Por: Daniel Rojas Chia
La vida en las ciudades está estrechamente relacionada con la información y como ella nos llega y nos acerca a cierta actualidad e inmediatez, la cual normalizamos con las constantes nuevas dinámicas de información que prácticamente bombardea nuestras mentes y la acostumbra sutilmente a solo recibirla, a vagamente identificarla y muy escasamente a darle un sentido crítico. ¿Exageración? ¿Teorías de conspiración?.
Cada persona antes de salir de casa ya ha revisado su teléfono celular por lo menos unas catorce veces, según Global Mobile Consumer Survey en un estudio realizado en el 2018. Este dispositivo antes de salir de casa propuso un camino con menos tráfico, que una estrella de la televisión entró en depresión y otro país del mundo entró en un conflicto bélico acompañada de la mejor sonrisa del próximo candidato presidencial, mientras en las pantallas portátiles brillantes de todo el planeta saben que te gusta, que miraste, que no mirase y por cuanto tiempo lo viste.
Nuestra realidad está marcada por la cotidianidad en estos repetidos ritos de compra/venta, trabajo por bien adquisitivo e información ‘real’/’falsa’ la cual, sin darnos cuenta, reconstruye nuestra siguiente acción que parece deliberadamente delineada desde que comenzamos a percibir información y al parecer, nada de esto es gratuito.
Karim Amer y Jehane Noujaim nos llevan por medio de un documental llamado ‘The Great Hack’ o como se presentó en América latina ‘Nada es Privado’ y nos cuenta cómo toda la información de la red que frecuentamos diariamente la cual, alimentamos con nuestra información, ayuda a desarrollar las mejores herramientas para controlar nuestros gustos, impulsos y emociones.
“Todas mis interacciones, el uso de mis tarjetas de crédito, las búsquedas por internet. Lugares en donde estoy o he estado, mis “gustos”. Todo queda registrado en tiempo real y relacionados con mi identidad proporcionándole así, acceso directo a mis impulsos emocionales. Armando todo este conocimiento compiten por mi atención, me proporcionan un flujo constante de contenidos hechos especialmente para mí y que solo yo pueda ver. Esto sucede con cada uno de nosotros, mis gustos, mis temores, lo que llama mi atención, cuáles son mis límites y qué hace falta para recuperarlos ‘. fragmento tomado del documental The Great Hack’ 2019. Netflix.
Toda información transporta ideas y las lleva a lugares específicos desde las fuentes de información que somos cada uno de nosotros, hasta los grandes bancos de datos que transforman estrategias de influencia elaboradas con un bien común, en la búsqueda de vender un producto o por qué no, ganar las elecciones presidenciales de grandes potencias mundiales.
Lo que vemos en Facebook va directo a tres mil millones de personas y no tenemos defensas evolutivas para esto como lo han dicho ex inversionistas de la aplicación proponiendo que esta red social está diseñada pero que consuma tu tiempo y tu atención mostrándote continuamente lo que va a llamar tu atención y de esa forma, encaminar tus acciones en objetivos determinados como lo desarrolló brillantemente Brittany Kaiser, ex directora de desarrollo de negocios de Cambridge Analytica con su presidente Alexander Nix.
La empresa de comunicación británica llamada Cambridge Analytica con las cabezas de Facebook creó una manera de desgarrar y desgastar algún otro tipo de canal con respecto a la información, llevando al periodismo a ser, sin darse cuenta, parte del engranaje.
Quienes creemos en que todavía es posible presentar una información clara e imparcial para esta labor como el periodismo, se debe luchar concisamente por medio del conocimiento y la ética para que éste no se siga transformando en una herramienta de poder mediático como lo muestra desgarradoramente el documental de Karim Amer y Jehane Noujaim ‘The Great Hack’.
“Tu personalidad define tu comportamiento y este define tu voto”. Alexander Nix –Presidente de Cambridge Analytica.