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El aborto: la odisea de grandes decisiones

No bastó con un solo día para tomar la decisión, pensaba por qué tenerlo y por qué no, en que no estaba preparada emocional ni económicamente, sentía como si me hubiese arruinado la vida...

Por: Zuli Geraldine Cortés Gerena

En ese momento tenía 17 años, fue en 2019, durante un tiempo me empecé a sentir hinchada, no me llegaba el periodo, sentía a veces mareos y estaba un poco sentimental porque me daban ganas de llorar en algunas ocasiones, eso me hizo tener presentimientos y a mi familia sospechas, luego de dos pruebas de embarazo, una dando negativo y otra positivo, fui con mi mamá a Restrepo para hacerme una prueba de sangre, cuando ya terminó, llegó un doctor encargado con un papel, pero mis nervios me invadieron, eran tan grandes que no pude ver el resultado, ya presentía lo que diría aquel papel. Entonces mi mamá sí miró el resultado, quedó con una expresión de asombro mientras me decía que sí, estaba embarazada, mi papá que había llegado después al lugar también vio el papel y estaba muy bravo, como nunca lo había visto, luego el doctor nos dijo que yo tendría cerca de un mes de embarazo. Al llegar a la casa le contaron a mi abuela, me sentía muy mal, culpable, lloré, yo sabía que tenía que tomar una decisión, me puse a pensar demasiado en las opciones y no pude dormir esa noche.

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 No bastó con un solo día para tomar la decisión, pensaba por qué tenerlo y por qué no, en que no estaba preparada emocional ni económicamente, sentía como si me hubiese arruinado la vida y pensé en que podría aceptar al bebé si lo hubiese tenido con alguien mejor. Entonces tomé una decisión con la cual mi familia me apoyó, porque mi abuela me advirtió que no iba a criar otro niño, mi mamá no estaba tan enojada porque ella me entendía más al pasar antes por abortos espontáneos y mi papá encontró una fundación llamada Oriéntame donde realizaban estos procedimientos de manera legal, y a pesar de que mi papá me dijo que no le contara nada al chico con quien tuve relaciones sexuales, también le conté de mi decisión y él la aceptó. 

En este lugar me realizaron una ecografía, me hablaron de los dos procedimientos y preguntaron cuál prefería, me aconsejaron que era mejor no sacarlo con las pinzas por partes, porque era aún más traumático, entonces la otra opción era con pastillas, la primera interrumpía el embarazo, al día siguiente tomé 4 de otro medicamento, después en la fundación me dieron otra pastilla y al otro día me dieron la última pastilla.

Esta última pastilla tenía el fin de expulsar el feto mediante hemorragia, al tomarla me empezaron cólicos tan fuertes que eran inaguantables y sumamente horribles, luego sentí escalofríos, también como si tuviera fiebre, tenía que ir al baño cuando sentía mi toalla higiénica muy manchada, esto era constante, a la vez tenía una sensación de vomitar y necesidad de defecar, sentía que se me iban las luces por culpa del dolor inimaginable, casi me retorcía, estaba muy cansada, mi abuela estaba preocupada y mis papás estuvieron pendientes. 

Tiempo después se me calmaron lentamente estas sensaciones, tomaba bebidas calientes, aunque seguía cansada, por todo esto me enfermé de anemia, para recuperarme tenía que tomar muchas proteínas, vitaminas, pastillas y comer bien, luego, un día fue a verme el chico con quien tuve sexo, había cambiado de opinión y me dijo que lo que hice estuvo mal, aunque no lo tuve mucho en cuenta, no éramos una pareja. 

Volví a la fundación para que me hicieran otra ecografía, en el camino tuve que tomar 10 vasos de agua, ni uno más ni uno menos, porque me habían indicado esto, cuando la enfermera me realizó la ecografía no pudo ver algo por el agua que tomé, luego de regresar del baño, me pudo hacer mejor la acografía, así se aseguró de que había terminado el procedimiento, no tenía nada. Después me colocaron un Jadelle, es un anticonceptivo, pero en la fundación debieron de hacerme unos exámenes para saber si eso lo asimilaba mi cuerpo o no, fue un error de ellos porque me causó una gran hemorragia.

También les faltó algún apoyo psicológico, no vi a ningún psicólogo, las personas a mi alrededor a veces hablaban sobre el tema del aborto o de bebés, me sentía tan mal, me incomodaba, no quería escuchar nada, me volvía la gran y pesada carga de la culpa, incluso imaginaba el caso de haber tenido el bebé, hubiese sido un tormento para mí, sin un poco de paz y estresada, a veces también lloraba al recordar lo sucedido o cuando me sentía triste por otros motivos, instantáneamente venia ese recuerdo del aborto como un gran tormento. Pero leí algunas cosas sobre el tema, como un libro de psicología que me ayudó con un ejercicio, hice una oración y pedí perdón, dije que esa alma iba a estar en mi corazón para así no sentir más culpa, ni un gran tormento, ni la carga emocional.

Recuerdo que un día fui a un baby shower, estaba muy nerviosa, creía que me estresaría y me sentiría mal, pero realmente disfruté el evento, la pasé muy bien, entonces en ese momento me di cuenta de que había pasado el trago tan amargo, lo había superado, con el tiempo uno no puede seguir amargándose por cosas así.

| Nota del editor *

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