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¿Por qué los asaderos de pollo en Bogotá llevan el número 22 en su nombre?

Si el pollo asado es un elemento común en el estilo de vida capitalino, el número 22 también. Eche un vistazo al sector donde vive, y corrobore. Aquí le contamos el origen de este fenómeno de marca que ocurre en la gastronomía colombiana.

Escrito por: Fabián Bautista y Jorge Mario Pérez.

Caminar por las calles de Bogotá es una actividad que nos puede sorprender si tenemos los ojos bien abiertos.

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A la capital se le puede descubrir de muchas formas, entre ellas por su oferta de comida.

Y si de comida se trata, es común el ajiaco santafereño (caldo de papas y pollo), el chocolate con tamal o el caldo con costilla.

Pero la oferta gastronómica de la ciudad es más que lo que describimos previamente. Aquí están radicadas las cocinas de todo el mundo, y sin lugar a duda, es posible viajar unos minutos para saborear las delicias de otras latitudes estando aquí.

Pero nada más capitalino que el pollo asado con papa salada y gaseosa.

Es común ver en diferentes barrios hasta tres asaderos en una misma cuadra. El “cuartico de pollo”, la bandeja o el pollo en combo, no caen mal en una reunión familiar o cuando sencillamente, alguien no quiere cocinar.

Si el pollo asado es un elemento común en el estilo de vida capitalino, el número 22 también. Si usted echa un vistazo al sector donde vive, corroborará que ese número acompaña los nombres de los negocios que se dedican a la venta de pollo asado.

“Surtidorado de la 22, El gran fogón la 22, Surtifritos del 22”, pueden ser algunos de los títulos que usted encontrará.

¿Y por qué los llaman así?

UNIMINUTO Radio indagó sobre el origen del uso del número 22 en los locales que venden.

Según Sebastián Bejarano, empleado de Surti Aves de la 22 del sector de Venecia, “el ex dueño de esa franquicia, hace mucho tiempo, estaba levantando la empresa por sí mismo, contaba con todos los papeles legales y además se preparaba para la expansión de la misma”.

Entonces, el empresario tuvo diferencias con los empleados, quienes con molestia renunciaron y se llevaron la receta. Punto seguido, montaron sus propios negocios y le pusieron el mismo nombre.

Audio Sebastian Bejarano

Dayana Bohórquez, empleada de un local en Usme que lleva el mismo título, dijo que el dueño puso ese nombre porque es bastante común entre los asaderos, “parece ser que el nombre no es original, pero de igual manera lo hizo para comercializarse más rápido”, mencionó. 

Audio Dayana Bohórquez

En los lugares aledaños a la sede de este medio de comunicación (barrio Minuto de Dios) los asaderos llevan un nombre diferente.

Un claro ejemplo es el Asadero – Los Cadena. Allí, Carlos y Maria comentan que el nombre es por un tema familiar. Los consultados también dijeron no conocer el origen del 22, pero creen que se debe a una franquicia.

Foto tomada por: Fabian Bautista

El origen del apetecido 22

Para llegar al origen del número es necesario remontarnos a la historia de dos personajes, don Manuel Cimadevilla Fernández y don Saturnino Cimadevilla, una pareja de hermanos españoles que llegaron a Colombia huyendo de la Guerra Civil Española.

El primero en arribar al país fue Manuel, quien se casó con una antioqueña llamada Margarita Madrigal, juntos tuvieron una panadería que vendía pasteles de hojaldre en el centro de Bogotá.

Pero en los años 50, los esposos cambiaron la línea de negocio y montaron un local en la calle 63 con carrera novena llamado Surtidora de Aves, un comercio que se dedicó a la venta de pollos, patos y conejos crudos.

A Manuel le iba bien con la venta de aves y en medio de la bonanza, llegó al país su hermano, Saturnino. Los Cimadevilla, unieron fuerzas para ampliar el negocio y vender pollo asado, chorizos y algunos fritos, fue así como nació en 1960 la Surtidora de Aves Sucursal Ltda.

Es justo ahí cuando aparece el número 22. El local de esa asadero se instaló en el Barrio Santa Fe, para ser más exactos, en la calle 22 # 14-50. El pollo de ese sitio se popularizó entre los bogotanos de la época, quienes viajaban hasta ese sitio para degustar ese pollo supuestamente preparado con un receta milenaria que fue compartida por la mamá de los Cimadevilla.

Más tarde, en 1972 se adecuó otro local en la misma calle 22, en 1981 otro en el 7 de agosto y luego en Chapinero.

A esa empresa también se unió otra familia, el accionista Primo González, esposo de una de la hijas de don Manuel. Así, rápidamente la empresa creció de la mano de dos familias: los Cimadevilla y los González.

De acuerdo con notas de prensa de los años 90, a mediados de esa década había unos 700 empresarios que intentaban copiar la marca de Surtidora de Aves, y así aparecieron muchos asaderos en la capital y el resto del país como Surtiaves 22, Surtiaves, Surtidora de la 22, Surtidora de Aves de la 22, Surtidora de Aves 22, entre cientos de tipificaciones más.

También se dio una serie de disputas de tipo legal y propiedad intelectual. El negocio cambió de razón social por el de Surtidora de Aves Compañía del Sabor y las diferencias entre las dos familias se atizaron.

Para esa misma década, el Tribunal de Bogotá consideró que haberle puesto Surtidora de Aves al negocio era casi tan impráctico como usar Almacén de Ropa, o Surtidora de Pan. “El usuario de dicha denominación genérica no puede impedir que su competidor, productor de ‘pan’ o de ‘aves’, utilice la misma voz o descripción genérica”, rezó el fallo.

Según el diario El Tiempo, en enero de 2000, los Cimadevilla y los González iniciaron el proceso de división de activos. El 31 de agosto del 2002 separaron operaciones y el 1 de diciembre de 2002 separaron las marcas. El Grupo González se quedó con la razón social Surtidora de Aves y el de los Cimadevilla con la Compañía del Sabor.

Empresa de los Cimadevilla. Foto tomada de internet.
Local de Chapinero de la empresa de los González, familia que vende franquicias con la marca.

| Nota del editor *

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