Centenares de activistas y escritores kuwatíes, se han manifestado en forma de protesta contra la presión que mantienen los conservadores en el país. En esta ocasión, los convoca la prohibición de adquirir y leer miles de obras literarias que a nivel mundial se comercializan con normalidad, como es el caso de ‘Cien años de soledad’del nobel colombiano Gabriel García Márquez.
Hasta hoy, dos marchas y una campaña en redes sociales son los medios por los cuales las personas han manifestado su inconformidad.
Multitudes de activistas, escritores y ciudadanos del común, se han reunido desde comienzos del mes de septiembre en contra de esta censura que los ha privado de acceder a tantas obras literarias mundiales.
¿Por qué se prohíben las obras?
La prohibición se debe a la existencia de una ley aprobada por el parlamento desde el año 2006, que hace referencia a la prensa y las publicaciones literarias. En esta, se prohíbe cualquier insulto al islam, a la justicia aplicada en el país, a la posibilidad de amenaza a la seguridad nacional o a cualquier incitación a las acciones “inmorales”.
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El Ministerio de Información de Kuwait ha prohibido aproximadamente 4.000 libros en los últimos 5 años, información que según los activistas políticos del país fue revelada por una filtración de documentos de la Comisión de Censura del Ministerio de Información.
Ciudadanos kuwatíes protestando ante la constante censura. Imagen tomada de: AFP
¿Qué han hecho los ciudadanos?
El motivo específico que ha despertado la indignación de las personas frente a la edición 43 de la Feria del Libro, que se realizará en noviembre, es el intento de mantener la censura estatal del Emirato, dado que cada una de las obras que se presentarán en la feria tendrá un filtro específico, que estará a cargo del comité de censura, que según lo que ha manifestado la prensa, es la forma en la que se cede a la presión de los círculos religiosos y políticos conservadores, que dominan al país.
En lo corrido del mes, se han presentado dos manifestaciones multitudinarias, una realizada el 1 de septiembre y otra el 15, convocadas a través de redes sociales, argumentando la censura de los círculos religiosos sobre las instituciones culturales civiles.