus padres son quienes figuran en dichos procesos sancionatorios.

Por esta razón, organizaciones ambientales y líderes sociales reclaman justicia y respeto por el territorio junto con sus comunidades. “Lo único que nosotros le solicitamos al actual alcalde es, primero, la revocatoria de la señora Argeniz, porque evidentemente no es ético que ella continúe en ese cargo. Y segundo, que se nombre a una persona profesional sin ningún tipo de conflicto de intereses en el municipio de Soacha”.

| Nota del editor *

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