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Exposiciones equinas y cabalgatas en Colombia: ¿Celebración o maltrato animal?

El caballo criollo colombiano reconocido mundialmente por su elegancia y resistencia ha sido durante siglos un emblema cultural y económico en Colombia.

Por: María Paula López Fierro. 7.º semestre

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Su rol no solo trasciende la vida rural, sino que también se encuentra en el corazón de tradiciones como las exposiciones equinas y las cabalgatas. Sin embargo, en medio de la celebración, surge una pregunta crucial: ¿cómo se asegura el bienestar de estos animales?


Un legado equino

La historia del caballo criollo colombiano, según José Ignacio Velásquez Trujillo, en su investigación el caballo criollo colombiano monografía publicada en el año 2015, tiene un origen que remonta a los tiempos coloniales, cuando los españoles trajeron a América caballos de las razas andaluza y berberisca. A lo largo de los siglos, estos animales se adaptaron a las condiciones geográficas y climáticas de Colombia, desarrollando características únicas. Su andar, conocido como “paso fino colombiano”, es el resultado de una selección genética orientada hacia un desplazamiento armónico y cómodo, ideal tanto para el trabajo en el campo como para la exhibición en eventos.


El paso fino colombiano no es solo un atributo físico, sino un símbolo de identidad cultural. Según la Federación Colombiana de Asociaciones Equinas (Fedequinas), esta raza representa “la esencia del criador colombiano y su pasión por preservar una tradición única en el mundo”.

Además, el caballo criollo ha sido reconocido en eventos internacionales como símbolo de excelencia. En exposiciones de Estados Unidos y Europa, su porte y habilidades han conquistado a jueces y espectadores, lo que lo convierte en un patrimonio vivo de la cultura ecuestre.

Exposiciones equinas: una tradición bajo estándares de cuidado

Las exposiciones equinas en Colombia son un escaparate cultural y técnico que resalta las mejores características del caballo criollo, como su genética, porte y destreza. Según la Federación Colombiana de Asociaciones Equinas (Fedequinas), estas competencias tienen como objetivo promover el desarrollo de la cría responsable y fomentar el respeto por el bienestar animal. Además, la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán) participa en la supervisión de estos eventos, asegurando que se cumplan estrictos parámetros relacionados con la nutrición, el entrenamiento adecuado y la salud veterinaria.

Juan Pérez, juez equino con más de una década de experiencia, señala que las exposiciones buscan “mostrar el trabajo y dedicación de los criadores, pero siempre bajo un marco de respeto hacia el caballo. Cada detalle, desde la alimentación hasta el entrenamiento, está pensado para proteger su integridad”

El proceso de preparación para estos eventos incluye dietas controladas, entrenamiento especializado y revisiones veterinarias periódicas. Según Ana Gómez, veterinaria especializada en salud equina, “los caballos de exposición reciben un trato privilegiado. Su preparación no busca sobre exigirlos, sino realzar sus características naturales”.


Sin embargo, estos eventos no están exentos de críticas. Algunos activistas han cuestionado si prácticas como el uso de herraduras especiales podrían afectar la fisiología de los caballos. Gómez aclara que, siempre que se sigan los lineamientos establecidos, estas herramientas no representan riesgos para el animal.

Cabalgatas: una práctica en debate

A diferencia de las exposiciones, las cabalgatas presentan retos en términos de bienestar animal. Estas actividades, populares en festividades como las ferias de los municipios colombianos, consisten en recorridos masivos donde los caballos son montados durante horas.

Aunque tienen raíces en la cultura rural, donde los caballos eran usados como el medio principal de transporte, la falta de regulación ha convertido a las cabalgatas en eventos controvertidos. En muchas ocasiones, los participantes no son expertos, lo que genera un uso indebido de los caballos. “Las cabalgatas suelen realizarse en condiciones adversas, como altas temperaturas o terrenos inadecuados, lo que puede causar agotamiento, estrés y deshidratación en los animales”, explica Ricardo López, psicólogo veterinario.

Según un estudio realizado por la Universidad Nacional de Colombia, más del 60 % de los caballos utilizados en cabalgatas presentan signos de fatiga extrema al final del recorrido. Estas cifras han llevado a organizaciones como el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) a proponer medidas de regulación más estrictas, aunque su implementación aún es limitada.

El debate en torno a las exposiciones y las cabalgatas también se refleja en la opinión pública. Mientras que las exposiciones son vistas como eventos respetuosos y profesionales, las cabalgatas enfrentan críticas crecientes, especialmente de los más jóvenes. Sofía Martínez, estudiante de psicología y activista, argumenta que “la nueva generación está cuestionando las prácticas que ponen en riesgo el bienestar animal. Aunque las exposiciones tienen un carácter cultural y técnico, las cabalgatas parecen perpetuar un uso recreativo irresponsable.

Reflexiones para el futuro

El caballo criollo colombiano es mucho más que un animal de trabajo o exhibición: es un símbolo de historia, cultura y resiliencia. Sin embargo, su bienestar debe ser una prioridad en cualquier contexto donde se le celebre.

Mientras las exposiciones equinas avanzan hacia modelos de cuidado más estrictos, las cabalgatas representan un desafío que exige atención urgente. Desde la implementación de reglamentos hasta la educación de los participantes, es necesario repensar estas prácticas para garantizar que las tradiciones evolucionen sin sacrificar el respeto por los animales.

Como concluye Ana Gómez: “Si queremos preservar nuestra identidad cultural, debemos hacerlo desde el respeto. Los caballos son parte de nuestra historia, y cuidarlos es honrar ese legado”

| Nota del editor *

Si usted tiene algo para decir sobre esta publicación, escriba un correo a: jorge.perez@uniminuto.edu

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