Por: Danniela Rodríguez
Aunque esta droga sintética ya era motivo de preocupación por sus mezclas inestables, la presencia de este tranquilizante, empleado en animales, eleva los riesgos para la salud a niveles sin precedentes.
La advertencia la emitió el Sistema de Alertas Tempranas (SAT) del Ministerio de Justicia, luego de analizar cinco muestras diferentes obtenidas entre junio y julio de 2025.
La Xilacina, que no tiene uso aprobado en humanos, puede provocar efectos graves como pérdida de conciencia, dificultad respiratoria, disminución del ritmo cardíaco y en casos extremos, la muerte.
El Tusi, también conocido erróneamente como cocaína rosa, no tiene una composición fija, a diferencia de otras sustancias como la cocaína o el éxtasis, que contienen ingredientes relativamente identificables.
El Tusi se fabrica de forma clandestina y puede incluir desde ketamina y MDMA hasta cafeína, benzodiacepinas o medicamentos de uso común.
Su característico color rosado no es un indicador de seguridad ni calidad, se trata simplemente de una mezcla teñida con colorantes artificiales para atraer al mercado juvenil y recreativo.
Con la presencia de Xilacina, el coctel químico que representa esta droga se vuelve aún más impredecible y peligroso.

La Xilacina es un fármaco diseñado para uso veterinario, especialmente en equinos, bovinos y felinos, como relajante muscular y analgésico. No está autorizada para consumo humano en ningún país del mundo. Su efecto principal es sedante, pero al ser mezclada con otras drogas puede potenciar o prolongar sus efectos.
Uno de los mayores riesgos es que no responde a tratamientos tradicionales en casos de sobredosis, por ejemplo, la Naloxona, comúnmente utilizada para revertir efectos de opioides como el fentanilo, no tiene efecto alguno frente a la Xilacina, esto significa que una sobredosis puede ser mucho más difícil de tratar en urgencias.
Además, hay reportes internacionales, especialmente en Estados Unidos, que asocian su consumo crónico con necrosis en la piel, úlceras profundas e incluso amputaciones cuando se administra de forma intravenosa.
El hallazgo de la sustancia se dio en medio de procedimientos rutinarios de inspección de drogas recreativas en fiestas y entornos nocturnos.
Tres de las muestras con Xilacina fueron detectadas en Bogotá, mientras que otras dos se reportaron desde eventos recreativos donde organizaciones de salud civil recolectan voluntariamente dosis para análisis.
Aunque por ahora se trata de una proporción pequeña frente al total de incautaciones, el hecho de que la Xilacina ya esté circulando en las calles capitalinas implica un cambio en la dinámica del tráfico de drogas sintéticas en Colombia.

El Observatorio de Drogas de Colombia (ODC) advirtió que esta nueva adulteración podría abrirle las puertas a una crisis similar a la que enfrentan ciudades como Filadelfia o Chicago, donde el uso conjunto de opioides y xilacina ha causado cientos de muertes.
Expertos en farmacología forense explican que la Xilacina tiene tres ventajas para quienes fabrican drogas ilegales: son de bajo costo y fácil acceso, al tratarse de un insumo veterinario legal potencia los efectos de otras sustancias lo que puede hacer que una dosis rinda más, y aumenta el volumen del producto final que se traduce en mayores ganancias para quienes venden las dosis.
La aparición de Xilacina no es un hecho aislado: en marzo de este año la Policía Metropolitana de Bogotá desmanteló un laboratorio en la localidad de Puente Aranda donde se producían dosis de tusi utilizando medicamentos veterinarios, entre ellos Ketamina y tranquilizantes similares a la Xilacina.
La operación reveló una red que importaba medicamentos desde países vecinos, los mezclaba artesanalmente y los distribuía en fiestas y zonas de rumba en Chapinero, Suba y el centro de la ciudad.
Este antecedente refuerza la hipótesis de que la inclusión de Xilacina es una estrategia deliberada para modificar los efectos de las drogas sintéticas.

Frente a esta nueva alerta, el Ministerio de Justicia emitió un comunicado exhortando a los jóvenes a no consumir ninguna sustancia cuyo origen no esté completamente verificado. La cartera también anunció que reforzará la red de laboratorios forenses y aumentará la capacitación en hospitales sobre cómo identificar casos relacionados con Xilacina.
Mientras tanto, desde el sector médico se insiste en la necesidad de ampliar las pruebas toxicológicas y mejorar la disponibilidad de protocolos para atender cuadros de sedación profunda, en especial en contextos de consumo múltiple.
Ante esta situación, las autoridades recomiendan:
- Evitar el consumo de tusi o cualquier droga no controlada, especialmente en ambientes recreativos donde no se conoce su procedencia.
- Estar alerta ante signos como somnolencia extrema, dificultad respiratoria o ritmo cardíaco lento, que podrían estar asociados con la xilacina.
- Acudir inmediatamente a un centro médico en caso de reacción adversa, aunque se desconozca la sustancia consumida.
- No confiar en la apariencia del producto: el color rosa o la presentación llamativa no garantiza seguridad.
La detección de Xilacina en Bogotá pone en evidencia la evolución de las drogas sintéticas, y la urgencia de abordar el consumo desde un enfoque preventivo y no únicamente represivo.
Las mezclas cada vez más impredecibles, la facilidad con que se consiguen insumos ilegales y la falta de información entre los jóvenes, hacen de este un problema de salud pública en crecimiento.