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Leidy Navarrete, víctima de un feminicidio anunciado

La madrugada del 23 de diciembre de 2022, en un barrio popular al sur de Bogotá, se encontraba Brayan haciendo maletas para viajar, junto con su hermana y su hermano, a una Casa shower para una reunión familiar

Por: Maira Rodríguez, Sebastián Vanegas, Paula Tobaría

Como es de costumbre, para estas fechas se escuchan voces y juegos pirotécnicos, sin embargo, esa madrugada no precisamente se escuchó la algarabía. Empezó a sentirse una energía turbia y luego de unos minutos, una vecina de manera agitada, le indicó a Brayan que a unas calles de su hogar se encontraba la policía del cuadrante frente a la vivienda de su hermana Leidy, la vecina le dijo que escuchó unos gritos fuertes de aquella vivienda y por eso decidió avisarle.

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Brayan, tan pronto como pudo, corrió con angustia entre cuadras hasta llegar a la casa de su hermana y encontró uniformados de la policía al frente de la vivienda. Él, con un fuerte presentimiento y desesperado entró a esta casa rompiendo la puerta que le impedía su paso para encontrarse con su hermana. Éste joven de 25 años ingresó sin saber lo que le esperaba.

Lobo vestido de oveja

Leidy Navarrete, madre de tres hijos, sostuvo una relación sentimental de cinco años con Andrés Castro, quien era el padre de su hija menor y, como en toda relación, al principio era amor y felicidad, pero la relación después de un tiempo se volvió una pesadilla. A mediados de julio del 2022 la relación llegó a su fin, como lo señaló Brayan y el vínculo amoroso se convirtió en un dolor de cabeza para Leidy; celos obsesivos, manipulación, violencia física, psicológica y económica al punto de que Leidy fue encerrada en su propia casa. La joven de 33 años, en medio del dolor y de la angustia, llamó a su hermano Brayan para que la rescatara, él inmediatamente acudió a su llamado, llegó al hogar de esta pareja y se llevó a Leidy.

El afecto que Leidy le dio a Andrés fue perfecto, ella guardaba la esperanza de que él cambiara, pero eso nunca pasó, entonces ella decidió darle fin a la relación. Sin embargo, Andrés no logró asimilar esta ruptura amorosa y se obsesionó, empezó a perseguirla, a acecharla y a amenazarla.

La víctima de las agresiones, en reiteradas ocasiones, intentó interponer varias denuncias, pero nunca fueron tomadas en cuenta por falta de pruebas. Aunque Brayan tuvo numerosas conversaciones con Andrés, siempre notaba la falta de afecto y respeto hacia las mujeres.

“Las mujeres son como una flor y a la flor hay que echarle agua, hay que darle tiempo y hay que darle espacio. El agua significa en una relación tiempo, detalles, hechos y no solamente palabras, pero si usted coge a esa flor, la arranca de su raíz y la quiere solamente para usted, la flor se marchita y se asfixia. Esa es la misma relación que usted debe llevar con mi hermana”, estas eran algunas de las palabras que el joven le decía a su excuñado.

El final de un amor tóxico

El 22 de diciembre Leidy estaba en una despedida de su empresa, al salir de ella se percató de que su expareja rondaba el lugar de su trabajo, así que decidió llamar a su hermano para que la recogiera porque tenía miedo, “Yo fui a recogerla directamente al lugar en donde se encontraba para llevarla a su casa, en repetidas ocasiones le dije que se quedara en la casa de mi mamá con la niña, pero ella insistió en quedarse en su apartamento”, esas fueron las últimas palabras de Brayan con su hermana aquella noche.

Al siguiente día, sobre las 5:45 a.m., una vecina golpeó con insistencia en la puerta de la familia Navarrete, Brayan, entre dormido pero con nervios en su corazón, abrió la puerta y fue informado de que su hermana estaba siendo maltratada. “Yo como pude salí corriendo y llegué a la casa de Leidy para ayudarla, pero cuando llegué estaban tres motorizados de la policía que aún no habían ingresado a la vivienda”, expresó Brayan, que con nostalgia y tristeza recordó los momentos previos antes de ingresar a salvar a su hermana.

“Nadie me abría, así que rompí la puerta del apartamento, entre a la primera habitación, pero no había absolutamente nadie, busqué en la segunda habitación y tampoco vi a nadie. Desesperado entre a la cocina y allí vi rastros de sangre, caminé unos cuantos pasos y me encontré con mi hermana”, el cuello de Leidy estaba rodeado por un cinturón negro que tenía remarcado el nombre de Andrés Castro, el corazón de la joven había dejado de palpitar.

