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El Arracadas

Por: Cristian Camilo Torrez

Juan Sebastián Camelo tiene 28 años, bogotano de clase media alta, es egresado de Artes Visuales de la Universidad Javeriana, y de la Universidad Complutense de Madrid es magister en Escritura Creativa. Actualmente se desempeña como gerente general de una empresa canadiense en Colombia. Tiene un podcast llamado “Serialmente” en donde cada lunes, a través de diferentes plataformas, cuenta la historia de un asesino serial. El 12 de diciembre será el lanzamiento oficial de su primera novela, titulada: “Descenso”, la que describe como “un viaje a lo más oscuro de nuestra psicología”.

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Cristian Torres: Serialmente, su podcast, ¿está alcanzando el propósito inicial por el cual empezó a hacerlo?

Sebastián Camelo:  Lo estoy superando. Mi objetivo siempre ha sido crear un nicho de público para publicar un libro. Eso lo ideé en España. Allá le enseñan a uno que hay que construir un público para sobre esa base poder vender. Yo les dije que sí a la gente de PIA Podcast pensando en eso, pero el “boom” ha sido ridículo.

El impacto ha sido tanto que ya se escucha en México, Honduras, Argentina, España, Perú, Guatemala, Uruguay; entonces, todo esto me ha ayudado a captar la gente que tiene el interés particular sobre esos temas. Así que cuando les comenté sobre el lanzamiento de mi libro, mucha gente, incluso quienes no viven en Bogotá, empezó a preguntarme sobre cómo y dónde podía obtenerlo.

CT: ¿Por qué hablar acerca de asesinos seriales?

SC: Existen dos motivaciones. Claramente no puedo negar que tengo un interés personal en el tema. Lo disfruto. Siento morbo y curiosidad por ello. Son temas que por una u otra razón no me conmueven. O sea, veo historias y más historias pero ninguna me conmueve nada, en el sentido que tenga que detenerme y no buscar más.

Por otro lado, a nivel creativo, en la manera como abordo el tema, me he dado cuenta que me sirve para hablar de muchas cosas porque es algo muy elocuente. Puedo ligar ese tema con problemas sociales, la justicia colombiana, injusticia social, racismo, misoginia, pedofilia, la insensatez de un cúmulo social.

La curiosidad inicial partió del hecho que a mí siempre me ha causado mucho interés el mal. No hay gente totalmente buena ni totalmente mala. Todos somos malos en cierto sentido. Mientras iba investigando para escribir el libro, me di cuenta que podía llevar a las personas a lugares incómodos en los que se pudieran sentir identificados con un psicópata para darse cuenta de lo horrible que es. Luego darse cuenta de lo horrible que somos.

En resumidas cuentas, hablar de asesinos seriales se ha convertido en un canal narrativo para expresar otras ideas. No es lo mismo si yo lanzo una opinión como “el uribismo es malo” a contar la historia de un asesino que narrativamente conduzca a hacer una crítica de lo mismo.

CT: Tras haber incursionado en los podcast, ¿tiene planes de seguir avanzando en el contenido multimedia como Youtube o quizá algún día verse en televisión?

SC: La única forma en que lo haría sería si alguien me propusiera un trato en el que yo haga los contenidos y esa persona se encargara de hacer el resto de las cosas. No tengo tiempo para la edición ni la musicalización de un video. Puedo hacer el podcast porque me ayudan con eso, mi única labor es escribir y narrar el guion.

CT: Usted demuestra tener un ávido gusto e interés por los libros y el cine. ¿Cuál cree que de estos dos lo ha influenciado más para ser quien es hoy?

SC: Yo creo que las películas, porque mi primera relación cultural fue con el cine que con los libros. Por ejemplo, el primer libro que yo leí fue “El Padrino” de Mario Puzo, y yo llegué a él gracias a la película. También incide el hecho de haber estudiado artes visuales con énfasis audiovisual. Mi primera formación, entonces, fue audiovisual e hice muchas cosas relacionadas a esto como películas y cortometrajes.

CT:¿ Qué significa Mario Mendoza en su vida?

