Por: Tatiana Hernández Carrillo
En los medios de comunicación se habla de la nueva normalidad, una palabra que hemos venido incluyendo en nuestro vocabulario, eso quiere decir que nada volverá hacer como antes, y lo único que podemos hacer es transformarnos con la situación, ser como esa sociedad líquida de la que hablaba Bauman.
Conocer y reconocer el nuevo mundo que nos rodea, permitirá acercarnos más a ese avance que pretende demorarse mucho más en esta época, hoy todo cambió, e incluso la forma de entender ese cambio. Lo digital promete invadir el mundo y así también parece ser la herramienta más útil en medio de la pandemia, puesto que a través de los medios digitales trabajamos, estudiamos y hasta nos divertimos.
No todo parece ser alentador en esta pandemia, pues el confinamiento trajo consigo un aumento de divorcios, de casos de violencia intrafamiliar y una recesión económica para los trabajadores independientes. Los jóvenes que no tienen acceso a internet o a medios digitales, parecen exiliados de la educación por no contar con acceso a la tecnología necesaria.
Es indiscutible que el gobierno debe hacer algo al respecto, para cambiar las formas que nos rigen, para que los jóvenes en las veredas tengan acceso a educación y ayudas a las personas independientes que sobreviven del día a día de su trabajo, en alusión a esa oración que dice: “El pan nuestro de cada día dánoslo hoy”.
Luego del cambio que se avecina cuando se acabe la pandemia, entenderemos el mundo de otra forma, porque el Covid cambió la vida de muchas personas y arrebató la de otras más. El encierro parecía volvernos locos y quizás no tuvimos otra opción que lidiar con nuestros demonios y enfrentarnos a lo que realmente somos.
Quizás pedimos tiempo: tiempo con nuestra familia, con nuestra pareja, tiempo para nosotros y quizás, solo quizás, lo pedimos tanto a gritos que por fin el universo nos contestó.