
Por Wilmar Sotelo
La disolución de los casquetes polares de la Antártida y Groenlandia aumenta el nivel de los océanos, pero además podría multiplicar eventos meteorológicos extremos y desestabilizar el clima en algunas regiones del mundo, según un estudio publicado en Nature.
Los casquetes de la Antártida y Groenlandia, que pueden alcanzar los 3 kilómetros de espesor, contienen más de dos tercios de agua dulce del planeta, si en la actualidad se fundieran completamente, provocarían un alza de los océanos de 7 metros, respectivamente, por ello, en septiembre de este año, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre cambio climático de la ONU publicará un informe muy esperado sobre el alza del nivel de los océanos.
Muchos estudios realizados sobre los glaciares se han concentrado en el ritmo del deshielo de los casquetes polares, bajo el cambio climático y “su punto de inflexión” que significa el tránsito de las aguas frías y cálidas del océano a un ritmo de ciclos, pero con el derretimiento, éstos ciclos se verían afectados porque irían a otros ritmos y con otras direcciones, generando cambios de clima drásticos.
Nicholas Golledge, autor principal del centro de investigación antártica de la Universidad Victoria de Wellington, en Nueva Zelanda, explicó “Según nuestros modelos, el hielo derretido provocará perturbaciones importantes en las corrientes oceánicas y cambiará los niveles de calentamiento de la Tierra”. Entre las consecuencias probables del debilitamiento está el aumento de la temperatura del aire en el Ártico Alto, el este de Canadá y América Central, así como su descenso en Europa Central.