Por: Daniel Rojas Chía
David Harbour, el actor estadounidense que se hizo famoso por su personaje en Stranger Things llamado Jim Hopper, estelariza en la pantalla grande una de esas películas navideñas que por esta época del año Hollywood siempre intenta consolidar con mucho humor negro y fantasía.
Noche de paz o Violent Night trata sobre cómo un equipo de mercenarios irrumpe en la celebración de una familia adinerada en Nochebuena, tomándolos a todos por rehenes, además de liquidar sin piedad a los equipos de seguridad en la zona.
Hay películas de navidad que en su momento fueron tan populares, que son inevitables en estas festividades. Cintas como “El regalo prometido” (1996), “101 Dálmatas” (1961) o “El joven manos de tijera” (1991), entre muchas otras. Aunque los referentes más importantes de las historias navideñas, son las que se dejan ver en “Noche de paz”.
Un espectador de películas navideñas a quién le resulten familiares nombres como Nakatomi plaza, Kevin o John Mcclane, comprendería el contexto de esta película dirigida por el noruego Tommy Wirkola.
En efecto, “Noche de paz” tiene una fuerte influencia de Mi pobre angelito (1990) y de Duro de matar (1989), dos películas estadounidenses.
El director de esta cinta le confesó a El Universal de México que contó con gran libertad creativa y que esto lo empujó a seguir sus instintos así que se inspiró en la película de Bruce Willis, Peter Jackson y Sam Raimi para ofrecer, según sus palabras, “una película que puede ser sumamente violenta, pero que tiene algo bonito que contar al final”.
El director también aseguró que el actor David Harbour tiene todo para volverse un personaje icónico y la cinta un clásico de la época, pero para él, “el secreto está en modificar un poco las convenciones del género cinematográfico y mezclarlas, ya que, en estos tiempos, no puedes sólo hacer una película navideña. Tienes que darle un giro”.
En mi opinión, en “Noche de paz” el público puede encontrar una película con un Santa Claus lleno de acción, sin salirse de una historia con una narrativa común y corriente que oscila entre un humor negro que en ocasiones parece desentonar a propósito y otras no. Además, la violencia parece excesiva aunque equivalente a las sensaciones que pretende generar durante todo el torbellino de sangre y fuego que la película le ofrece al espectador. Si busca una película familiar, esta no es la correcta, pero si lo que busca es reír con crueldad, esta, definitivamente, es su película.
