Titulado “Conectar a la Colombia Profunda”, este episodio resalta los esfuerzos del proyecto Digitalia por llevar internet, educación y oportunidades a las comunidades más apartadas del país.
En Colombia, el 90% de los medios de comunicación están concentrados en las ciudades capitales, dejando al resto del país en una suerte de “apagón informativo”. Esta desigualdad no solo afecta la representación de las regiones en los grandes medios, sino también el acceso a herramientas fundamentales como el internet. Según Juanita Espeleta, jefe de la Oficina de Fomento Regional del Ministerio TIC, “el modelo tradicional del internet en Colombia ha obedecido a una lógica de mercado, dejando de lado a las comunidades rurales y vulnerables”.
Una de las estrategias más innovadoras presentadas en este capítulo es el modelo de Juntas de Internet, que busca empoderar a las comunidades para que se conviertan en proveedoras de su propio servicio de internet. Estas juntas están compuestas por organizaciones sociales, juntas de acción comunal y colectivos étnicos, quienes son capacitados en temas técnicos, legales y administrativos para ofrecer una conexión a bajo costo mediante una tarifa social acordada por la comunidad.
Historias como la del corregimiento Domingodó, en el Chocó, y Chilvicito, en Tumaco, demuestran el impacto transformador de este programa. En Domingodó, el internet llegó antes que el agua potable, destacando la deuda histórica con estas comunidades. Aun así, los jóvenes se han “empeliculado” con la idea de garantizar la conectividad para mejorar la calidad de vida de su población. En Chilvicito, mujeres de una asociación cacaotera han comenzado a vender sus productos directamente, eliminando intermediarios y fortaleciendo su economía.
El capítulo también resalta cómo la conectividad puede ser el primer paso hacia un desarrollo integral. Desde la tecnificación del campo hasta la posibilidad de acceder a la educación virtual, el internet se convierte en una herramienta para cerrar brechas sociales y económicas. En palabras de Espeleta, “el internet no es solo un servicio, es un derecho habilitador de otros derechos”.
En La Guajira, el convenio con la asociación indígena Acatzinja representa un modelo de éxito. Gracias a alianzas estratégicas con empresas privadas y tecnologías innovadoras como el dispositivo WOC, se espera conectar a más de 10,000 hogares en 2025, llevando internet de alta velocidad a través de un cable submarino y radioenlaces revolucionarios.
El episodio muestra que el verdadero desafío no radica únicamente en desplegar infraestructura, sino en lograr que las comunidades se organicen para gestionar y sostener estos proyectos a largo plazo. Laura Gómez, actriz de la serie, destacó cómo estas iniciativas requieren un compromiso colectivo: “El gran reto es que las comunidades se apropien de este modelo y se organicen para alcanzar un objetivo común”.
La serie también destaca el enfoque transmedia de Digitalia, que utiliza múltiples plataformas para comunicar y conectar. Natalia Gordillo, diseñadora del proyecto, enfatizó la importancia de contar historias desde los territorios para visibilizar las realidades locales. “Digitalia no solo alfabetiza hacia afuera, sino también hacia adentro. Es una caja de herramientas para las comunidades, pero también para nosotros como equipo”.
El segundo capítulo de Digitalia: En Línea es un recordatorio de que el acceso al internet y la información no es un lujo, sino un derecho que puede transformar vidas. Al democratizar la infraestructura mediática y fomentar la alfabetización mediática, Digitalia no solo conecta a las regiones más apartadas de Colombia, sino que también las empodera para que sean protagonistas de su propio desarrollo.