A través de una historia ilustrativa y una reflexión sobre los medios de comunicación en Colombia, este episodio explora cómo el poder informativo se encuentra en manos de unos pocos conglomerados y cómo esto limita la diversidad de voces y narrativas en el país.
La historia de Diego y su experiencia en un pequeño pueblo evidencia cómo la desinformación y la manipulación pueden influir en la percepción de las personas. Un malentendido sobre la instalación de teléfonos desata una crisis de comunicación, demostrando el impacto que puede tener un mensaje erróneo cuando no se desmiente a tiempo.
Este episodio resalta la importancia de los medios comunitarios y alternativos como una vía para democratizar la información y dar voz a quienes históricamente han sido marginados de los grandes medios.
¿Qué es la concentración mediática y por qué es un problema?
La concentración mediática se refiere al dominio de la información por parte de unos pocos grupos empresariales. En Colombia, la mayoría de los medios masivos pertenecen a conglomerados económicos que controlan las principales emisoras, periódicos y canales de televisión. Esto significa que una sola versión de la realidad es la que se impone en la agenda pública, respondiendo a intereses políticos y económicos particulares.
“Ojo, no se trata de ver a los medios masivos como enemigos, sino de comprender sus limitaciones y crear alternativas”, se menciona en el episodio.
Cuando las noticias provienen de un solo lugar, se generan sesgos mediáticos, que son inclinaciones hacia ciertos temas o perspectivas que benefician a quienes controlan la información. Esto afecta la pluralidad informativa y dificulta que otras narrativas y comunidades puedan ser escuchadas.
Un claro ejemplo de esto es cómo los grandes medios pueden influir en la opinión pública sobre temas políticos, sociales o económicos. Al no existir diversidad de fuentes, se distorsiona la percepción de la realidad y se manipula la forma en que las personas toman decisiones.
El episodio presenta una historia que ilustra cómo se propaga la desinformación y el impacto que tiene en una comunidad.
En un pequeño pueblo, Diego llega con su equipo a instalar líneas telefónicas para que todos los hogares puedan tener acceso a la comunicación. Sin embargo, un comerciante local malinterpreta su presencia y comienza a difundir un rumor:
“Estos tipos de la empresa de Bogotá nos están dejando sin teléfonos”.
La desinformación se expande rápidamente y, a pesar de que los teléfonos siguen funcionando, la mayoría de la comunidad cree que ha quedado incomunicada.
El problema se agrava cuando un funcionario en Bogotá confirma erróneamente la versión falsa, lo que refuerza la percepción errónea de la comunidad. Al final, Diego tiene que recurrir a un medio local, una joven con un altavoz en bicicleta, para aclarar la situación y desmentir el rumor.
Esta historia refleja cómo la concentración de la información en pocas manos puede distorsionar la realidad y generar confusión en la sociedad. También pone en evidencia la importancia de los medios alternativos y comunitarios como herramientas para combatir la desinformación y ofrecer una versión más cercana y precisa de los hechos.
Para contrarrestar la concentración mediática, es fundamental fortalecer los medios comunitarios, alternativos y populares. En Colombia, según datos de la Presidencia de la República, existen más de 3,000 medios independientes que buscan ofrecer una perspectiva más diversa y representativa de la realidad del país.
Estos medios permiten que las comunidades cuenten sus propias historias, en lugar de depender de narrativas impuestas por grandes conglomerados mediáticos.
“Cuando yo tenía la edad de ustedes, lo único que tenía para comunicarme con la comunidad era un megáfono. En cambio, hoy en día tienen todas estas aplicaciones como YouTube, TikTok y podcasts, que les permiten informar con su propia voz”, se menciona en el episodio.
El uso de plataformas digitales ha facilitado el acceso a la información y ha permitido que cualquier persona pueda convertirse en creador de contenido y difundir su propia perspectiva. Sin embargo, estos medios enfrentan grandes desafíos, especialmente en términos de financiación y sostenibilidad.
Para apoyar a los medios comunitarios y alternativos, el presidente Gustavo Petro anunció recientemente la implementación de la “Ley de Tercios”.
Aunque no se trata de una ley formal, sino de una directiva presidencial, este mecanismo busca destinar el 33.3% de la pauta publicitaria del Gobierno a medios comunitarios, alternativos y populares.
Este es un gesto significativo para fortalecer la pluralidad informativa en Colombia. Hasta ahora, la mayor parte de la publicidad gubernamental ha estado concentrada en los grandes medios, dejando a los independientes sin recursos para sostenerse.
“El número de medios comunitarios no es lo más importante, lo clave es de qué viven y cómo pueden seguir existiendo”.
Esta iniciativa permitiría que los medios locales y comunitarios tengan más oportunidades de financiamiento, asegurando que más voces sean escuchadas y que haya mayor diversidad informativa en el país.
El capítulo “Concentración Mediática” de En Línea nos deja una reflexión fundamental:
El acceso a la información no puede depender de unos pocos grupos económicos.
La desinformación y el sesgo mediático pueden distorsionar la realidad y afectar la toma de decisiones.
Es vital fortalecer los medios comunitarios y alternativos para garantizar la diversidad de voces.
El apoyo gubernamental, como la Ley de Tercios, es clave para asegurar la sostenibilidad de estos medios.
En un mundo donde la información es poder, la desconcentración mediática es un paso esencial para construir una sociedad más democrática, informada y crítica.
Para conocer más sobre la concentración mediática y el impacto de los medios alternativos en Colombia, sigue a Digitalia en redes sociales @digitalia_gov y visita su página web digitalia.gov.co.