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Diálogo con Mario Muñoz: La música como una poderosa herramienta para la sociedad

El vocalista principal de la banda de rock Doctor Krápula, quien con sus letras representa la realidad que se vive en el país, habla de cómo es el mundo artístico más allá de lo que se conoce, y el trasfondo que conlleva la vida de un artista a nivel político y social.

Por: Valeria Sosa Jiménez y María Ximena Ruiz

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Mario Andrés Muñoz, más conocido como Subcantante, es la voz líder de la banda de rock Doctor Krápula. Es hijo de dos abogados, su padre es activista y defensor de la naturaleza, y ha influenciado de gran manera en su vida y posición como vocalista en la banda. Por otra parte, su madre, amante de la música, ha sido de gran apoyo e inspiración para los proyectos del compositor.

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Su sueño fue estudiar Diseño industrial -carrera que cursó en la Universidad Jorge Tadeo Lozano-, y posteriormente, Diseño gráfico, sin embargo, la abandonó ya que la música llegó a su vida, por lo que decidió apostar a creer en ella dedicándose por completo a su verdadera vocación.

¿Qué es la música para usted?

M.M: Es la herramienta número uno de mi vida; la manera desde la cual decidí hacer una expresión contundente y artística de todo lo que pasa alrededor de donde vivo, en mi barrio, en mi ciudad, en mi país, en mi continente. Y es a través de la música como herramienta que he podido tener el sustento durante más de 20 años.

Los Krápula todos vivimos de ella; a través del arte es que expresamos nuestras ideas, nuestros inconformismo y nuestras propuestas, básicamente es como la forma de comunicarnos hacia el mundo. Es una herramienta.

¿Cómo sería la vida sin música?

M.M: En mi caso, siendo músico y viviendo de la música, sería algo que no logro imaginar. Incluso ahorita en la pandemia llegué a creer que todo podía parar un tiempo, pero la música definitivamente no paró. Nosotros creemos que sin música la vida sería un poco más insensible y, de alguna manera, sin sentido, para mí.

¿Qué lo inspira a hacer ese tipo de música?

M.M: La realidad en la que vivo, en la que quisiera vivir también y en la que quisiera para los hijos que tengo, los de las personas, los niños que vienen a ocupar este planeta en un futuro, y las nuevas personas que habitan este gran planeta. Eso es lo que a mí más me mueve, ver lo que ocurre en este mundo en el que vivimos, a todo nivel, no solamente político y social. A veces, simple observación.

Hemos dedicado canciones, por ejemplo, a la Amazonía, simplemente contemplativas, viendo lo importante y hermoso que es ese lugar; lo hermoso que es amar y lo triste que es vivir sin amor.

¿Cómo describe la música que suele crear?

M.M: Es como un catalizador de todo lo que pasa por mi mente. Entonces, cuando trabajo en grupo con los chicos de la banda, terminamos creando algo que logra sacar del fondo de todos nosotros lo que sentimos, lo que nos incomoda y lo que creemos que debemos decir. Es un catalizador, es un vehículo.

¿Con qué propósito hace sus canciones?

M.M: Cada canción tiene propósitos diferentes, por ejemplo, hay canciones con propósitos sociales, ambientales, y otras con propósito de diversión. Hay algunas canciones que lo que pretenden es exaltar alguna característica humana, o a veces simplemente también es una expresión fiestera, de diversión.

Nosotros tenemos, en el caso de la Banda, muchos tipos de temáticas, pero predominan los temas sociales, políticos y ambientales, eso sí es claro. Pero no descartamos hacer canciones con los objetivos amorosos o de fiesta sin algún tinte en especial.

¿Qué es lo mejor de ser un artista musical?

M.M: Es tener la libertad de elegir un camino, de decir lo que quiere decir, de expresar lo que quiere expresar, y de de ser quien quieres ser. Eso es lo que más me gusta a mí de ser artista, y tener una voz potente para poder alzarla cuando sea necesario.

¿Para usted, una canción lo puede transportar a una historia distinta a la que vive?

M.M: Una canción puede soñar una realidad distinta, pero no ir a ella. El objetivo de la música no es irse a otra realidad. De pronto es llevar esa realidad con algún tipo de sanación, porque la música a veces también está ahí y permite estar en un estado, digamos mejorar el estado de ánimo y profundizar en este. Pero la realidad sigue siendo la misma.

¿En qué influye o aporta este campo artístico a la sociedad?

M.M: En muchos casos hace aportes muy positivos, y en otros, es simplemente entretenimiento. La gente que desde la música hace propuestas de tipo social o amplifica voces de personas que necesitan ser escuchadas, presta un servicio social.

En el caso de la música simplemente que suenan emisoras y están los conteos, es una cosa meramente de entretenimiento que trasciende por números y resultados económicos, pero no sociales. A veces pueden ser perjudiciales para la sociedad, porque le hacen a la al público perseguir ideales digamos vacíos y sin sentido.

Entonces yo sí soy de los que cree que la música y enlozada es es un es un servicio social y la música como mero entretenimiento pues es simplemente un producto.

¿En su opinión, la música y la política son dos polos opuestos que se atraen?, ¿Por qué? 

