Por: Luz Andrea Beltrán Herrera
La propagación de noticias falsas no distingue entre partidos ni ideologías. Ejemplos recientes en Colombia han puesto en evidencia cómo la desinformación se convierte en un arma de ataque político que golpean directamente en la opinión pública y la ciudadanía se ve enfrentada a una tecnología que abre campo a ampliar la información, pero también a la desinformación.
El 16 de febrero del presente año una cuenta de TikTok difundió la noticia de que el presidente Gustavo Petro estaba en UCI o muerto por una sobredosis en la Fundación Santa Fe, noticia que fue replicada por varias cuentas y tomó gran popularidad en poco tiempo. Al día siguiente, Petro salió a declarar en su cuenta de Twitter:
“Recibimos un ataque de ‘fake news’ de la extrema derecha que tuvieron como blanco, como la extrema derecha viene haciéndolo, rompiendo por completo la legalidad del país y los derechos de los menores de edad a mi propia hija Antonella. ¿A quién se le ocurre declarar hasta muerto al presidente porque infundan mentiras criminalmente a la opinión pública? Pareciera que se otorga derecho de atacar criminalmente al presidente y a su hija menor de edad sin importar las leyes existentes.”

La relación del actual presidente con los medios de comunicación ha sido catalogada como tensa por diversos analistas políticos, y su gobierno ha denunciado ser blanco de múltiples fake news. Hemos visto casos como la denuncia a Infobae por publicar información errada sobre un falso vínculo entre las Emisoras de Paz y las FARC, o a Noticias Caracol ofreciendo disculpas a los televidentes por no rectificar información.
Pero estas fake news pueden afectar a cualquier sector político. En una entrevista, Juan Daniel Oviedo, concejal de Bogotá y miembro de la oposición, nos comentó:
“Evidentemente, mi campaña a la alcaldía de Bogotá fue víctima de falsas noticias como, por ejemplo: ‘Pilas que Oviedo por ser de centro se va a aliar con Bolívar en la segunda vuelta si llega a pasar a segunda vuelta, entonces qué susto Bolívar’. Entonces el discurso de miedo fue: ‘qué susto Bolívar porque es Petro en otro cuerpo’, sin darle la oportunidad al que tenía una posibilidad de tener una visión alternativa porque si él llega a pasar a segunda vuelta, se va a aliar con la izquierda y el progresismo. Falsas noticias que cuestan, porque el discurso de miedo cuesta, que me costó 184.000 votos que no recibí porque teníamos un estimado por preferencia de voto.”

Al hablar de fake news como forma de hacer política, nos comentó:
“No es la forma de hacer política, estamos convencidos de que se hace política cuando se habla con la verdad, con decisiones basadas en evidencia, se escucha y se actúa con coherencia. Las falsas noticias como instrumento para hacer política no tienen espacio. Sin embargo, la soledad, lo ético, la falta de ponernos de acuerdo y la tendencia de informarnos por redes sociales nos expone a las falsas noticias como una herramienta perversa para el ejercicio de la política, buscan generar miedo, profundizar estereotipos y polarizar el debate político para que sea rentable.”
Según proyectos de investigación, socialmente no se ha promovido ampliamente la educación para el análisis crítico del contenido en redes sociales. Esto lleva a que los ciudadanos enfrenten un panorama con múltiples perspectivas políticas, algunas verificadas y otras no.
Para el politólogo Alain Samper, las redes sociales y las fake news son una situación compleja. No solo con la llegada de redes sociales y la promesa de libertad en internet uno puede circular y generar sus propias noticias y mensajes, sino que se suma el trabajo “nefasto” de los medios tradicionales. No hay corroboración de fuentes en muchos casos, entonces las mentiras que circulan en las redes sociales terminan generando un impacto masivo porque los mismos medios están colaborando para que eso se distribuya.
Estudios sobre desinformación han demostrado que las noticias falsas se difunden con mayor rapidez y generan un impacto significativo. Según el politólogo Alain Samper, aunque posteriormente se desmientan, las fake news dejan una huella difícil de borrar en la opinión pública, lo que genera preocupación en distintos sectores. ¿Pero hay forma de controlarlas? En realidad, no. Según Alain: “No hay una voluntad real de hacerlo, se convirtió en un arma que todos los políticos y todas las personas con acceso a diferentes poderes pueden utilizar.”
Las falsas noticias son una herramienta política para desestimar al otro sin tener en cuenta la responsabilidad con la sociedad. Hacer oposición y hacer gobierno debería ser desde acciones y críticas reales y correctas, aunque pensarlo de esa forma sería una propuesta más bien utópica donde la alfabetización mediática queda como una tarea por cumplir en el país.