Por: Marcela Gómez
Aunque son alarmantes las cifras de personas que durante los últimos años han migrado alrededor del mundo, estas cifras son más que simples estadísticas: representan vidas afectadas por la violencia, el abuso y la pobreza, con mayor razón en países como Panamá, Honduras, Guatemala y México, luego de la llegada del nuevo gobierno en Estados Unidos.
Víctor Escobar, por cuenta de su trabajo con la ONG Médicos sin Fronteras, ha sido testigo del impacto en la salud mental y otros efectos negativos en las vidas de cientos de migrantes.

Escobar ha intervenido en territorios, con el ánimo de aliviar la complicada situación de cada migrante al que ha podido asistir. Desde su trabajo como médico, Escobar cuenta cómo inició trabajando esta problemática global en Yemen, con experiencias muy complejas de violencia, en un territorio azotado por una guerra civil.
Pero al intervenir en Latinoamérica, pudo percatarse que esta es una situación que afecta de otras maneras y en mayor cantidad, porque está atravesada por estructuras políticas que invisibilizan a las personas que están en tránsito, dejándolas desprotegidas de cualquier derecho humano.

A su vez el escritor venezolano Alberto Barrera, radicado en México, ha podido escribir sobre esta situación desde su misma experiencia. Barrera, expresa cómo en Venezuela se voltearon los papeles, pues pasó de ser un país que recibía migrantes a un territorio del que millones debieron salir de allí, sin un lugar a dónde ir, y totalmente desprotegidos.
Según Barrera, La migración en América latina empezó por un motivo particular, con olas migratorias hacia España y Argentina, sin saber a ciencia cierta por dónde ni cuáles serían los obstáculos que se encontrarían.
Según Barrera y Escobar, la migración no va a parar, aunque algo que se puede asegurar es que la problemática va a mutar en nuevas rutas que se irán creando en la medida que se vayan cerrando las ya existentes.