Por: Fernando Rodríguez
Gordon Lewis, conocido como el padrino del gore, lleva a los espectadores a un viaje lleno de violencia gráfica y efectos especiales impactantes. Cada truco de Montag es una oportunidad para desplegar una escena de mutilación brutal. En una de las escenas más impactantes, una mujer es aserrada por la mitad mientras es consciente, que grita en agonía mientras la sangre brota de su cuerpo. Los intestinos y órganos son mostrados en detalle, con efectos prácticos que, aunque rudimentarios, son increíblemente realistas para la época.
El director se deleita en mostrar el sufrimiento humano en su forma más gráfica. Cada acto de mutilación es prolongado y exagerado, diseñado para maximizar el impacto visual y emocional. La sangre no solo fluye; se derrama en torrentes, cubriendo a los actores y salpicando el escenario. Este enfoque sin concesiones al gore hace que “The Wizard of Gore” sea tan memorable como perturbadora.
Otra escena notable incluye la perforación de un cráneo con una enorme estaca, donde Lewis no escatima en mostrar el proceso sangriento y doloroso en toda su extensión. La cámara no se aleja de las heridas abiertas, las salpicaduras de sangre y los gritos de dolor, para intensificar la atmósfera de horror. El uso de sangre falsa y órganos animales añade un nivel de realismo que es tanto perturbador como fascinante.
Lewis emplea una técnica de montaje que intercala momentos de calma con explosiones de violencia extrema, manteniendo a la audiencia en un estado constante de tensión. La crudeza de los efectos especiales y la falta de censura en la representación de la violencia destacan la intención de Lewis de desafiar los límites de lo que se consideraba aceptable en el cine de su tiempo.
La actuación de Ray Sager (Montag the Magnificent), contribuye al impacto del gore. Su presencia en el escenario es hipnótica y aterradora, atrayendo a la audiencia a un falso sentido de seguridad antes de desencadenar el horror. La transformación de las actuaciones de magia en verdaderos actos de tortura refleja una crítica subyacente a la naturaleza voyeurista del entretenimiento, que cuestiona hasta dónde llegaría la gente para satisfacer su sed de espectáculo.
The Wizard of Gore no es simplemente un filme de terror; es una exploración del límite entre la realidad y la ilusión, la fascinación por la violencia detallada y la capacidad del cine para reflejar los aspectos más oscuros de la psique humana. Herschell Gordon Lewis, con su enfoque al gore, establece un nuevo estándar para el cine de terror extremo, dejando una huella imborrable en el género y solidificando su legado como uno de los directores más influyentes y provocadores del cine de explotación.
