La pandemia del COVID-19 ha hecho que palabras como “alerta naranja” y “alerta roja” se apoderen de los titulares, al ser declaradas por los gobernante de diferentes territorios. Sin embargo, poco se sabe de lo que son o lo que representan.
Este tipo de alarmas son declaradas con el propósito de adoptar acciones que aseguren la atención adecuada y oportuna de los daños a la salud de la población, junto a la atención para la infraestructura y operatividad de los establecimientos de salud por la concurrencia propia de las emergencias.
Tipos de alertas:
Verde: Los centros médicos que atienden urgencias (privados y públicos) deben activar un Plan Hospitalario de Emergencias (PHE) con revisión de la capacidad hospitalaria, red de comunicaciones y de transporte.
Amarilla: Las dependencias de salud se preparan para la posible ejecución de tareas específicas de autoprotección y de auxilio.
Naranja: El distrito regula la capacidad de respuesta hospitalaria y la gestión para disponibilidad de camas UCI, intermedio u hospitalización general, para atención de patologías. La Secretaría de Salud emite directrices para regular prestación de servicios en red pública y privada.
Roja: Se presenta ante el máximo riesgo de contagio. Los hospitales y centros asistenciales deben estar listos a una llegada masiva de personas, deben activar un protocolo para canalizar su atención en la emergencia.
Alertas actuales:
El 22 de octubre, el gobernador del Quindío, Roberto Jaramillo, decretó alerta naranja, debido al aumento en las cifras de contagio del COVID-19. Y, el 23 de octubre, el gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria, decretó una alerta roja hospitalaria para el departamento por los altos niveles de contagio.
Así mismo, según el Ministerio de Salud, Medellín, Apartadó y Bello se encuentran en alerta roja; Armenia, Carmen de Viboral y El Bagre, en alerta naranja; Argelia, Nariño y San Vicente, en alerta amarilla; entre otras especificidades.