M.M: Nunca son opuestos. La música y el arte son expresiones políticas, porque son ideas puestas en un medio para que llegue a muchas personas, y eso genera de alguna manera un pensamiento colectivo, además, ya es un acto político de por sí. Incluso la música que yo digo que no se compromete o propone nada social y políticamente, tiene una postura política, y esa es la de la apatía frente a ese tema.

¿Cómo considera que su música puede aportar a la sociedad?

M.M: Con una postura clara, proponiendo y acompañando también temas como lo que está pasando hoy en día con el asesinato de líderes sociales o, por ejemplo, en oposición a la reforma tributaria.

Cuando nosotros estamos usando nuestra música para impulsar una resistencia, digamos, de abuso de poder, creemos que eso es un aporte enorme, y cuando lanzamos una canción que no juega a lo que pide la radio, sino, simplemente a proponer unos puntos de vista, desde ahí ya estamos también aportándole caminos diferentes y alternativos de pensamiento de las personas.

¿Alguna vez por expresar sus opiniones a través de la música, tuvo problemas con el estado o entidades similares?

M.M: Hemos tenido varias veces censuradas, claro. No solamente de entidades estatales, sino de empresas privadas también, o, de personas que se expresan con molestia por lo que cantamos, decimos y proponemos.

Hemos sido cancelados en giras, en negocios de imagen y marca con empresas privadas, por órdenes de personas que simplemente no quieren tener relación con una banda que tiene una postura como la nuestra.

También hemos sido, digamos, víctimas de una persecución, cuando, por ejemplo, vamos a hacer marchas, antitaurinas o pro-estudiantil, entonces nos mandan a bajar de los escenarios, varias veces ha sucedido, y tratan de evitar a toda costa, que los conciertos se realicen cuando tienen esos fines, cerrar los lugares donde vamos a tocar.

Es algo que es normal cuando uno definitivamente a través de la música está moviendo y tocando fibras de intereses.

¿En Colombia, se valora este campo artístico y, por ende, a las personas  involucradas en él?

M.M: Sí. Es que son diferentes tipos de valoración. Hay gente que valora el hecho de que la música produzca plata, y hay gente que valora que la música se involucre en la vida diaria. Yo creo que sí. La música es uno de los actos más valorados. Diferentes niveles pues.

¿Qué deberían hacer entidades como el Ministerio de Cultura para valorar y fortalecer en su totalidad este campo?

M.M: Yo creo que el Ministerio de Cultura es un ácido históricamente, una oficina que no sirve para mucho. Ella debería convertirse en un agente de promoción del arte, pero de los territorios, no simplemente hacer concierto del 20 de Julio con los artistas que ya están posicionados, y no agarrar las músicas y expresiones de los territorios de las comunidades.

Es rescatar los sonidos ancestrales, rescatar el folclor, de invertir en escuelas de música en el territorio, promover también las expresiones de los territorios. No se debe convertir en una cosa que simplemente se vuelva lo que propone con el gobierno actual que es una economía naranja, que es volver la música un producto, y que este simplemente se vuelva rentable.

Cuando se habla de cultura, no se habla necesariamente de un negocio, se habla también de preservación, conservación, rescate de cultura, de costumbres, música, sonidos y saberes. No se puede ver solamente a la música y al arte de la cultura como producto. Entonces el Ministerio de Cultura debería ser clarísimo.

Además pocos fondos destinados por el gobierno nacional a promover, hacer negocios y cosas con artistas ya posicionados, sino que tiene que invertir en nuevas expresiones. También rescatar y proteger el patrimonio cultural.

¿De qué manera ha afectado la pandemia a los músicos?

M.M: Absolutamente a todo nivel, es decir, no hay otra manera de trabajar para los músicos están todos quebrados, las personas que viven el día a día tocando música están quebradas, sufriendo, sin dinero, y algunos que son artistas ya consolidadas, logran tener otro tipo de ingresos. Pero el músico como tal que vive de hacer música, está en su peor momento de la historia.

¿Usted qué cree que le falta a los artistas que no conectan con las personas?

M.M: Trabajo y consecuencia. Digamos, uno tiene que ser consecuente frente a lo que canta o toca, lo que es, lo que proyecta, habla y dice. Cuando uno es lo mismo frente a lo que canta y hace, él conecta con un público naturalmente.

Lo otro ya es estrategia de mercadeo y dinero que hace que las canciones y los vídeos roten, además, también manejan algoritmos para que simplemente por repetición, mucha gente lo convierta en una tendencia.

¿Considera que hay artistas comerciales?

M.M: No. Hay productos que se posicionan simplemente con estrategias de mercadeo, y ahí hay obras de arte que se conectan con la gente porque tocan algunas sensibilidades y fibras y momentos históricos. En los dos casos, ninguno es mejor que el otro simplemente son dos caminos diferentes.

 Si no fuera artista, ¿De qué manera considera que podría aportar socialmente?

M.M: Bueno, en ese caso haría la mitad de lo que hago hoy en día, que es lo mismo. Pero en la vida diaria seguiría haciendo activismo. De pronto estaría metido en temas de alguna fundación o colectivo activista, seguro también estaría promoviendo temas de agricultura urbana, de conservación de selvas tropicales, páramos.

Yo sería muy activista, no sé exactamente a qué me hubiera dedicado, pero, por ejemplo, ya casi tengo el grado como diseñador gráfico y seguro desde ahí, desde la gráfica, también haría casi lo mismo que hago desde la música.

| Nota del editor *

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