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¡Tolima se siente en la sangre!

.La historia de León, hijo de campesinos, narra cómo la tragedia marcó su vida y lo llevó a convertirse en un líder social en la región oriental del Tolima. Su lucha por un cambio hacia la solidaridad y el bien común es un testimonio conmovedor de resiliencia y esperanza en medio de la adversidad.

Por: Sofía Penagos Díaz, 3.er semestre

Sus papás Nieves Cardozo y Jerónimo Valderrama son campesinos que vivían de lo que producía su finca llamada Santo Domingo, eran personas que se dedicaban plenamente a mantener a sus hijos e hijas, no tenían cercanía con sus vecinos y solo salían de su hogar para ir al pueblo a vender lo que cosechaban, esto hacía que pocas personas los conocieran.

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Cuenta León que por esta razón cuando sucedió la tragedia nadie se acercó a ver qué pasaba, es el hecho que más lo ha marcado y hoy en día lo cuenta como si hubiera sucedido ayer. En su cara se pueden sentir la tristeza y el horror, sus ojos son vidriosos y enrojecidos por las lágrimas; cuando habla, la voz se le escucha entrecortada, dice también que esa fue la razón que lo motivó a volverse un líder social para la región del oriente del Tolima e implementar una propuesta que trabaje para que la comunidad cambie un entorno afectado por las huellas que ha dejado la violencia y empiece a construir una historia basada en la solidaridad y el bien común.

La tragedia

Todo ocurrió en febrero del año 1982, León tenía 18 años; las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) con el frente 25, se encontraban en el departamento, la familia no se había preocupado por esto pues se localizaban en los municipios de Villa Rica y Cunday, no fue hasta que una agrupación de hombres armados llegó a la vereda cuando le empezaron a dar importancia, sobre todo porque habían comprado la finca vecina. A don Jerónimo no le gustó para nada eso, desde su presencia en la zona sentía un mal presagio, creía que su familia estaba en constante peligro y no se equivocaba. Los hombres se empezaron a apoderar de todo Gaverales, la comunidad los respetaba y obedecía porque sabían que, si no hacían lo que ellos querían, los mataban.

Fotografía: Istock

El problema para los Valderrama nació cuando uno de los hombres puso la mirada en una de las hermanas y acto seguido la empezó a acosar. Doña Nieves fue la primera en notarlo y le contó a su esposo, él sabía que, si no encontraba una solución, su hija corría un riesgo inmenso. La medida que decidió implementar fue emprender camino a la cabecera municipal de Cunday; este hecho le tomaría caminar todo un día ya que en esa época no tenían un medio de transporte que los pudiera llevar hasta allá; hizo esto con el fin de pedirle ayuda al alcalde, don Jerónimo no imaginó el gran error que cometería con esta acción, la guerrilla tenía hegemonizado todo, incluso el mismo alcalde tenía nexos con estos grupos armados; en Gaverales no tardó en llegar la noticia de las intenciones del señor y decidieron aprovechar su ausencia para hacerle entender a las malas que tuviera la boca cerrada.

Era domingo 21 de noviembre del mismo año, a las 5:00 de la madrugada, hombres con pasamontañas irrumpieron en la casa de León, apuntando con sus armas hacia cada miembro de la familia, los hicieron poner en fila contra una pared, uno de ellos, con voz de mando, les dijo “al primero que hable o grite le volamos la cabeza” con un miedo inmenso y llorando se quedaron petrificados, cogieron violentamente a la hermana que habían estado acosando, ultrajando su cuerpo frente a su mamá, hermanos y hermanas, gritaba con una voz que venía desde su diafragma “auxilio, por favor no me hagan daño, por favor ya no más yo no he hecho nada”, para callarla le dieron patadas, pero ella seguía gritando una y otra vez lo mismo, doña Nieves viéndole destrozada y ensangrentada la cara, no aguantó más y se tiró al piso con ella, se escuchó un disparo, todo fue tan rápido.

León pensó que habían matado a su mamá, pero cuando pudo analizar la situación vio que el que estaba con un agujero en la cabaza atravesado por una bala era uno de sus hermanos, que se interpuso entre la bala y ellas dos para evitar que las asesinaran, toda la superficie estaba llena de sangre, el disparo produjo que el líquido rojo alcanzara la cara a León, quería hacer algo pero sabía que si se movía el próximo muerto sería él; “Las próximas serán ustedes si persisten en no cooperar”, dijo el hombre que acababa de deshacerse del joven “nos vamos a llevar a la muchacha, nadie no lo va a poder impedir y a partir de este momento tienen 24 horas para salir de la región, de lo contrario, terminarán también perforados por una bala”, agregó otro de los presentes usurpadores.