Brayan, atónito e impotente y viendo a su hermana con signos de violencia, en lo único en quien pensaba era en su sobrina de tres años que se encontraba con su madre. Corrió por todo el lugar intentando encontrarla, pero fue en vano, la niña no estaba.

Algunos vecinos del sector vieron llevarse a la menor y también se percataron de que al parecer Leidy habría tenido una discusión con su expareja sentimental. “El exmarido vino a buscar a la exesposa, ingresó a la casa y ahí se produjo el feminicidio”, aseguro Jairo Cárdenas, habitante del sector.

El 24 de diciembre, Andrés se entregó a las autoridades a la 1:00 p.m, pero, como no tenía orden de captura, tuvo que presentarse el 26 de diciembre. Andrés acepto, los cargos dicho día.

 “Este hombre, al parecer, ingresó violentamente al inmueble, golpeó a la mujer de 33 años, y durante varios minutos impidió que respirara hasta causarle la muerte. Los elementos de prueba obtenidos, entre estos, varios testimonios, indican que Castro Bohórquez habría increpado en distintas oportunidades a su excompañera sentimental por haber terminado la relación y la sometió permanentemente a una marcada violencia de género por su condición de mujer”, informó José Malaver, jefe seccional de fiscalías Bogotá.

Por su parte, la hija de Leidy fue encontrada en la casa de su abuela paterna, y la custodia temporal fue entregada a la familia de Leidy. Desde ese día empezó un largo camino para la familia Navarrete, no solo por vivir con la realidad de que ya Leidy no está, sino que también deben luchar por la custodia de la niña.

En la noche del 29 de diciembre, la comunidad del barrio Casa Bianca, en ciudad Bolívar, se reunió para rechazar el acto de violencia. Brayan, por su parte, reflexionó, “Que este mensaje llegue a cada familia colombiana para que las mujeres no callen por miedo. Que acudan a las autoridades”.  Así mismo, la comunidad acompañó a la familia al siguiente día a una protesta pacífica en una de las avenidas principales del sector para que la condena de Andrés fuera ejemplar.

“Los hombres tienen una figura edípica que es este primer amor que tenemos como hombres, se denomina complejo de edípicos y en el amor hacia la mamá; nuestro primer amor. Pero Andrés no tuvo este cariño en su infancia, ya que tuvo que cuidar a sus hermanos”, manifestó Brayan, quien también aconsejó a las personas para que amen a una persona sin depender de ella, porque el apego es como la droga y eso fue lo que le pasó a Andrés, pues muchas veces intentó quitarse la vida, fingió el robo de una moto y logró que la familia de Leidy le diera una segunda oportunidad.

El 6 de marzo de 2023 fue entregado a la familia de Leidy el expediente del crimen, pero también fueron notificados de que Andrés los señalaba de haber recibido amenazas por parte de la familia de su exesposa.

El 24 de marzo se va a realizar la audiencia de allanamiento de cargos, ya se le hizo audiencia de imputación de cargos y privación de la libertad en centro carcelario y por tratarse de un feminicidio la condena puede oscilar entre los 500 meses de cárcel.

Brayan quiere que el mensaje llegue a las mujeres que están siendo maltratadas física y verbalmente en su relación. Él recomienda el libro Amar o Depender señalando que habla de la capacidad de darse un tiempo de estar solo, buscar una persona emocionalmente y quererse como persona. Por otro lado, otro hermano de Leidy,  Beymar, dice que su mensaje para las mujeres es que “levanten la mano y pongan un alto en el primer momento, una mala palabra desde ahí empieza la violencia y si se aguanta eso se va escalando hasta llegar al punto en el que terminó mi hermana, porque si se pierde el respeto, se pierde todo”

Estos dos hermanos recuerdan a Leidy como una persona alegre, extrovertida y noble, también recalcan la excelencia y profesionalismo que ella tenía al momento de desempeñar sus labores.

“Las navidades ya no tienen sentido porque son fechas para compartir, pero uno ya no tiene las personas que uno quiere, esta navidad fue muy triste, en la cuadra se evidenció el respeto, nadie colocó ruido, fueron días amargado”, concluyó Brayan.

Los nombres de personajes han sido cambiados para proteger su identidad.

| Nota del editor *

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