Por: Valeria Buitrago.
Este proyecto tendrá una inversión de 2.5 billones de pesos, se dividirá en tres licitaciones y cinco tramos, el primero, inicia desde la carrera séptima con calle 24 hasta la calle 76; el segundo, desde la calle 74 hasta la calle 99; el tercero, desde la calle 99 hasta la calle 200 contemplando tres tramos: desde la calle 99 hasta la calle 127; desde la calle 127 hasta la calle 183, y de la calle 183 hasta la calle 200 ampliando la vía a cuatro carriles mixtos, finalizando en el Patio Portal. Lo anterior, se acompaña de realización de mejora de andenes y espacios verdes de esparcimiento para que los habitantes de la ciudad puedan transitar.
Según el IDU, esta obra facilitará de manera considerada la movilidad en transporte público de 15.000 pasajeros por hora entre Chapinero y el Centro Internacional y 18.000 en la localidad de Usaquén. Reduce hasta un 50% en el tiempo de viaje del usuario en transporte público y un 30% en carro particular. Adicionalmente, acelera la velocidad en los automóviles, si hoy circulan a 23 km por hora, ahora podrán andar a 50 km por hora. Adicionalmente, tendrá conexiones viales con la avenida 68 y con las primeras líneas del metro de Bogotá.
Claudia López, alcaldesa de Bogotá, ha sido la que más ha impulsado este proyecto de infraestructura, en el transcurso de su labor en la capital ha venido trabajando en el estudio del proyecto, con el fin de dejar las licitaciones legalizadas al finalizar su periodo como alcaldesa. Sin embargo, ha recibido varias críticas respecto a la obra, debido a que en su candidatura afirmó en reiteradas ocasiones que no iba a haber Transmilenio por la carrera séptima, ni por la avenida 68; suceso que ha sido material de polémica en el periodo de candidatura para la alcaldía de este año 2023.
¿Qué dicen los ciudadanos?
“Me parece un proyecto prometedor, es sumamente necesario tener espacios que se centren en el ciudadano y le permita disfrutar diferentes espacios dentro de la ciudad. En una ciudad como Bogotá, con tan poca oferta de estos espacios, siento que es una gran necesidad y beneficiaría a los bogotanos; la transición a medios de transporte sostenibles resulta fundamentales en una ciudad que alberga a más de 7 millones de personas y, bien ejecutado, puede resultar una alternativa para muchos bogotanos que actualmente cuentan con medios de transporte propios debido a que no se sienten satisfechos con las ofertas que actualmente ofrece la ciudad.
Sin embargo, no considero que este mega proyecto sea viable en este preciso momento para la ciudad, actualmente se encuentran en ejecución distintas obras a lo largo de la ciudad, abarcando las principales avenidas y con esto ha generado grandes problemas en el transporte, los tiempos que gastan actualmente los ciudadanos rondan entre las 3 a 6 horas diarias en tráfico, lo cual significa que se demoran más de una hora en el transporte para un solo trayecto, sin importar si el medio empleado es público o no. La creación del corredor en este momento solo lograría aumentar los problemas con los que ya cuenta la ciudad a término inmediato, generando un colapso total y más inconvenientes que beneficios”. Expresó Lina Martínez.
Otros ciudadanos se enfocan más por la pérdida de la tradición cultural y esto comentan:
“Estoy totalmente en desacuerdo porque la Carrera Séptima es para conocer, para caminar, para distraerse; es como un punto de escape para muchas personas que pueden ir a distraerse y hacer algo diferente. Aparte del comercio y las cosas que uno puede encontrar en esta calle, ya incluir el Transmilenio, acabaría todo esto, sería una calle cualquiera donde pasa transporte y ya. Entonces, no me parece la idea, puede que sean buses verdes, eléctricos y amigables con el medio ambiente, pero está matando una parte de la cultura de Bogotá”. Manifiesta Brayan Moreno.
Y es que no solo los usuarios del transporte público se manifestaron, también conductores del SITP:
“Nosotros como conductores nos veríamos afectados en el proyecto del Corredor Verde que va por la séptima, ya que en Bogotá se dificulta la movilidad y la vía de la séptima es una principal que mucha población utiliza. Para nosotros se nos dificultaría, ya que estaría más cargada de autobuses y carros particulares”. Asegura Cristian Herrera.
Un experto opina:
“No es viable por sus diferentes pretensiones políticas y económicas, frente al desarrollo urbano y social que se dará al margen de este mega proyecto; no tiene una trazabilidad lógica estimar recursos a favorecer una gran línea verde acompañada de buses que más allá de sus especificaciones técnicas, estos entorpecerán corredores viales que actualmente son estrechos de por sí, el impacto que generará son regalías para el sector público y unos privados, la falta de espacio para vehículos actuales, hará migrar a conductores a estos servicios de transporte por razones de tiempos a los destinos habituales, y por último un impacto socioeconómico, porque para suplir el déficit de espacio es necesario empezar a utilizar recursos legales ampliando zonas específicas como se está viendo en la compra de predios para la primera línea metro de Bogotá, pero a una menor escala, atrayendo nuevas actividades comerciales al ejercicio de fortalecer el espacio público, transformando un tradicional trazado residencial por estas áreas planteadas”. Respondió Santiago Monroy, arquitecto especializado en gerencia de obras.
