Más allá de la pandemia y las medidas de distanciamiento social que esta conlleva, Colombia se ha visto envuelta en marchas, protestas, paros, cacerolazos y otras diversas formas de expresión ciudadana, en aras de demostrar el inconformismo con las políticas y acciones tomadas por el Gobierno Nacional.
Sin embargo, esta ola de manifestaciones no ha sido sólo de este año. El 21 de noviembre del año pasado se demostró que los colombianos estaban reclamando mayor inversión en salud, educación y decidieron tomarse las calles para hacer su declaración contra diversas problemáticas que azotaban al país.
Es así como las calles de diferentes ciudades del país se han llenado, en diferentes fechas, de carteles, graffitis y cánticos con solicitudes y rechazos. En contra de la brutalidad policial, solicitando educación de calidad y gratuita, como solidaridad hacia los líderes sociales asesinados y con los niños muertos a manos del ejército nacional, con la convicción de avanzar en la construcción de paz, como rechazo a propuestas con serias modificaciones al régimen pensional, laboral y tributario, como descontento respecto a megaproyectos e iniciativas de alto impacto medio ambiental, como rechazo a las violencias contra las mujeres, contra las desigualdades sociales y más.
El pasado 21 de septiembre se presentó otra movilización y las voces de los colombianos instan a continuarlas hasta que el gobierno y sus mandatarios decidan escuchar las peticiones y súplicas de su pueblo, permitiendo así que un país tan rico en biodiversidad pueda prosperar como debería, por y para todos.