Por: Daniel Rojas Chía
El público local está cada vez más familiarizado con el cine francés gracias a producciones que han alcanzado reconocimientos importantes, además de remakes de parte de Hollywood como La familia Bélier (2014) que luego se convirtió en Coda (2021).
La directora, productora, actriz y guionista francesa Lisa Azuelos continúa con su trabajo enfocado hacia la mujer de hoy, conjugando retratos en versiones maduras y adolescentes como LOL (2008), o Una semana en Córcega (2015), donde emergen mujeres valientes y capaces, acercando así su trabajo a un público más amplio, como sucede en El libro de los deseos, su más reciente película.
La película cuenta la historia de Thelma (Alexandra Lamy), cuya vida da un giro trágico a causa de un accidente que deja en coma a su hijo Louis (Hugo Questel) de 12 años.
Decidida a hacerle frente por todos los medios a esta situación, acepta el reto de completar una a una las 10 cosas que hay que hacer antes del fin del mundo, que el niño había escrito en su diario para mostrarle las cosas maravillosas que ofrece la vida.
Este viaje a través de los sueños de su hijo preadolescente la llevará mucho más lejos de lo que nunca había imaginado, reavivando sus ganas de vivir.
Con un ritmo sencillo la directora francesa lleva al espectador al lado de Thelma y cómo enfrenta su dolor, nutriendo sus experiencias con la firme convicción de que su hijo mejorará.
La actriz francesa lleva en hombros toda la narrativa de la película, impulsada por momentos por Odette (Muriel Robin), su madre, que se convierte en su mejor aliada a la hora de cumplir con las tareas dejadas por su hijo antes del fin del mundo.
La directora da cuenta sobre los fuertes lazos de esta madre con su hijo y cómo se conectan de manera espiritual, dejando mensajes conmovedores, así sean completamente predecibles, pero que captan la magia de las cosas entre imágenes conmovedoras, sentimientos amables con cierta rebeldía juvenil y una serie de asuntos pendientes de la madre, que conectan de inmediato con su hijo.
El libro de los deseos no propone grandes puntos de giro ni se presenta como una visión innovadora en los lazos familiares, pero logra un retrato amoroso de lo inexplicable que puede llegar a ser el amor de una madre.
Una película con visiones de lo interconectada que la vida puede estar si le damos la oportunidad que nos sorprenda, para poder mirar distinto, con la culpa y el arrepentimiento como puntos de partida, pero con la esperanza siempre presente como un motor ´para ser mejores para nosotros mismos y para los que amamos.
Una visión de un poco más de hora y media que refresca y revive sentimientos de quien la vea y se dé la oportunidad de reflejarse en ella, de lo contrario solo encontrará pasajes que conmueven gracias al esfuerzo de Alexandra Lamy.