Sembrar un árbol en memoria de un ser querido es una práctica muy popular que permite mantener vivo el recuerdo del ser que ha partido y, además, trae a la vida uno nuevo. De esta forma, se expresa los sentimientos de condolencias y apoyo propio y/o para con la familia que ha perdido al ser querido, además, se aporta para la recuperación de los ecosistemas.
Así mismo, esta práctica se puede realizar incluyendo aún más al ser amado, es decir, no sólo plantar un árbol en su honor sino también sembrarlo con sus cenizas, labor que se realiza con el acompañamiento por parte de personal experto en medio ambiente. Esta actividad aplica para todos los seres queridos, por lo que se puede hacer en honor a una persona o mascota.
En cuanto a los beneficios medioambientales que logra, está el hecho de que los árboles protegen las fuentes de agua, ofrecen albergue y alimento a la fauna nativa, son generadores de oxígeno, absorben el dióxido de carbono producido por la contaminación, retienen los polvos y partículas que se mantienen en el ambiente, y son capaces de reducir al mínimo el constante ruido que se produce en la mayoría de las grandes ciudades.
Igualmente, actúan como reguladores del clima, aumentan la humedad del ambiente, disminuyen la temperatura en verano, generan corrientes de aire por medio del movimiento de sus hojas, construyen pantallas contra el viento, la lluvia, el granizo y los rayos solares, son valorados paisajísticamente, aumentan la privacidad, mitigan y reducen los reflejos y la luz intensa, direccionan la circulación de peatones y realzan y complementan los detalles arquitectónicos.
A lo largo del país existen diversas entidades que se encargan de realizar esta labor con el apoyo que la misma requiere. UNIMINUTO Radio contactó a la Fundación Humedales Bogotá para saber más al respecto.
Jorge Emanuel Escobar, director de la Fundación, comentó que esta iniciativa surgió como una alternativa a la actividad que ya realizaban de plantar árboles ante la demanda en aumento de hacerlo en honor a los seres queridos. También, se convirtió en una alternativa para los detalles de luto, como las coronas y arreglos de flores, pues las personas suelen “encontrarle un poco más de sentido que se pueda plantar uno o varios árboles en memoria de ese ser que falleció”.
Este detalle incluye un árbol nativo, el mantenimiento de dicho árbol y un certificado que especifica en memoria de quién se dona el árbol y quien hace la donación. Además, otorga beneficios al ser “una acción real y tangible que contribuye a la reforestación de muchas zonas” ya que, al menos en el caso particular de esta fundación, siembran en zonas que antes estaban destinadas al ganado lechero.
Lamentablemente la actual pandemia también ha forzado algunos cambios en este rubro, pues antes permitían que la persona que hacía la donación realizase por sí misma la correspondiente plantación del árbol, pero ahora los encargados son los profesionales de la Fundación.
