Por: Nicolás Parra
Se aproxima una contienda electoral más que permitirá saber quién ocupará el puesto de alcalde mayor de Bogotá. Un detalle importante a tener en cuenta, es que son las primeras elecciones a este cargo después de la pandemia por Covid19. Más que como periodista, escribo esta carta como un ciudadano preocupado.
Estoy seguro de que la incertidumbre de los bogotanos es máxima, no solo por quien llegue al cargo, sino por la manera como ejercerá sus funciones durante los próximos 4 años. En la actualidad la capital del país presenta un mar de estadísticas negativas, que esperamos cambien muy pronto.
Futuro señor alcalde de la ciudad capital del país, llegó el momento de hacer las cosas de otro modo, llegó el momento de darles garantías a todos. Ahora mismo, Bogotá no quiere ni necesita convertirse en el experimento de ideas políticas que no le dejan nada. Al contrario, esta ciudad necesita y merece de inmediato estabilidad, soluciones argumentadas, estructuradas y reales a los muchos problemas sociales que se viven día a día.
No es obsequiar dinero, ni llenar las calles de policías. Es invertir bien los impuestos, creer en la educación como una oportunidad para todos, es darles fuerza a las instancias correspondientes para volver a hablar de una justicia real.
Hay que entender que esta ciudad es la primera opción en Colombia para los migrantes, tema que merece una gestión más apropiada de los entornos que se transforman por este fenómeno masivo.
No hay tiempo de borrón y cuenta nueva, y por el contrario espero que se trabaje sobre lo construido, pues no hay tiempo, ni economía para reestructurarlo mágicamente todo. La ciudad actualmente tiene obras en desarrollo en innumerables frentes, y espero que, usted, futuro encargado de la ciudad, siga con el curso de esos proyectos que prometen hacer mejor la situación de movilidad, que actualmente es un caos. No es hora de volver a someter a estudios nada, no hay porque despilfarrar. Son 48 meses para hacer las cosas bien, para dejar un precedente importante de cambio.
Para nadie es un secreto los privilegios que recaen sobre la figura del alcalde de Bogotá, así que esta carta está escrita pensando en que esos privilegios sean usados en pro de la ciudad y no en beneficios personales. La capital no necesita un mandatario que esté en el ojo del huracán por coimas o presuntos casos de nada, al contrario, merece un funcionario ejemplar que entienda y asuma su rol desde el día uno.
Sea quien gane las elecciones del domingo, por favor tenga claro lo que debe hacer, Colombia esta exhausta de la clase política que necesita periodos de práctica o de prueba. Si determinado número de personas depositaron su confianza para asignarle ese puesto, es porque en usted vieron la oportunidad de recuperar la ciudad, y porque sus propuestas representan buenas ideas, según lo que ellos han entendido que se necesita.
Bogotá no es de centro, derecha o izquierda, la ciudad es de todas las personas que diariamente salen y encuentran en ella una nueva oportunidad de trabajo, de estudio, de supervivencia. Sin duda alguna mejorar la ciudad es una cuestión de todos, pero la mayor responsabilidad recae en usted, asúmalo y ejecútelo. Los bogotanos merecen cifras positivas y soluciones reales.
Esperando que usted finalmente logre hacer cumplir lo que reza en la primera estrofa del himno de la ciudad: “Desde entonces no hay miedo en tus lindes”, porque sé que usted lo sabe, pues ahora mismo Bogotá está sumida en el miedo a raíz de la inseguridad.
Esta carta no tiene una dedicatoria con nombre propio porque el domingo cualquier cosa puede pasar. Sin embargo, si está dirigida a un cargo en específico, del que se espera demasiado y al que se le pedirán resultados con mayor efectividad que en otros mandatos.
Espero que estos 4 años estén llenos de victorias para la ciudad, la sociedad, la cultura, el arte y la movilidad, y que al final del mandato podamos decir: “valió la pena, ¡qué seguro me siento en mi ciudad!”.