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“El problema de Venezuela solo se soluciona con el diálogo”: expresidente Samper

Ernesto Samper, exsecretario de UNASUR, no está de acuerdo con la intervención, pide ayuda de las Naciones Unidas y del Papa Francisco.

Un diálogo con la supervisión de la Organización de Naciones Unidas, con la intervención de países del Grupo de Lima y del papa Francisco, la estabilización económica suspendiendo los embargos hechos por los Estados Unidos y el llamado a unas elecciones libres y vigiladas propone el expresidente colombiano Ernesto Samper Pizano y exsecretario de UNASUR, como soluciones al conflicto que vive en la actualidad Venezuela.

Es claro al afirmar que en estos momentos hay tres vías para encontrarle una salida a Venezuela. “La primera vía tiene que ver con el uso de la fuerza. Que es la que de alguna manera han estado implementando el gobierno de los Estados Unidos con la aquiescencia pasiva del Grupo de Lima y por supuesto, un poco más activa por parte de Colombia”.

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“Esta vía pretende conseguir una confrontación en Venezuela para que, de alguna forma los militares se vean precisados a pedirle a Nicolás Maduro que se vaya. Forma parte de esta vía, que podríamos llamar disuasiva, las medidas de bloqueo económico, las sanciones  políticas, el intento de ingresar a Venezuela de manera violenta ante una ayuda humanitaria para provocar allá una respuesta del mismo país, o lo que podría terminar convertida en un verdadera guerra civil dentro de Venezuela,  que tendría una seria repercusión en las fronteras como se pudo apreciar el pasado fin de semana, cuando la famosa “operación humanitaria” que era más operación política que humanitaria y que llevó a que se cerraran las fronteras. No creo que ese sea el mejor camino y por lo visto tampoco ha dado resultado, porque los militares han reiterado respaldo absoluto al presidente Maduro”, explicó el exmandatario.

 “La segunda vía tiene que ver –y esta sería la alternativa que yo propondría– con una negociación. El distingo de un diálogo. No sería reproducir el diálogo que se hizo en el pasado, sino avanzar en una negociación que a mi juicio sería mediada por Naciones Unidas y que tendría dos componentes en su agenda: la primera la estabilización económica del país. Es claro que la situación social de Venezuela no da espera y se requiere una serie de propuestas económicas en las cuales hay afortunadas coincidencias, entre el proyecto que ha presentado la oposición para el día después y el proyecto que se alcanzó a trabajar con el equipo económico de Venezuela por parte de UNASUR. Temas como la bonificación cambiaria, convertir los subsidios indirectos en subsidios directos, el reajuste de las tarifas de energía, la transformación productiva, creo que sería fácil ponerse de acuerdo en unos temas económicos.

“La tercera –explica el exmandatario de los colombianos– más difícil por supuesto, es la de conseguir que las dos partes se pongan de acuerdo en un nuevo calendario electoral que anticiparía totalmente las elecciones generales”. “Obviamente –manifiesta– con un cambio en el Consejo Nacional Electoral de Venezuela y con un acompañamiento internacional que nuevamente podría ser de parte de Naciones Unidas En este acuerdo sobre que haya unas elecciones anticipadas, pues se encontrarían por supuesto Naciones Unidas, la Unión Europea, el llamado mecanismo de Montevideo, en el cual hay varios países de América Latina, y por supuesto China y Rusia como grandes potencias”.

Ante un gobierno que niega todas las posibilidades de diálogo y otros que buscan un cerco diplomático, el único que perderá será el pueblo. ¿Qué se podría hacer? ¿Qué medios para evitar un conflicto?

–Sin duda, estamos ante una disyuntiva entre intervención o negociación. Creo que el camino más expedito, en este momento, es el de la negociación. Escalar el conflicto a nivel de Consejo de Seguridad para que sean China y Rusia, frente a Estados unidos y la unión Europa que están de acuerdo en reconocer al presidente Guaidó, me parece que no tendría ningún sentido. Este tema lo tienen que resolver los venezolanos y lo tienen que resolver calmadamente y en beneficio de todos los venezolanos. Por su puesto que soy consciente que el tiempo que pasa es el sufrimiento que se agrega. Pero precisamente parte del tema de la propuesta de la estabilización económica tiene que ver con un desbloque inmediato de los fondos que hoy tiene congelados los Estados Unidos y que serían los que pudieran financiar que tengan comida y medicina los próximos días no solamente los que se iban a ser beneficiados con la ayuda que se iban a introducir por la frontera la semana pasada, sino el 95 por ciento de las personas necesitadas. Por eso es tan importante que la negociación verse sobre estos elementos fundamentales.

