Por Daniel Rojas Chía
Pocas cosas salen bien cuando el ser humano reta a la naturaleza, y en parte, de eso se tratan ciertos deportes extremos como el alpinismo. Luego de poner en contradicción su vida entre su trabajo regular y lo que le apasiona, un joven alpinista inglés acepta el reto que le propone uno de sus mejores amigos: conquistar los The Big Three: Matterhorn, el Eiger y el Mont Blanc, los tres picos más peligrosos de los Alpes.
A pesar de presenciar varios accidentes mortales mientras escalan los dos primeros picos, Michael (Freddie Thorp), sabe que algo no está bien, y por un momento contempla la idea de no continuar, pero la obsesión de su amigo Jena-Pier (Michel Biel) por realizar la escalada final, los llevará al desastre por cuenta de una tormenta mortal que se avecina al otro lado de la montaña.
Ascenso al límite no sorprende por la manera como se presenta la historia, con personajes plagados de clichés en su construcción argumental; aun así, la cinta encuentra ritmo gracias a maravillosos paisajes, personajes que aunque aparecen esporádicamente le dan un sentido a la idea de lo retadora que es la montaña, acompañada de una débil historia de amor que representa uno de los dos conflictos de la cinta.
La película se enmarca en caras bonitas y actuaciones que muchas veces salen en falso por parte del director británico Julian Gilbey, que sin embargo logra buenas escenas de acción y trasmitir angustias en más de una ocasión, mientras se muestra lo majestuoso de los Alpes como un personaje más que se admira y se teme.
Una cinta predecible, pero que, de seguro, si se está cerca de este deporte y se combina con las emociones personales, puede dejar otras sensaciones. Ademas, la película fue inspirada en la conocida Tragedia del Frêney ocurrida en 1961. Si busca paisajes maravillosos y comprender que retar a la naturaleza en ocasiones no es buena idea, esta es su película.