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Resignificación de residuos orgánicos

Cada domingo en la Huerta Siatá en el Bosque Urbano Santa Helena de la localidad de Suba, miembros de la comunidad se reúnen en este lugar para seguir aprendiendo sobre la importancia del buen manejo de los residuos que generan, y sobre la soberanía alimentaria.

Por: Marcela Gómez

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Después de la pandemia, muchas comunidades crearon conciencia en torno a la soberanía alimentaria y el cuidado del medio ambiente, a raíz de las dificultades vividas en el mundo por cuenta de los confinamientos y las reducidas posibilidades de transportar alimentos e insumos hacia las ciudades.

Fotografía: Marcela Gómez

Estas actividades permiten apreciar cómo el alza de los insumos utilizados en los cultivos puede afectar los procesos económicos y productivos, así como visibilizar el gran papel que cumplen el campesinado y la agricultura en la sociedad.

Otro tema que aumentó la preocupación por el medio ambiente es la manera masiva de producir alimentos, que afecta a cultivadores y consumidores por la exposición a químicos nocivos, trayendo como principal preocupación la afectación al medio ambiente.

La paulatina introducción de huertas urbanas en Bogotá, trae conocimiento sobre las siembras, sobre la manera sostenible de abonar los cultivos, y respecto de cómo este proceso es cíclico.

Fotografía: Marcela Gómez

Más allá de sembrar para las comunidades alimentos y plantas, programas como este muestran los procesos que hay detrás de lo que la tierra provee, como el compostaje, donde más motivación se le ha puesto, porque es resignificar lo que los residuos representan, porque durante mucho tiempo se ha pensado que todo lo que no se usa es basura y cero aprovechable.

En el caso de las huertas comunitarias, se gestiona el sistema de digestión de algunos residuos denominado pacas digestoras, que consiste en entender que los residuos orgánicos no son basura, y que por el contrario cumplen un papel importante dentro del ciclo de la siembra y del enriquecimiento de los suelos, que contribuye en disminuir la cantidad de basura que a diario va a los vertederos.

Fotografía: Marcela Gómez

De esto se ha encargado la huerta comunitaria Siatá, aportándole a la comunidad conocimientos sobre la siembra y sobre el cuidado del medio ambiente con el aprovechamiento de los residuos, mediante el involucramiento de cada uno de sus miembros a los procesos que van desde el armado de una paca digestora hasta abonar y cosechar la tierra.

Cada fin de semana se reúnen en torno del cuidado de la huerta, de la alfabetización de parte del colectivo con la comunidad frente a temas ambientales y de cultivo, entorno a espacios culturales que refuerzan cada mensaje que pretenden dejar.

Daniela Posada escribió el libro Monstruos Orgánicos, donde se habla de los residuos orgánicos, su importancia y su debido proceso, aportando el largo trabajo que se ha hecho desde la huerta Siatá, y resignificando desde una propuesta divertida y pedagógica el uso de los residuos orgánicos, más allá del lugar incómodo que cada uno les otorga al encontrarse con ellos en sus casas.

La autora del libro infantil Monstruos Orgánicos. Daniela Posada. Fotografía: Marcela Gómez

El trabajo de esta huerta es un aporte desde lo comunitario, que luego de cuatro años tiene el propósito de divulgar su mensaje a muchos otros lugares y generaciones, con la expectativa de que en las instituciones educativas se implementen estos sistemas ambientales.

La periodista Marcela Gómez, habló con la autora del libro infantil Monstruos Orgánicos.

| Nota del editor *

Si usted tiene algo para decir sobre esta publicación, escriba un correo a: jorge.perez@uniminuto.edu

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