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La guerra a sangre verde

Un recuento de la historia del conflicto en Colombia a causa del oro verde.

Por: Yudy Gisela Gualteros Pulido

Historia con sangre que relata la guerra, la cual se vivió en los municipios de Otanche, vereda de Coscuez, donde fue el centro de esta masacre, otros de los municipios involucrados fueron: Pauna, Borbur, Muzo, Maripi, municipios colombianos ubicados en la provincia del occidente en el departamento de Boyacá, pueblos explotadores y comercializadores de esmeralda, un mineral color verde, piedra preciosa y muy valorada.

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Precisamente este mineral fue el que causó una fuerte guerra en la década de los 70, la cual duró aproximadamente 30 años, donde personas inocentes perdieron la vida a causa de la desigualdad, envidia y poder, una lucha que desató conflictos, pobreza y enemigos. Por otro lado, en el contexto social, cultural y político todo decayó, nada era más importante en ese momento que hacer respetar las minas y no permitir que cualquier persona entrara.

Antes de los 70, todo el que quisiera ir a la mina lo podía hacer sin ninguna restricción, así que muchos jóvenes ya no iban a sus colegios estudiar, sino por el contrario, andaban a la expectativa de trabajar allí para sacar riqueza, así que esto ayudó a abandonar las actividades del campo, afectó también el desarrollo social y económico de la región.

En los municipios de Borbur, Otanche y Pauna, existían grandes minas de esmeralda, la consecuencia de ir a ellos era la muerte, pues los mineros prohibían rotundamente la entrada de las personas, haciendo retenes en los cuales los hacían parar, acusándolos de muerte por incumplir el mandamiento que ellos habían impuesto, de esta manera miles de personas perdieron la vida.

Habían muchas maneras de morir a causa de la guerra que se propago en este entonces y no solo por visitar el pueblo, pues al que encontraran en las minas también recibían la muerte en forma macabra; como amarrarle una piedra grande y pesada en el cuello y ahogarlo en al “Rio Minero”. Nadie podía salir de sus casas a trabajar en la mina, era muy peligroso irse a rebuscar la plata en este lugar, era mejor conseguir su sustento de la agricultura y ser lo más pulcro posible.

El sector de la mina de Coscuez tuvo un gran predominio de gente que se desplazó al Municipio de Pauna, éstos estaban cansados de la situación que se estaba viviendo, decidieron tomar las riendas y empezaron hacerse sentir. Esta organización se les conoció como “los guerrilleros”, mataban a todo aquel que por cualquier circunstancia se les denominara “minero”, con esta situación se daban enfrentamientos en los cuales muchas personas fueron víctimas y hoy en día llevan secuelas de la guerra que se produjo en ese tiempo.

Aproximadamente 500 personas murieron a causa de estas peleas, como es el caso de don Pedro Pulido, a quien lo reunieron junto con 7 personas amarradas por un lazo y las hacían acostarse y les pegaban un tiro en su cabeza, esto porque en los años anteriores a la guerra ellos iban a sacar provecho de este lugar, como este y muchos más relatos dolorosos, son los que recuerdan los habitantes del municipio de Maripí, “y es que al señor Pedro faltándole pocos minutos de vida llega su hija de tan solo 13 años, la cual se le arrodilla a ellos para que por favor no fueran a ultimar a su papá, pues era el único que velaba por su bienestar, pero ellos no fueron compasivos y mataron al papá y a esta pequeña niña, quien lloraba desesperadamente” Afirma: Gloria Pulido.

Otra de las formas en la que temía el pueblo por su vida, era ser “informantes” como lo llamaban ellos, porque tanto de la “guerrilla” como de los “mineros”, los dos grupos armados obligaban a las personas a brindar información a favor de cada uno de ellos “poniéndolos entre la espada y la pared”.

Los mineros pasaban diariamente con unas listas en las cuales anotaban  el nombre de las personas que estaban próximas a matar, así fue el caso de Olegario Pulido un campesino del municipio de Maripí, quien apareció en la “lista negra” para ser fusilado, rápidamente este señor tuvo que salir de su casa con sus hijos y su esposa a buscar un lugar donde se pudiera refugiar junto con su familia, tuvo que salir como un desplazado y clandestinamente ir recorriendo los montes de aquel municipio para llegar a la ciudad de Chiquinquirá, 2 horas en carro pero caminando y por bosques se le tomó aproximadamente 8 horas, esta era la única forma de mantenerse a salvo.

Este es el relato contado por la señora Gloria Pulido, habitante del municipio de Pauna, quien vivió en carne propia esta guerra que aún la recuerda como si fuera ayer, pues don Olegario era su papá quien logró salir victorioso, suerte que no tuvo don Pedro, quien era uno de sus tíos más apreciados, lo recuerda con una persona humilde y trabajadora, pero ni las balas ni los que lo mataron consideraron esto.

En el año 1990 se comenzó el proceso de paz el cual fue bastante exitoso, tanto que se llegó a una conciliación en el mes de junio 1991, en la cual los grupos armados se reunieron y acordaron un cese al fuego, se realizó un pacto de paz, en el cual la guerra empezó a ceder un poco, ya que había unas consecuencias para la persona que empuñara un arma. Con el tiempo se logró establecer la movilidad, la confianza, crear algunas actividades culturales y sociales, las cuales se podían hacer sin ningún inconveniente, en estos encuentros se vinculaban diferentes municipios.

La gente comenzó a organizarse para trabajar en la mina de otra manera y a participar en la distribución de la riqueza, pero al paso del tiempo se fue limitando el ingreso a este lugar, se fue cerrando y mucha gente quedó sin trabajo y estas personas comenzaron a trabajar nuevamente en los campos, volvieron hacer otras actividades más cotidianas y de menos ingreso, pero con una pasividad en cierta forma en la convivencia ciudadana, pues la ciudadanía había comprendido que la mina era solamente un renglón de la economía y que hay muchas formas de salir adelante.

Actualmente estás minas están manejadas y explotadas por un convenio con el gobierno nacional y unas multinacionales que se consideran que son norteamericanas, contratan a sus empleados con normas legales de vinculación laboral, pagan todas las prestaciones y tienen todo debidamente controlado con lo que se extrae de este lugar.

| Nota del editor *

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