León estaba en shock, sentía escalofríos y lo único que podía hacer era llorar, una mezcla entre frustración, impotencia y rabia lo hacían percibir que en cualquier momento se desplomaría, su pecho tenía un dolor profundo, la devastación poseía todo su cuerpo; seguía sin creer todo lo sucedido, permanecía en un estado de negación total, no aceptaba la muerte de su hermano o el secuestro de su hermana; en medio de la habitación se encontraba su madre desconsolada gritando “devuélvanme a mi hija, no se la lleven por favor, no me le hagan daño”, se podía percibir un ambiente pesado y tenso, impregnado de una sensación de pérdida y desolación, la familia lo sabía, no podría ser la misma después de lo acontecido.

Un nuevo comienzo

Al día siguiente, lunes 22 de noviembre, don Jerónimo llegó a su hogar, cansado y sudoroso por el viaje, lo recibieron las caras de terror de su familia y en las manos una maleta con las pocas pertenencias de cada miembro. “Me pueden explicar ¿qué significa esto?” preguntó el patriarca de la familia. Doña Nieves le narró lo sucedido, con una voz de melancolía, le terminó diciendo: “Jerónimo yo sé que no te vas a ir sin nuestra hija, pero no voy a permitir que me arrebaten a otro de mis hijos, así que nos vamos para Bogotá”.

La familia llegó a Bogotá a las 10:00 p.m. donde una tía de la señora Nieves, con los pocos ahorros que las cosechas les dejaron. La dueña de la casa los recibió muy bien, les comentó cómo funcionaba todo y luego los llevó al cuarto, se disculpó porque solo disponía de ese espacio para hospedarlos, cuando entraron pudieron observar que solo se encontraban 3 camas, era un espacio que olía a humedad; pensaron en cómo se acomodarían para pasar la noche, todos estaban agotados por el viaje así que se fueron a dormir. León fue el primero en levantarse, salir de la habitación y a lo lejos escuchó la voz de su tía, siguió el sonido, pues tenía la intención de hablar con ella sobre un tema que le interesaba a él.

-Tía ¿Le puedo hacer una pregunta? –

-Dígame mijo-

-Quiero entrar a estudiar a una buena universidad ¿Cómo hago? –

– Mijo preséntese a una beca, eso las universidades cada semestre sacan-

León no dudó en presentarse a una beca universitaria, en noviembre del año 1998 se graduó del pregrado Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Jorge Tadeo Lozano; durante toda la carrera se destacó en la corriente de lo social, tuvo siempre claro que a eso se quería dedicar, hizo investigaciones y viajó a diferentes partes de Colombia conociendo diversas culturas, aprendiendo de sus costumbres, saberes y metodologías, para luego poder cumplir su sueño, volver a su región en donde están su raíces y, así mismo, poder ayudar a su comunidad mejorando sus condiciones de vida.

Don Jerónimo falleció de un paro cardiorrespiratorio el viernes 30 de julio de 1999. Doña Nieves sufrió por varios años la enfermedad del Alzheimer hasta el día domingo 14 del 2014. A sus hermanos y hermanas no les interesó continuar con sus estudios debido a que no se pudieron adaptar al sistema educativo de Bogotá, pues la diferencia pedagógica entre la capital y su vereda era notoria. León ha sido el único en su familia que ha logrado ser profesional; hoy en día, dice que vive pendiente de ellos, de lo que necesitan y cuando puede los ayuda. “La familia es lo más importante para mí y siempre voy a estar para cuando me necesiten, lo que pasó en mi vida me marcó, por eso sé el valor de estar unidos”, resaltó. Aprecia demasiado a los seres queridos que lo siguen acompañando en vida y los visita cada vez que le es posible.

Actualidad

Actualmente es el representante legal de una asociación; trabaja con 80 familias campesinas en el oriente del Tolima y ha implementado su propia propuesta llamada Núcleos Solidarios de Ayuda Mutua (NUSAM). Los núcleos son fondos de ahorros donde los participantes ponen una cuota monetaria mensual; cada 6 meses deciden qué hacer con el dinero, también se pueden pedir préstamos al fondo si lo requieren y se puede pagar con trueques como comida, animales o herramientas de trabajo; poseen una fuente de recursos fija que es la producción de café, chocolate y ají, todos los productos son orgánicos porque el enfoque es agroecológico, la asociación les compra lo producido y lo comercializa.

| Nota del editor *

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