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Mensaje con motivo del quinto aniversario de la publicación de la exhortación postsinodal “Christus vivit” a los jóvenes del mundo

El Papa Francisco desea ante todo que sus palabras reaviven la esperanza de los jóvenes. También admite que, en el actual contexto internacional, marcado por tantos conflictos y sufrimientos, “es de imaginar que muchos de ustedes se sientan desanimados”. Por tal razón, les propone partir juntos desde el anuncio que está en el fundamento de la esperanza para toda la humanidad: “¡Cristo vive!”. Y lo repite a cada uno de los muchachos en particular: “Cristo vive y te ama infinitamente. Y su amor por ti no está condicionado por tus caídas o tus errores. Él, que dio su vida por ti, no aguarda a que llegues a la perfección para amarte”.

El Santo Padre invita a mirar los brazos abiertos de Cristo en la cruz y “dejarse salvar una y otra vez”, a caminar con Él “como un amigo”, a acogerlo en la vida y hacerlo partícipe de las alegrías y las esperanzas, los sufrimientos y las angustias de la juventud.

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“Verás que tu camino se iluminará y que también las cargas más grandes se volverán menos pesadas, porque será Él quien las lleve contigo”, escribe el Pontífice. Otro consejo que les brinda es invocar cada día al Espíritu Santo, que “te hace entrar cada vez más en el corazón de Cristo para que te llenes siempre más de su amor, de su luz y de su fuerza”.

El Sucesor de Pedro anhela que el anuncio llegue a cada uno de los chicos que leen su carta, “¡que cada uno lo percibiese vivo y verdadero en su propia vida y sintiera el deseo de compartirlo con sus amigos!”. “Sí, afirma, porque ustedes tienen esta gran misión: testimoniar a todos la alegría que nace de la amistad con Cristo”.

Francisco les recuerda que, al comienzo de su Pontificado, durante la JMJ de Río de Janeiro, les dijo con fuerza: háganse escuchar, “¡hagan lío!”. Y hoy, de nuevo el Papa vuelve a animarlos: “háganse oír, griten esta verdad, no tanto con la voz sino con la vida y con el corazón: ¡Cristo vive! Para que toda la Iglesia se siente impulsada a levantarse, a ponerse una y otra vez en camino y a llevar su anuncio al mundo entero”.

En su misiva, el Papa evoca la próxima conmemoración, el 14 de abril, de los 40 años del primer gran encuentro de jóvenes “que, en el contexto del Año Santo de la Redención, fue el germen de las futuras Jornadas Mundiales de la Juventud”. A su vez, hace presente que “al final de aquel año jubilar, en 1984, san Juan Pablo II entregó la cruz a los jóvenes con la misión de llevarla a todo el mundo, como signo y recuerdo de que sólo en Jesús muerto y resucitado hay salvación y redención”.

“Como ustedes bien saben, es una cruz de madera sin el Crucificado, pensada así para recordarnos que celebra ante todo el triunfo de la Resurrección, la victoria de la vida sobre la muerte, y para decirles a todos: «¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado» (Lc 24,5-6). Y ustedes contemplen a Jesús de esta manera: vivo y desbordante de gozo, vencedor de la muerte, amigo que los ama y que quiere vivir en ustedes”.

Solo de este modo, a la luz de su presencia, asegura el Papa, “la memoria del pasado será fecunda y tendrán la valentía de vivir el presente afrontando el futuro con esperanza”. “Podrán, insiste, asumir con libertad la historia de sus familias, de sus abuelos, de sus padres, las tradiciones religiosas de sus países, para ser a su vez constructores del mañana y ‘artesanos’ del futuro”.

Para el Papa, la exhortación Christus vivit “es fruto de una Iglesia que quiere caminar unida y que por eso se pone a la escucha, en diálogo y en constante discernimiento de la voluntad del Señor”. Por este motivo, hace más de cinco años, con miras al Sínodo de los jóvenes, Francisco subraya que se pidió a muchos jóvenes, de distintos países, que compartieran sus esperanzas y deseos.
“Cientos de jóvenes vinieron a Roma y trabajaron juntos durante algunos días, recopilando y proponiendo ideas. Gracias a su trabajo los obispos pudieron conocer y ahondar en una visión más amplia y profunda del mundo y de la Iglesia”.

El Santo Padre observa que fue un verdadero “experimento sinodal” que dio muchos frutos y que también preparó el camino para un nuevo Sínodo —el que estamos viviendo ahora, en estos años—, precisamente sobre la sinodalidad.

“Como leemos en el Documento Final del 2018, en efecto, «la participación de los jóvenes ha contribuido a “despertar” la sinodalidad, que es una “dimensión constitutiva de la Iglesia”». Y ahora, en esta nueva etapa de nuestro itinerario eclesial, necesitamos más que nunca la creatividad de ustedes para explorar nuevos caminos, siempre en fidelidad a nuestras raíces”.

El Pontífice reitera que los jóvenes son “la esperanza viva de una Iglesia en camino” y les agradece su presencia y su contribución a la vida del Cuerpo de Cristo y les pide: “No permitan que nos falte nunca el lío bueno que ustedes hacen; el empuje que tienen, como el de un motor limpio y ágil; su modo original de vivir y anunciar la alegría de Jesús Resucitado”.

Fuente: Vaticano

| Nota del editor *

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