¿Ya se reunió el Consejo de Seguridad de la ONU y cómo vio los resultados de esta reunión?

–No creo que haya ningún acuerdo en el Consejo de Seguridad porque en caso de haber una discrepancia de fondo Estados Unidos y Rusia seguramente harían uso de su derecho de veto. Creo que, esto haría descender el conflicto nuevamente a la región, aunque reconozco que de alguna manera podría esta discusión del Consejo de Seguridad legitimar una intervención como la que estamos proponiendo para que el sistema de naciones unidas como tal se involucre”.

“Entre los países que podrían encontrar una fórmula de salida, no descarto para una negociación, el que podrían jugar algunos países del Grupo de Lima. De hecho, en los puntos 14 y 15 de la declaración de la reunión del lunes 25 de febrero en Bogotá claramente se estableció que estarían apoyando lo que podrían ser unas elecciones anticipadas y un plan de estabilización económica. Todo esto sería materia de una refrendación democrática en unas elecciones libres y vigiladas”.

El país más perjudicado, después de Venezuela, desde luego sería Colombia. ¿Se han medido las consecuencias políticas, militares, humanas y económicas? ¿Qué piensan los expresidentes al respecto?

–No sé qué piensan mis colegas, pero mi posición sí es muy clara. El país más perjudicado de este camino equivocado que hemos tomado para tratar de solucionar el problema de Venezuela es Colombia. Lo advertí en una carta que le envié al presidente de la república en septiembre del año pasado en la cual le solicitaba una reunión de urgencia de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores porque me preocupaba que no se tuviera en cuenta la posición que se estaba asumiendo sobre Venezuela, los problemas que pudiera tener Colombia, especialmente en las zonas fronterizas.

Lo estamos viendo muy claramente ahora, las fronteras están cerradas con un gran prejuicio para los dos millones de colombianos que viven en ellas y un número igual que viven del lado de Venezuela. Ya no están abiertos los pasos para que vengan los migrantes o los enfermos que se estaban tratando en la zona colombiana o que los colombianos puedan incursionar en sus actividades comerciales en el área venezolana. Prácticamente las fronteras están muertas como resultado de esta política.

El país más perjudicado con un conflicto fronterizo, que fuera resultado de una acción intervencionista pues sería, por su puesto entre otros, de manera sobresaliente Colombia y me preocupa que esto sea un resultado de una total incomunicación que aún en los momentos más difíciles de las relaciones entre los dos países siempre estuvo abierta, propugnando que hubiera acciones conjuntas por ejemplo en la lucha contra factores desestabilizantes en la frontera como el narcotráfico y el propio terrorismo.

Colombia ha soportado una guerra de 70 años y adentrarse en otra, ¿sería justo con tantas víctimas y con las nuevas?

–Por supuesto que no. Nosotros no tenemos ningún derecho como colombianos a exigirles a los venezolanos que se sumerjan en un conflicto como el que nosotros vivimos durante por medio siglo y del cual que apenas estamos saliendo con los acuerdos de La Habana. Ahora que estamos asomándonos a la paz, a pesar de los esfuerzos de algunos funcionarios del gobierno por regresarnos al pasado de la guerra y de la violencia , ahora que estamos disfrutando poder caminar por las carreteras, poder trabajar tranquilamente, que ha disminuido el número de víctimas mortales por el conflicto, que los hospitales militares están prácticamente desocupados, que no están explotando las minas antipersonas y los secuestros han caído una quinta parte, ahora que nos estamos asomando a la paz  no tenemos derecho de decirles a los colombianos que hagan lo mismo.

¿Habría posibilidad de organizar un grupo de líderes mundiales que hablen con Maduro y con Guaidó para buscar una solución pacífica?

–Pienso que sí, yo creo que habría posibilidad de encontrar un consenso para que los actores políticos de Venezuela, mediados por las Naciones Unidas y acompañados internacionalmente pudieran, como sucedieron en otros procesos de paz en la región tanto en Centroamérica y en el caso de Colombia, encontrar una salida, como dice el Papa Francisco que también debería ser un actor importante en esta recomposición, una salida justa y pacífica y yo agregaría que muy rápida al tema que se está viviendo en Venezuela.

| Nota del editor *

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