Esta iniciativa, primera de su tipo en Colombia, fue acompañada durante todo el proceso por la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare (Cornare), el Instituto Humboldt, las universidades de Antioquia y Católica de Oriente, la Sociedad Antioqueña de Ornitología y Ecoral.
Así mismo las comunidades campesinas, guardianas de ecosistemas y socias del Esquema Banco2, de los municipios antioqueños San Francisco y Sonsón, realizaron una recopilación de datos biológicos que compartieron en la Primera Feria Regional de Inventarios Participativos Banco2.
Corazón y familia en un proyecto
A través del modelo ciencia participativa, comunitaria, ciudadana y de intercambio de conocimientos, los campesinos hacen parte del proyecto como investigadores de campo recolectando los datos, que tanto niños y adultos entregan a grupos de científicos expertos en el tema. “Somos personas amables, humildes y con ganas de conservar los bosques que tenemos. Nos comprometimos y le metimos el corazón y la familia a este proyecto” dice Luis Alejandro Cárdenas líder de la vereda, la Hinojosa,
Entre las actividades que hacen estos campesinos investigadores están las caminatas en las cuales instalan cámaras escondidas y binoculares, que toman datos tan importantes como más de 600 videos, donde quedaron registradas 200 especies: 93 de plantas, 18 de peces, 23 de anfibios y reptiles, 51 de aves y 15 de artrópodos. Entre los animales más destacado se encuentran tigrillos, osos mieleros y perezosos, capitos, guacharacas, gallinetas, paujil, pájaros barranqueros y collarejas. Estos resultados indicaron que las comunidades superaron a sus maestros, al poner en práctica sus propias técnicas y obtener más datos que los académicos.
Por medio de documentación histórica obtenida de proyectos académicos anteriormente realizados, los campesinos identificaron zonas geográficas, en donde no se ha realizado ninguna investigación o exploración a comparación de las zonas turísticas, que cuenta con amplios estudios realizados en diversos temas.
Debido a la falta de información en ciertas zonas afectadas por la actividad humana, pérdida de la biodiversidad, fragmentación de suelos y contaminación de aguas, los lugareños diseñaron una metodología que facilita obtener los datos necesarios, reconociendo primero el territorio y las áreas de importancia estratégica.
De alguna manera, estos campesinos se guían por su forma habitual de trabajo como la preparación de los terrenos, la siembra, fertilización y cosecha de productos agrícolas que les permite reconocer las transformaciones del entorno con más precisión que los científicos que no tienen esa relación permanente y profunda con el campo.
La investigación campesina si funcionó
Carlos Mario Zuluaga, director de Cornare, destacó el trabajo de las familias campesinas: “si algo descubrí con este proyecto es que los saberes están en el campo, que los científicos tienen ponchos o ruanas, sombreros, azadón y machete y enseñan la esencia y fundamento de la naturaleza: la conservación misma que practican, no porque así reza la teoría, sino porque es la vida de las comunidades”.
Juan Guillermo Ospina, zootecnista de la Universidad de Antioquia, considera que: “el verdadero resultado es la construcción de sociedad, más que un listado o fotos bonitas, porque fue un compartir de conocimientos para el uso responsable de los recursos naturales”.
En las especies registradas por la investigación de los campesinos, se encuentran en la lista de especies amenazadas en el país, 2 clases de aves, 3 de plantas, 4 de peces, 13 de reptiles y mamíferos. Los resultados de estas actividades y del desarrollo del proyecto se encuentran en la plataforma digital NaturaLista con 695 observaciones y 316 especies registradas por los participantes.
Brigitte Baptiste, directora del Instituto Humboldt afirma qué “hemos explorado un proyecto inédito que reconecta a las comunidades con su territorio, ellas están haciendo historia en el país, referente al tema de la biodiversidad con sus miradas y visiones, y al enseñar a nuestros científicos cómo funciona la vida en la cotidianidad. Seguramente, esta experiencia tendrá réplicas en toda Colombia”.
Lo que resulta esperanzador para los científicos es la posibilidad trabajar con los campesinos y aprovechar su conocimiento de las zonas donde viven, para que de esta forma se replique en distintos lugares, garantizando el conocimiento, valoración, sostenibilidad y conservación participativa del medio ambiente y la biodiversidad un compromiso de todos los colombianos.