Dejó la ciudad por una vida mejor, poniendo en juego toda sus experiencias y sueños a un proyecto de familia: tener una finca dedicada al cultivo, producción y exportación de cacao.
Una aventura que ya se acerca a una década donde María del Campo encontró que el cacao no solo es un motivo de ingresos económico, es un motivo ara pensar en cultivos ambientalmente viables y sostenibles, reencontrarse con la mujer campesina que es eje en todo lo que significa dar vida en el más amplio de los significados posibles.
Ella como parte del sueño de lograr la paz para el país, encuentra en el cultivo y desarrollo de iniciativas comerciales del cacao y sus derivados una posibilidad para que los campesinos y los desmovilizados encuentren una camino para una vida digna, con esperanzas y futuro, a partir de un producto agrícola que se exporta a todo el mundo por su calidad, que le ha sidoreconocida en enecuentros mundiales de productores y comerciantes del cacao.
Sencilla, amable, sincera y sobre todo una hermosa persona, representa a las mujeres campesinas colombianos, luchadoras, trabajadoras y que logran sueños de dignificación y reconocimiento en todas las realidades del país.
Es nuestra invitada en “El último café”, en una conversación muy dulce como el chocalete, bajo la conducción de Carlos Cantor.