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Educación virtual: un dilema entre lo económico, el aprendizaje y la conectividad

Desde el 22 de marzo todas las instituciones de educación superior debieron cambiar su modalidad, después de que el Ministerio de Educación Nacional diera luz verde al uso de las Tics por medio de la Directiva Ministerial N° 04.

Por: Juan Sebastián Pacheco y Sergio David Palma Torres     

Las cifras del Ministerio de Educación demuestran el auge que ha tenido la educación virtual en el país, donde, para el año 2018, se evidenció un incremento de 30.815 estudiantes matriculados en esta modalidad con respecto al año anterior. Aproximadamente un 8.3% de los 2.408.041 nuevos inscritos a una institución de educación superior en el mismo año. El problema se da cuando las condiciones cambian de manera drástica y el sistema educativo no está preparado para recibir de un momento a otro un gran número de estudiantes provenientes de las otras modalidades avaladas por el Ministerio como la presencial y la distancia tradicional.

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La situación de contingencia que se presenta actualmente en Colombia y en el mundo, tomó por sorpresa a la gran mayoría de personas cuando a comienzos del mes de marzo, el Gobierno Nacional, por medio del Ministerio de Salud y Protección Social, emitió la Resolución 385 del 12 de marzo de 2020 que declara “La emergencia sanitaria por causa del coronavirus Covid 19”, la cual claramente hace énfasis en las medidas que se deben adoptar para hacerle frente al virus. A partir de ese momento las cosas en el país cambiaron, distintos sectores, por iniciativa propia conforme a la resolución, empezaron a migrar hacia la virtualidad y en este tránsito el sector educativo no fue la excepción. 

De allí que, en los días siguientes, un grueso de instituciones educativas del país, empezaran a publicar distintos comunicados sobre la suspensión inmediata de clases presenciales para darle paso a la modalidad virtual, tal es el caso de la Universidad de los Andes que lo hizo el día 12 de marzo al igual que la Universidad Jorge Tadeo Lozano, Universidad Libre y la Corporación Universitaria Minuto de Dios, entre otras, el día 15 de marzo.

Cabe resaltar que si bien la gran mayoría de instituciones para esa fecha ya contaban con espacios acordes a la modalidad como las “Aulas virtuales” o “Biblioteca virtual”, estas eran utilizadas como material de apoyo y no como el principal recurso para las clases, dichas medidas se generaban a partir de la autonomía institucional, razón por la cual algunas instituciones, con el fin de optimizar y mejorar el proceso, decidieron tomar un periodo de receso para dar las capacitaciones pertinentes y otras decidieron que inmediatamente se daría inicio a las clases. Para el 22 de marzo, ya todas las instituciones de educación superior debieron cambiar su modalidad, debido a que el Ministerio de Educación Nacional dio luz verde al uso de las Tics por medio de la Directiva Ministerial N° 04. 

Dentro de esta situación, es importante mencionar que el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTiC), en su último boletín trimestral, argumentó que 6,9 millones de colombianos se conectan a internet desde su hogar y 30,9 millones lo hacen desde una red móvil. Así mismo, se asegura que la velocidad promedio de internet es de 18,9 Mbps; por lo cual, en teoría, las personas no deberían tener fallas a la hora de conectarse a la red.

Pablo Méndez, estudiante del preparatorio de música de la UNAL da su opinión al respecto y manifiesta que “se me han dificultado algunas clases por fallas de la conexión… no hay un 100% de efectividad en la enseñanza, la comunicación no siempre es posible, nadie garantiza que todas las personas tengan un buen internet”. Aquí se evidencia el primero de los problemas manifestados, el tema de la conectividad en el país, lo cual contradice lo dicho en principio por la entidad gubernamental.

Al mismo tiempo se da otra dificultad respeto a la calidad de la educación que reciben los estudiantes y se refiere a la adaptabilidad que han tenido los programas académicos para ser impartidos de manera virtual, puesto que las dinámicas no son iguales que en la modalidad presencial, incluso algunos de los contenidos presentes en la malla curricular han quedado por fuera de las clases, al no ser abordados de la mejor manera… Así lo comprueba el estudiante de música de la Universidad de Los Andes, Nicolás Jaramillo “Me ha costado adaptarme, yo acostumbraba a estudiar bastante en la universidad, me la pasaba ensayando 12 horas y el hecho de que ya no lo tenga que hacer tanto, me descuadra. Además, lo que no me gusta es que mi carrera es muy práctica por lo tanto en el método virtual no se puede aprender muy bien”. 

