Rocco, el hijo de mami sin papi se reúne a comer con sus “amigos” de toda la vida y con los cuales jamás se ha podido entender. Mercedes y Kike lanzan la noticia de un bebé en camino. Con la noticia el tema principal se vuelve la crianza, las niñeras y el jardín.
Un habitante de calle aparece en repetidas ocasiones haciendo que todos pierdan de a poco la calma. Las botellas de vino son consumidas, y lo que aparentemente era un reencuentro pasivo y feliz se convierte en un oscuro y aberrante final.
El proceso “Comer” surge de una imagen mía, siempre supe que sería el final de alguna de mis historias. La obra fue escrita de atrás hacia adelante. Su nombre inicial fue “No se confunden perros con personas por error”. Se probaron tres finales diferentes durante la primera temporada y entre cambios y correcciones hechos con todo el equipo se define su final. Así ha sido “Comer” desde el primer día hasta hoy.
Asegura Andrea Esquivel, la dramaturga y directora. El propósito de esta obra comenzó con la simple idea de escribir una historia de largo aliento de principio a fin. Andrea, la dramaturga y directora, se puso en la tarea, incluso, sin importar si lo que escribía le gustaba o no, sabía que en algún momento todo llegaría a su forma ideal, pero era un proceso lento y largo.
La comedia y la sátira social nunca fueron un propósito, pero fue inevitable que este género se apoderara de la historia. Y, aunque Comer fue escrita solo por Andrea, para ella es una creación en la que su familia, amigos y colegas han hecho parte desde su concepción, llenando la obra de situaciones ya vividas, chistes y comentarios ya escuchados, y personajes inspirados en muchas de las personas que la rodean.
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