Por Daniel Rojas Chía
Octubre, mes lleno de destellantes relatos violentos y de leyendas urbanas donde abundan los fantasmas, llega a las carteleras de cine una historia infantil para toda la familia.
En un principio la historia de un pequeño cocodrilo que no sabe hablar, pero sí cantar, parecía un pálido intento para cautivar a la audiencia más joven, que finalmente logró cautivar con creces a una audiencia con una propuesta que tiene tintes de musical tipo Broadway.
Josh Gordon y Will Speck dirigen a un maravilloso Javier Bardem, que gracias a su interpretación hace que la película logre encontrar su brillo al lado de Constance Wu y Winslow Fegley, en la adaptación del libro infantil de Bernard Waber de un cocodrilo cantante.
Aunque en un principio los personajes parece que estuvieran en una puesta de teatro y no de cine, es precisamente esa idea, la que ayuda a terminar de darle sentido a la propuesta de un cocodrilo cantante. El ritmo de la película no deja de percibirse como una obra de teatro, pero la música ayuda a mostrar los intereses de cada personaje, que le dan paso a un musical con mensajes de unión familiar y amistad que acercan aún más al espectador.
Además de la música, es clave Javier Bardem, el personaje que le confiere un singular brillo a la historia. Es tan versátil que pasa de villano a conciliador y luego a héroe, de lejos, lo mejor de la cinta en mi opinión.
Recursos bien conocidos por años del cine infantil de Disney como utilizar la música como recurso narrativo, que acompañada de los reflectores tipo Broadway, le dan vida a una película que con poco, narrativamente hablando, logra una experiencia familiar con un reconocible mensaje sobre el cuidado hacia los animales.
Esto hacen de Lilo Lilo el Cocodrilo, un musical agradable y lleno de mensajes positivos que de ninguna manera podrían molestar a padres y madres de familia.
Una hora y cuarenta y seis minutos que le aseguro no van a decepcionar a los más pequeños, ni a promover ningún debate entre los más grandes, ya que Sony Pictures se fue a lo seguro y sin asumir riesgos de ningún tipo.