Con lo mencionado por Nicolás, también se puede deducir que hay programas académicos que utilizan más lo práctico que lo teórico, por tal razón se descompone el aprendizaje, como lo relata Stiven Sevilla, estudiante de cuarto semestre de odontología en la Universidad del Bosque “Mi carrera tiene que ver con el área de la salud y estoy perdiendo muchas prácticas, las cuales solo se pueden implementar en los laboratorios de la universidad y son cosas que realmente no puedo aprender virtualmente y las necesito para ejercer bien mi profesión”. 

Es pertinente resaltar que no todo es malo en este punto, pues claramente hay otras carreras que son más teóricas y se aprende con normalidad. “Siento que estoy aprendiendo con este método, la verdad he sabido llevar el método de buena manera, he leído y me he instruido lo suficiente como para poder responder a lo que me han dejado y pasar los parciales, además que siento que he aprendido más así, que de la manera presencial y, quieran o no, este va a ser el futuro de la educación” dice Jhon Rodríguez estudiante de filosofía, el cual también hace pensar que el aprendizaje muchas veces va por el estudiante y no por el método de enseñanza.

Asumiendo que las dificultades pueden estar relacionadas de algún modo con la repentina puesta en marcha de la educación virtual, es necesario pensar sobre este tema hacia el futuro, porque las primeras acciones de peso frente a la propagación del virus que tomó el Gobierno Nacional corresponden a la ejecución del “Aislamiento Preventivo Obligatorio” que ha sido prorrogado a la fecha en 3 oportunidades en los Decretos 457 del 22 de marzo, 531 del 8 de abrir y 593 del 24 de abril. Cumpliendo en total 37 días hasta el pasado 11 de mayo. Lo cual ha generado una incertidumbre en los distintos sectores del país, a la espera de su reactivación, donde la educación no es ajena a ello. En principio las directrices del Ministerio de Educación van hasta el día 30 de mayo, cuando se finaliza el primer semestre académico del año en curso. 

Esto último deja mal parado al sector educativo con miras al segundo semestre del año, ya que, de a poco, comienza a tomar mayor fuerza entre los estudiantes la idea de aplazar el siguiente periodo académico al considerar que no están dadas las condiciones necesarias para su desarrollo, además no existe la normalidad académica y los procesos de admisión para dicho periodo se deben realizar desde la autonomía institucional, dado que el Gobierno Nacional suspendió de manera temporal, en el Decreto 532, el requisito de la presentación del examen de Estado “Saber 11” para el ingreso a un programa de pregrado, al no ser realizadas en el primer semestre. 

Ahora, al parecer, el mayor problema proviene desde el lado económico, en dos sentidos, el primero con respecto a los costos del semestre, puesto existe una diferencia entre el 35% y 50% en el valor de un programa completamente virtual con respecto a uno presencial; y el segundo hace referencia a que, al encontrarse prácticamente parado el país, algunos empresarios han manifestado que mientras las labores no se reactiven paulatinamente, recurrirán a despidos masivos, suspensión de contratos o de paga de salarios, afectando de manera directa al sector educativo, ya sea porque un buen porcentaje de estudiantes depende económicamente de sus padres o porque el restante no ha podido continuar con sus labores.

Toda la situación aumenta la tasa de deserción de estudiantes, aunque no solo afecta a futuro, también hay personas a las que lo económico les ha pasado factura de inmediato, así lo cuenta Pablo Méndez “La verdad yo este semestre lo aplacé a mitad de semestre porque no estoy teniendo clases de mi instrumento y pues la verdad la crisis también ha afectado a mis papás y el coste de la matrícula del preparatorio de la universidad es bastante costoso, entonces tuve que aplazarlo”. 

| Nota del editor *

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