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Fundación Formemos: educación, café y esperanza desde Tena, Cundinamarca

Educación y proyectos productivos a niños y jóvenes habitantes de zonales rurales y en situación de vulnerabilidad son el propósito de la Fundación Formemos.

En Tena, Cundinamarca, una taza de café no solo despierta cada mañana a cientos de personas, detrás hay historias de educación, resiliencia y oportunidades. Se trata del café que produce y comercializa la Fundación Formemos, una entidad sin ánimo de lucro que desde hace 30 años transforma la vida de niños, niñas y adolescentes en condición de vulnerabilidad a través de un colegio internado y proyectos productivos.

“La Fundación Formemos atiende niños desplazados por la violencia o campesinos en situación de vulnerabilidad. Se forman como bachilleres técnicos agropecuarios, con énfasis en café, porque Tena es un municipio caficultor”, explica Jeimy Paola Sevilla, directora de la Fundación.

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El café, que se cultiva y procesa en la misma fundación, no solo es la bebida insignia de los colombianos, sino también una fuente de sostenimiento para el internado, “Nuestro principal producto es el café premium, producido, procesado y empacado por los estudiantes. Ellos aprenden desde la siembra hasta el análisis de taza”, añade Sevilla.

Educación para quedarse en el campo

Uno de los grandes retos de la fundación ha sido romper con el imaginario que el campo es sinónimo de atraso o falta de oportunidades. “Trabajamos con niños rurales con la idea de que encuentren su proyecto de vida en el campo. No se trata de migrar a la ciudad, sino de convertirse en emprendedores y líderes rurales”, asegura la directora.

La institución ofrece formación integral: educación, alimentación y acompañamiento psicosocial, con el objetivo de garantizar que los jóvenes no solo terminen su bachillerato, sino que se proyecten como profesionales y gestores de cambio.

Hoy, algunos de los primeros estudiantes ya son profesionales, incluso con estudios en el extranjero, “Tenemos historias de vida exitosas. Entre ellas, la de un exalumno que hoy es vicerrector de una universidad reconocida y que sigue apoyando a nuestros egresados”.

El impacto generacional es evidente: hijos de antiguos estudiantes ahora asisten al internado, en un ciclo que refuerza la confianza en el modelo educativo de la fundación.

Jeimy Paola Sevilla, directora de la Fundación Formemos / Foto de UNIMINUTO Radio

Inmersiones sociales de UNIMINUTO

Desde hace cinco años, la Fundación Formemos también recibe a estudiantes de UNIMINUTO como parte del programa de inmersiones sociales. Ellos conviven en la institución, aportan desde sus profesiones y se integran con la comunidad.

“No es solo una práctica universitaria, es una experiencia de vida. Los chicos viven, conviven y se comprometen con los procesos internos de la fundación. El vínculo que crean con los niños hace que su partida sea muy difícil”, relata Sevilla.

Los aportes han sido diversos: licenciados en educación que apoyan en las aulas, ingenieros agroecológicos que fortalecen los cultivos, e incluso estudiantes de sistemas que han aportado en innovación tecnológica.

El diálogo entre la tradición campesina y la tecnificación moderna ha sido otro de los grandes logros, “Estamos promoviendo la renovación generacional en el café. Antes los caficultores eran adultos mayores y con ellos moría la tradición. Ahora los jóvenes aprenden a mejorar esas prácticas con nuevas herramientas”.

La fundación ha incorporado procesos de agricultura de precisión, uso de drones y sistemas de riego inteligente, siempre con la visión de un campo sostenible y respetuoso con la tierra.

Una vida dedicada al servicio

Sevilla lleva 14 años en la fundación, primero como profesional psicosocial y hoy como rectora. Su vínculo con la comunidad es profundo, “Parte de mi vida y de mi corazón está en esta institución. Es muy gratificante ver que hoy atiendo a los hijos de mis primeros estudiantes. Más allá de un salario, nuestro pago es ver cómo estos chicos cambian su visión de vida y quieren hacer un mejor país”.

La historia de la Fundación Formemos demuestra que detrás de una taza de café hay mucho más que aroma y sabor: hay educación, segundas oportunidades y sueños que se cultivan en el corazón del campo colombiano.

| Nota del editor *

Si usted tiene algo para decir sobre esta publicación, escriba un correo a: jorge.perez@uniminuto.edu

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