SC: Yo estoy haciendo todo este camino por Mario Mendoza. Probablemente si él nunca hubiera escrito, yo no estaría escribiendo. Sin Mendoza no habría Camelo.

Cuando leí por primera vez uno de sus libros, Satanás, empecé a tener una necesidad fisiológica de escribir. Ganas de eso… así como cuando a uno le dan ganas de ir al baño, de tener sexo o de comer.

Hace unos años le escribí a Mario en su blog sobre esta necesidad, él me dijo: “escucha las voces”. Nombre que yo le daría a mi blog para publicar un relato llamado “Buenos días, Mr Hyde”, en el que crearía situaciones fuera de lo común en escenarios cotidianos. Ese escrito se lo mostré a Mario Mendoza, y él me hizo una retroalimentación positiva, y me dijo: “oiga, se le da muy bien escribir, no pare de escribir. Siga escribiendo, siga escribiendo”. Y eso para mí fue una motivación. ¡Mi ídolo literario me dijo que debía seguir escribiendo, pues voy a escribir!

CT: Como maestro en artes visuales ¿cuál de sus trabajos lo hace sentir orgulloso?

SC: Hay un proyecto de dibujo que hice en séptimo semestre en el que entablé relaciones de contacto con palestinos en Gaza, y lo que hice fue un diario dibujado de ellos. Quienes vieron ese trabajo se encontraron con una pared llena de relatos de palestinos que vivían el conflicto, pero contados por mí. Eso me empezó a despertar interés por el activismo alrededor de Palestina. Ese me gustó mucho por la razón social. Yo siempre he pensado que uno debe hacer y decir algo. Así como en el podcast.

CT: Su fascinación por la SGM, el conflicto entre Israel y Palestina, los asesinos seriales, las secuelas del narcotráfico y de la guerra en Colombia, hablan de una persona interesada a pleno por los conflictos y las relaciones humanas y sociales, ¿no ha pensado que debió haber estudiado alguna carrera más enfocada en la psicología?

SC: Sí, claro. Actualmente no lo pienso porque ya encontré mi norte. Pero durante mucho tiempo pensé que debí estudiar historia, ciencias políticas, sociología, antropología o psicología. Probablemente estudie alguna de esas cosas si me lo permite el tiempo en un futuro.

CT:¿ Por qué decidió especializarse en Escritura Creativa en Madrid, España?

SC: En esa búsqueda porser escritor la decisión partió de hacerme profesional en ese aspecto. Cuando decidí mirar precios acá en Colombia, me encontré con que eran ridículamente caros. Y me di cuenta que hacer un máster fuera del país, con matrícula y hospedaje incluido, me salía por lo mismo que hacerlo acá.

En la búsqueda por hacer mis estudios por fuera, empecé a mirar rankings y me di cuenta que, a nivel de literatura en español, las mejores están en México, Chile y España. En ese orden. Pero en los pensum de las universidades de los dos primeros países su enfoque es muy teórico, y yo quería algo práctico, algo creativo, cosa que solo me ofrecía Madrid.

CT: El descenso lo concibe como el despertar del ser humano y de sus instintos más ignominiosos, ¿usted ya despertó o estuvo cerca de despertar los suyos?

SC: Sí, escribir Descenso fue mi propio descenso. Fue imaginarme en los peores escenarios. Hubo un momento en el que mientras yo escribía el libro, a mí no me gustaba verme con la gente, no me relacionaba con mi novia de ese entonces, mis amigos se preocupaban por mí, y yo les decía que estaba muy metido en la novela y no podía pensar en otra cosa.

La primera novela de un autor siempre es la más personal. Entonces era imposible para mí separarme de cosas que pienso y llevarlas a lo otro.

CT: ¿Habría algo por lo que le gustaría que la gente lo recordara?

SC: Por mi obra. La razón por la que vivo y necesito vivir es porque siempre me ha aterrado el olvido. Siempre me ha aterrado el anonimato. Tiene que ver seguramente con mi condición histriónica. Odio el anonimato, no quiero pasar desapercibido.

| Nota del editor *

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