Por: Esteban Garzón
Un documental visualmente enriquecedor que se arriesga a contar una historia de una manera fresca y no lineal, contando con grandes artistas que ayudan y complementan la narración como Gilberto Colon o Luis Ortiz. El centro de este viaje como lo indica es Eduardo Martínez pianista y compositor Pastuso que ha podido aportar con su música a muchos reconocidos intérpretes.
Maestro de la música que tuvo su apogeo en las décadas de los 60 y 70, con un legado que pareciera desconocido por la gran parte del público pues, aunque tiene un gran numero de participaciones y piezas únicas, la mayoría no lo reconoce directamente, este documental busca a través de una agradable narración de las personas que lo conocen y del mismo Edy entender su aporte a la música llamada en ese momento “criolla” creando la revolución del género como se conocía.
El filme entretiene no solo por la cantidad de voces reconocidas y su enorme carisma para contar la historia, sino también por la música las locaciones que permiten reconocer como se construyendo la identidad de Edy en Nueva York donde estallo el boom de la salsa, donde tantos cantantes se dieron a conocer.
El director Carlos Ospina reconoce la labor de este gran musico y logra darle una tonalidad a su vida, pareciera que “es desconocido, un hombre que puede caminar sin ser reconocido” y aun así su legado es increíble, con imágenes de archivo y tomas actuales logra darle espacio al pasado y el presente y contar una historia entretenida.
Un documental que tiene bastante sabor y que en realidad vale la pena ver, no solo por su protagonista y el obvio reconocimiento que debe dársele sino por las locaciones y la historia que permite conocer un fragmento enorme de nuestra música y como gano importancia en el mundo entero.
Entretenido y enriquecedor, logra mantener al público atento además de aportar al conocimiento de la historia de la música y sobre todo de la salsa.