En 1997 en las disqueras nacionales se decía que había una mafia musical en la costa porque sólo sonaba champeta en las diferentes emisoras. En el caribe, se estableció una fresca cultura musical urbana que fusionaba los ritmos africanos como el mbquanga, soukous, highlife, y juju con soca, calipso y raggamuffin.
La champeta, cuyo nombre proviene de un tipo de cuchillo con el que se descama el pescado, se ha popularizado. Pero no siempre fue así, ni siquiera en Cartagena, ciudad donde los precursores del género como Viviano Torres, Casimiro Valdez, Melchor Pérez, y Charles King, entre otros; persistieron contra la estigmatización y el trato despectivo por parte de las élites que se oponían a que los más pobres se vieran representados musicalmente.
El sonido se extendió desde los barrios cartageneros hasta las principales ciudades del país y se dio a la tarea de adoptar artistas que eran de dance hall y hip hop. Se dijo que el género se iba a acabar con la llegada del reggaetón, incluso ‘champetudos’ como cantantes y Djs grabaron reggaetón, pero Charles siguió haciendo lo mismo, haciendo lo que él llama ‘champeta criolla’, una música que se mantiene en el tiempo a pesar de que un par de años quedó aislada de la escena musical tras el temprano fallecimiento de intérpretes como el ‘Afinaíto’ y John Jairo Saya Díaz, ‘El Sayayín’.
HOY LA CHAMPETA SIGUE PRESENTE Y DIVERSIFICADA POR LA TRANSFORMACIÓN DE PATRONES RÍTMICOS.
Carlos Reyes, mejor conocido como ‘Charles King’ es uno de los pioneros de la champeta, cuando tenía 16 años supo que le dedicaría su vida a esa música. Empezó en la agrupación Anne Swing y luego de 30 años de carrera artística ha grabado más de 200 canciones; la mayoría de su autoría. Desde el año 2007, Charles viaja a Bogotá por lo menos una vez al mes para realizar presentaciones con las cuales mantiene al género vigente.
King se ha presentado en varios escenarios como el Hay festival y Stereo Picnic, también en Estados Unidos en tres oportunidades, ha grabado con Martina La Peligrosa y Cabas. Cuando no está en tarima lo invitan a dar charlas de preservación cultural a los jóvenes de colegios y universidades.
El Palenquero Fino
Nació el 3 de diciembre de 1966 en Venezuela, a los veinte días fue llevado al primer pueblo libre de América, San Basilio de Palenque. Allí vivió toda su niñez y parte de la adolescencia, a pesar de que tiene once hermanos creció sólo con su abuela paterna ‘Mamá Celestina’. Ella siempre lo acompañó hasta hace trece años cuando falleció.
Pese a la falta de electricidad las noches en San Basilio eran alegres, los muchachos se reunían alrededor de las historias y cantos amenizados con tambores. Para Charles ese sonido es imprescindible.
La música africana llegó en la década de los 70 del siglo pasado a Cartagena. En 1984 los palenqueros decidieron revolucionar la escena musical, haciendo una comparación de sonidos se identificaron con el ritmo y decidieron nutrir las melodías con instrumentos eléctricos pero respetando el concepto original. Al principio los picó (pick up) no estuvieron de acuerdo, decían que la música africana se iba a acabar, aun así grabaron canciones exclusivas.
El concepto del picó era ‘de la baja’ ‘ sonaban en cada barrio con persecución de las autoridades por problemas de contaminación auditivos. Charles no está de acuerdo con que se les persiga por temas de comportamientos violentos “En los estadios no hay picó y hay violencia, en medio oriente no hay pico y están en guerra, ni hablar del conflicto armado en el país”. Ahora son más portátiles se llaman maletas, muchos trabajan camuflados porque sigue existiendo persecución radical con el deseo de extinguir el picó.
“Pienso que la terminología de ‘champeta urbana’ está mal utilizada, hablar de urbano es una redundancia en la champeta, lo que en la actualidad se hace ha perdido parte de la esencia, yo le llamo ‘champegueton’ , para los nuevos artistas decir urbano de alguna manera es no pertenecer al gremio de los ‘champetudos’, sino quieren marcar que son otra cosa” aseguró King en entrevista para UNIMINUTO Radio.
Profeta en su tierra
Se inspira en lo que observa, escucha y siente. Es considerado un cronista, temas como ‘El Bicarbonato’, ‘El Gigolo’ y ‘El Abogado Corrupto’ develan realidades sociales de la Heroica que muchos turistas desconocen . “ La música informa, crea un ambiente social diferente” enfatiza. Se inspira en lo que observa, escucha y siente. El Rey no solo expresa su opinion en la música, también es un férreo crítico de la clase política costeña en las redes sociales.
Incluso en el 2015 retó al concejal Salim Guerra a que si en verdad estaba preocupado por la niñez cartagenera donara, junto con él, un riñón para los niños que lo necesiten, en respuesta a la propuesta del concejal de prohibir los bailes en los picós, que según él influyen en el incremento de embarazos en adolescentes. Lo paradójico para Charles es que cuando las elecciones se acercan, la champeta es del gusto de los políticos, ellos, estratégicamente buscan a los cantantes para hacer presentaciones y grabar jingles.
Conquistando el mundo
Las características más salientes en su figura son los dreadlocks que desde hace veintidós años lo acompañan, un lunar en su nariz y la sonrisa que heredó a uno de sus seis hijos, ‘risitas’ le dicen sus compañeros del colegio. Un collar de bolitas verdes, amarillas y rojas, sostienen una figura en madera del continente africano en su pecho.
Ver a Diomedes Díaz le valió la cicatriz que tiene en el tobillo izquierdo. ‘El cacique de la junta’ fue el primer artista vallenato que vio en vivo, caminaba descalzo en medio de la multitud que había en el pueblo cuando se cortó con un trozo de vidrio oculto entre el lodo.
Charles vendió gafas, camisetas, cerveza, siempre en busca de algo más, sin perder el tiempo. Por alguna época también se dedicó al boxeo, aunque su abuela no estuviera de acuerdo, “como palanquero uno tiene en la cabeza que el boxeo lo va a sacar a uno de la miseria”. Hoy se siente afortunado porque de la música puede sobrevivir económicamente.
El pasado 3 de diciembre, el ‘Palenquero fino’ se presentó en el ChampetesBurgo en el antiguo teatro Lumiere de Bogotá. Cantando desde sus raíces, como lo ha hecho por más de tres décadas, celebró con el público su cumpleaños número 50.
Cada día se levanta con la idea de conquistar el mundo, así como los personajes de su caricatura favorita ‘Pinky y Cerebro’. “Ellos Son positivos en sus aspiraciones nunca desistían de sus sueños de conquistar el mundo, Pinky era el pesimista, pero cerebro el optimista que lo inducía a la intención, la embarraba pero seguían insistiendo en que lo podían lograr”, afirma el cantante.