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La descentralización fiscal en Colombia: ¿una solución para las regiones?

En un país donde el centralismo sigue siendo un obstáculo para el desarrollo local, los participantes discutieron cómo una descentralización efectiva podría cambiar la realidad de los territorios.

En el conversatorio Agenda Colombia: La Colombia que soñamos, organizado por UNIMINUTO, un grupo de líderes políticos y académicos abordó un tema clave para el futuro del país: la autonomía fiscal de las regiones.

El evento fue inaugurado por Ana Cristina Bayona, vicerrectora de Proyección Social de la Rectoría Bogotá de UNIMINUTO, quien destacó la relevancia de este espacio académico y ciudadano para pensar en el futuro de Colombia. Subrayó la importancia de soñar con una “nueva Colombia” y el papel transformador de la educación, citando el legado del Padre Rafael García Herreros. La moderación del evento estuvo a cargo del profesor Flover Artunduaga, quien condujo el conversatorio mediante preguntas clave para los panelistas, asegurando que se cubrieran diferentes perspectivas sobre la descentralización fiscal.

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El evento contó con la participación de Andrés Julián Rendón, gobernador de Antioquia, María del Rosario Guerra, exsenadora y exministra Tics e impulsora del Referendo por la autonomía fiscal para las regiones, Juan Felipe Lemos Uribe, senador de la República, miembro de las Comisiones Económicas del Congreso, Cristina Calderón Restrepo, concejala de Bogotá y el analista político y profesor universitario Juan Falkonerth.

“Hoy, el gobierno central maneja el 83% de los recursos, mientras que los departamentos apenas tienen un 4%”, señaló María del Rosario Guerra, exsenadora y exministra de TIC, en su intervención. Guerra fue una de las voces más enfáticas en la necesidad de reformar el sistema fiscal colombiano para otorgar a las regiones más autonomía sobre sus recursos. Según ella, esta reforma es esencial para que las regiones puedan gestionar sus propios proyectos y atender las necesidades de sus habitantes sin depender tanto del gobierno central.

“Si los departamentos existen y tienen responsabilidades, deben tener también los recursos para cumplirlas.”

Su propuesta, que impulsa a través de un referendo, busca que los departamentos y Bogotá puedan recaudar y administrar impuestos como el de renta y patrimonio. “El referendo es la mejor opción porque no necesita pasar por el Congreso, donde las reformas fiscales suelen morir por falta de consenso”, agregó Guerra. Para ella, el camino más viable para el cambio es darle voz a la ciudadanía a través de este mecanismo democrático.

El gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, también puso el dedo en la llaga del centralismo. “En Colombia, de cada 100 pesos que se recaudan, 85 se quedan en la nación y solo 15 llegan a las regiones. Este modelo asfixia nuestra capacidad de respuesta a las necesidades locales”, afirmó. Rendón, con su experiencia en la administración pública, señaló que la falta de autonomía financiera en los departamentos limita enormemente su capacidad para ejecutar proyectos que beneficien a la población.

“Cuando la gente siente que su tributo se usa para el desarrollo local, fiscaliza más. La descentralización permitiría que los ciudadanos vigilen de cerca el uso de sus impuestos y exigirían mejores resultados.”

Rendón fue más allá y destacó que la descentralización no solo resolvería problemas administrativos, sino que también reduciría la corrupción: “Cuando la gente siente que su tributo se usa para el desarrollo local, fiscaliza más. La descentralización permitiría que los ciudadanos vigilen de cerca el uso de sus impuestos y exigirían mejores resultados”.

Contrario a lo que muchos pueden pensar, Bogotá también sufre las consecuencias del centralismo. Cristina Calderón, concejala de la ciudad, explicó que la capital genera el 23% del PIB del país, pero no recibe los recursos suficientes para cubrir sus necesidades. “Bogotá es vista como el monstruo centralista, pero en realidad, somos un país pequeño dentro de un país grande, y nos estamos quedando sin recursos para responder a nuestros propios problemas”, afirmó Calderón.

“La descentralización fiscal va a ser un gran paso para que dejemos este paternalismo. El centralismo es paternalismo, y eso tiene que parar.”

Calderón, con un enfoque muy práctico, puso ejemplos de cómo el centralismo afecta temas tan simples como la regulación del transporte sostenible. “No podemos ni siquiera decidir qué tipos de vehículos eléctricos podemos usar en la ciudad, porque esa decisión está en manos del gobierno nacional”, comentó, señalando que la falta de autonomía no solo es un problema de dinero, sino también de gobernanza y decisiones locales.

El senador Juan Felipe Lemos ofreció una visión más histórica del problema, señalando que la falta de descentralización es una deuda histórica del país. “El conflicto entre centralismo y federalismo ha marcado la historia de Colombia. El centralismo que hoy vivimos es una herencia que nos ha dejado dependientes del gobierno central, y eso nos ha impedido avanzar en muchos aspectos”, aseguró Lemos.

“Hoy, el campo está rezagado porque no recibe los recursos necesarios para su desarrollo. Si damos más autonomía fiscal a las regiones, podríamos empezar a cerrar esa brecha histórica entre el mundo rural y el urbano.”

El senador también destacó que la descentralización fiscal podría ayudar a reducir la brecha entre las áreas rurales y urbanas. “Hoy, el campo está rezagado porque no recibe los recursos necesarios para su desarrollo. Si damos más autonomía fiscal a las regiones, podríamos empezar a cerrar esa brecha histórica entre el mundo rural y el urbano”, afirmó.

El profesor y analista político Juan Falkonerth subrayó que la descentralización no solo es un tema fiscal, sino también de gobernabilidad. “Mientras los departamentos sigan siendo dependientes del gobierno central, no podrán atender de manera efectiva las necesidades de sus ciudadanos. La descentralización permitiría una gestión más cercana y transparente, que es lo que las regiones necesitan”, comentó.

“Cuando los ciudadanos ven que sus impuestos se utilizan bien, se genera una mayor confianza en las instituciones, y eso es clave para construir una gobernanza sólida y participativa.”

Para Falkonerth, la descentralización fiscal es un paso crucial para fortalecer la democracia en Colombia. “Cuando los ciudadanos ven que sus impuestos se utilizan bien, se genera una mayor confianza en las instituciones, y eso es clave para construir una gobernanza sólida y participativa”, concluyó.

El conversatorio dejó claro que la descentralización fiscal es vista como una posible solución para muchos de los problemas estructurales que enfrenta Colombia. Sin embargo, su implementación no será fácil. Las reformas propuestas por los panelistas, especialmente el referendo liderado por María del Rosario Guerra, buscan abrir una nueva puerta hacia una Colombia donde las regiones tengan más autonomía para gestionar su propio destino.

En palabras de Rendón: “Este país necesita romper el espinazo del centralismo. Si queremos un desarrollo real y equitativo, es hora de que las regiones tengan el poder que merecen”.

Este debate sobre la autonomía fiscal no solo es una conversación sobre el futuro del país, donde las decisiones locales pueden marcar la diferencia en la vida de millones de colombianos, espere más conversaciones de país en Agenda Colombia.

| Nota del editor *

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